1) Itinerario desde Sorzano a Peña Moya
2) El piquito de Peña Moya desde los comienzos del recorrido
3) Ultimo tramo de la subida en el que, además de a mis acompañantes de excursión, se ve el conglomerado rocoso de la cima que permite llamarla “peña”.
4) Cortafuegos de descenso rápido.
5) Peña Bajenza
Si algún domingo en que pensabais ir al monte, cuando suena el despertador se os pegan las sábanas y no os levantáis hasta las diez, aún hay opción. Logroño está rodeado de buenos paseos montañeros con grandes “alicientes arquitectónicos”, así que no hay que desanimarse ni pensar que habéis echado la mañana a perder.
Podéis asearos tranquilamente, desayunar en plan domingo, poner en orden la casa y salir a eso de las once u once y media, que aún hay tiempo. Sólo se trata de llegar en coche a Sorzano (media horita desde Logroño) y aparcar en la zona alta del pueblo antes del desvío a la ermita de la procesión de las cien doncellas.
Desde allí se toma el camino que sube al Serradero dejando a mano izquierda un pabellón ganadero enorme y feísimo; se pasa también junto a un chalet nuevo rodeado con una valla metálica que tiene un aerogenerador en alto con una placa solar (se ve que no le han dado luz, así que será medio ilegal o ilegal entero); y se llega a las ruinas de un campo de fútbol que aún conserva en pie una portería oxidada (qué lugares tan desoladores tienen nuestros pueblos). Allí se bifurca el camino: de frente se sube al Serradero y por la izquierda se inicia el precioso recorrido que, tras atravesar tres vallas para el ganado, va hasta Castañares de las Cuevas por encima de las peñas del Iregua.
Para ir a Castañares y no tener que deshacer el camino hay que ir en dos coches a fin dejar uno allí para la vuelta antes de llegarse hasta Sorzano, así que como hemos ido con poco tiempo, lo que haremos es poner nuestra meta en la mitad del recorrido subiendo a Peña Moya, que es un piquito que queda a la izquierda del primer collado del camino y que aunque tiene muy poco de peña, está bien como objetivo y referencia de esta corta excursión pues desde su cima se divisa bien todo el recorrido y se tiene una preciosa vista de todo el valle del Iregua.
Con las fotos que pongo arriba y la vista aérea de la zona que nos regala google earth no hay pérdida posible. El itinerario también está en el libro Montes de la Rioja de Juanjo Hidalgo, pero se lía demasiado contando cosas innecesarias para un recorrido tan elemental y sus tiempos son para deportistas para ir con la lengua fuera. En vez de los cincuenta minutos que él pone, mejor hacerlo en una hora y diez minutos. Y si seguimos el descenso que él propone, bajando por el cortafuegos en vez de por el camino, pues añadir también diez o quince minutos más. Fijaros bien: empezando a subir a las 12, a las 2 ya podemos estar de vuelta en el coche por lo que si no hemos llevado la bota y un poco de chorizo para echar el aperitivo en la cima ¡aún nos queda tiempo para ir a la calle Laurel a tomar unos vinos antes de comer!
Y ahora vamos con las bellezas arquitectónicas. O mejor dicho con la única pero espectacular edificación que la naturaleza nos ha regalado en la entrada del valle del Iregua y que nos embelesa durante buena parte del recorrido: la peña Bajenza. La foto la hice desde el camino el pasado domingo (no hicimos la excursión a mediodía sino en las dos últimas horas de la tarde, y de ahí la luz maravillosa que tiene) y la cuelgo en Picasa para que os la podáis bajar y ponerla como fondo de escritorio (clickar aquí para descargarla a gran tamaño).
No os quiero amargar la contemplación pero… ¿os imagináis que llenen el monte de atrás con molinillos aerogeneradores como han hecho con el Codés o Sierra la Hez diciendo que es la energía sostenible, y la del futuro, y la del progreso, y la de la Copa de América y bla bla blá? Pues nada, guardad bien la foto por si algún día no muy lejano tengamos que hacer estas excursiones sobre cintas de gimnasio y fotos proyectadas por un ordenador.
(excursión hecha con Rosalía, Teresa y Elena en abril del 2007)