sábado, 16 de mayo de 2009

37. L’AGUILLE D’MIDI, Chamonix, Francia

.


El mirador más famoso del Montblanc es un lugar curioso y extraño que merece un comentario en este blog de montes que (como conviene recordar de vez en cuando) nació en mi blog de arquitectura. Me interesan las montañas en tanto que lugares y no necesaria o exclusivamente como escenario de hazañas deportivas. Y es que tanto como de aventuras deportivas, L’Aguille d’Midi es el lugar de una tremenda hazaña de la ingeniería, porque llevar hasta los escarpados 3.850 m un teleférico, tiene su aquel.

Descubrimos este lugar la primera vez que estuve en Chamonix, en el verano de 1979 y de aquella ocasión es la diapositiva que he puesto arriba. Era agosto pero la nieve estaba recién caída. Esta última semana santa, haciendo un alto en los días de esquí de Morzine, nos acercamos de nuevo a Chamonix y, claro está, como nos apetecía enseñar el mirador a nuestra hija Elena, subimos de nuevo en el teleférico. La única hazaña de nuestra historia es pagar los 40 euros del ticket por persona.

Pongo a continuación el dibujo de las instalaciones del funicular, de los ascensores horadados en el interior de la aguja y de los puentes exteriores para acceder a las diversas terrazas; y la foto que nos hizo Elena ante el mismo panorama que hace treinta años. Ante tanta intervención humana es un consuelo saber que hay algunos fondos de foto que nunca cambiarán.





La vista principal nos ofrece cuatro puntos de gran interés: a la izquierda abajo, la gran explanada que separa la Aguille de las grandes cumbres; a la izquierda arriba, el Mont Blanc de Tacul, una cima de 4.200 m. fácilmente accesible desde la Aguille. En medio, el collado Maldito cuyo nombre lo dice todo, porque es un paso bastante complicado para quien quiera ir al Mont Blanc desde la Aguille (la vía normal sube por otro lado). Y al fondo de la imagen, el domo siempre blanco del Mont Blanc

Navegando con Google Earth por estos pagos he recolectado algunas fotos muy bonitas en que podemos ver el escenario al revés, es decir, la Aguille desde la gran explanada, la Aguille desde las laderas del Mont Blanc de Tacul y la Aguille desde el Mont Blanc.







Es una manera de consolarse por no poder subir (gracias, alpinistas que colgáis fotos en google earth).

Aunque las cumbres sean lo más espectacular, la gran explanada blanca que se contempla desde la Aguille es también un punto muy atractivo. Descubrimos que había gente que subía con esquís y que se puede bajar por ella hasta el glaciar del Mar de Glace, y por caminos hasta el mismo Chamonix, y la verdad es que nos dio mucha envidia porque deportivamente eso sí que está aún a nuestro alcance. Esta es la foto de la gran explanada por la que comienza el larguísimo descenso:



Y este es el caminito por el que se baja para iniciarlo (ojito con irse hacia la izquierda...):



Puestos a mirar hacia el Este, las cimas de la Aguille Verte y Los grandes Jourasses presiden la escena:



Mi cámara digital no tiene un gran zoom, pero como la atmósfera estaba limpísima, conseguí captar al Cervino, al fondo de la imagen:



Poco antes de tomar el funicular para bajar, nos asomamos a la terraza más próxima a Chamonix y mirando las paredes de roca y hielo que dan al valle descubrimos un par de puntitos de rojos: ¡dos tíos escalando una pared de gran dificultad y justo delante de nuestras narices! Subo la fotografía con un poco más de resolución para que pinchando sobre ellas se pueda encontrarlos fácilmente.



Ya decía al comienzo de estas notas descriptivas que es un lugar extraño, y creo yo que es porque se experimentan en él un montón de sensaciones fuertes todas juntas: impotencia, vértigo, deseo, belleza, grandeza, invasión, etc., amén de una sensación física bastante notoria: la de la falta de oxígeno y el mareíllo que se siente cuando subes las escaleras de uno a otro mirador a paso normal.

sábado, 9 de mayo de 2009

36 LAGO DE LAS MINAS DE ORO, 1.506 m (6k 250+) Morzine, Francia.



Como decía en el último post sobre las estaciones de Morzine, cuando vamos a esquiar solemos casi siempre alternar los días de esquí con pequeños paseos por la nieve, en rincones, a poder ser, poco transitados. Es una forma de recuperar la tranquila comunión con la montaña sin necesidad de programar difíciles ascensiones que merecerían una atención mayor. El sistema que seguimos es el de comprar un mapa de la zona y guiarnos por la intuición. En nuestra estancia en Morzine seleccionamos una de esas carreteras que penetran en un valle y que no tiene salida, y el motivo que convertimos en objetivo fue un pequeño laguito llamado de las Minas de Oro situado a tan solo 1.390 m.

El comienzo de estas pequeñas excursiones invernales siempre está en el punto en que la carretera está cortada por la nieve y hay que dejar el coche. Como en esta ocasión era el mes de abril, llegamos hasta las últimas casas de la Mouillete a 1186 m. Este es el momento en que iniciamos el recorrido:



Y esta es la imagen del archivo KML sobre la foto con relieve del Google Earth en que se ve el recorrido que hicimos:



Una vez llegados al lago (1390 m) y como sólo llevábamos andando 45 minutos seguimos hacia arriba hasta completar por lo menos una hora de marcha.



Pero como había bastante nieve perdimos el camino y subimos por unas pendientes algo incómodas. Cuando dejamos el bosque atrás estábamos ya a 1506 m, y por delante se abría una suave subida hacia el Cold de Coux (1920 m) que debe ser una delicia para hacer esquí de travesía por su amplitud y lo suave de sus pendientes:



En la nieve primavera y con grandes espesores puedes encontrarte con zonas poco apelmazadas en las que puedes meter el pie hasta las ingles, así que parece recomendable usar esquís de montaña o raquetas. Como nosotros íbamos de paseo decidimos tirar para abajo, eso sí, por el camino bueno (véase la cantidad de nieve en el camino):



Junto al lago nos aposentamos en esta deliciosa cabaña donde hicimos un almuercillo y estuvimos leyendo al sol durante una hora.




Por si fueran pocas las bellezas de la mañana, el monte de enfrente nos regaló con el espectáculo de un alud que nos dejó impresionados. Lástima que para cuando puse la cámara en formato de video ya había pasado lo más fuerte, pero aún así se ve algo:



Y para terminar el reportaje, una foto desde la zona del lago hacia el valle por el que habíamos venido y por el que teníamos que bajar:



Excursión/paseo realizado el 15 de abril del 2009 con Rosalía y Elena.
Total de la subida: 3 kms, 250 m. de desnivel, 1 hora.

viernes, 1 de mayo de 2009

35 MORZINE AVORIAZ LES GETS, esquí en Alpes SS 2009




Hace unos años las estaciones de esquí de los Alpes nos parecían algo remoto y casi inalcanzable, pero gracias a los vuelos baratos y a los ánimos que de vez en cuando da algún ministro de industria patriota diciendo que para combatir la crisis mejor “que esquiemos en España y que no vayamos a los Alpes”, creo que dentro de poco vamos a conocerlas mucho mejor que las más cercanas.

Esquiar en los Alpes es un lujazo y no por el precio, que es poco más o menos como aquí, sino por la cantidad de recorridos que ofrece cada estación y la calidad de la nieve.
Como el aeropuerto con más vuelos baratos es Ginebra y el centro de esquí más cercano y conocido es Morzine, para allí que nos fuimos esta semana santa del 2009. Caía a mitad de abril pero como en este invierno había nevado mucho no había ningún problema de esquí siempre y cuando no se le hagan ascos a la nieve primavera.. Morzine está a tan sólo 1.000 metros de altitud y como veremos en las fotos que aquí traigo ¡pudimos bajar esquiando hasta el mismo pueblo!
Para abrir boca pongo arriba (cortado en dos partes, pues no me cabe de una vez en el scanner) el gran plano-esquema de la zona esquiable de Portes du Soleil que agrupa nada menos que 12 estaciones de esquí, 7 francesas y 5 suizas. Tanto remonte, tanta pista y tanto nombre, abruma un poco al novato, pero como nuestra intención no era comernos toda la nieve sino pasar unos días tranquilos, exploramos tan sólo Avoriaz, Les Crosets y Les Gets.

La curiosidad nos llevó en primer lugar a Avoriaz, pues su emplazamiento a 1.700 mts encima de un tremendo acantilado había despertado mi interés en el reconocimiento previo que hice de la zona con google earth. Cogimos el forfait y el primer telesilla en el aparcamiento de Le Prodains y en cuanto divisamos el núcleo residencial de Avoriaz le hice unas cuantas fotos. Es un poblado caótico de edificios de apartamentos a cual más abigarrado y forrados de madera en el que no hay coches y todo se mueve con esquís, trineos y remontes.




No me hago la idea de meterme en un sitio así y más si está tan atiborrado de ingleses, como parecía ser el caso, pero en fin, hay gustos para todo.

Lo segundo que yo buscaba era la vista de los Dents du Midi, que también había descubierto en una foto publicitaria de la estación. Subimos por tanto a Chavanette y desde su collado pudimos contemplar esas magníficas rocas y hacer esta foto:



Allí mismo está la frontera con Suiza y comienza la estación de Les Crosets, pero el acceso directo tiene su miga porque es a través de una larguísima y pendiente pista negra llena por completo de bañeras que llaman “el muro suizo”. Como aún estábamos algo fríos para meternos en aventuras preferimos acceder por la vecina pista de Cuboré (que no es negra pero que también es toda de bañeras) y el Pointe de Mossette. En la estación de Les Crosets pudimos ver la última extravagancia que han inventado para entretener a los esquiadores más osados: una piscina alargada de poco fondo en la que los esquiadores pueden probar el esquí acuático después de descender por la nieve. Los más probaban el agua, así que, o tenían otra vestimenta a mano o ya me dirás como acababan el día. Me pareció tan peregrino el invento que no hice foto, pero a cambio si hice una panorámica de la estación en la que se puede ver al fondo y a la izquierda el denominado Muro suizo:



La última foto que pongo de ese primer día es la del descenso desde Avoriaz hacia el coche para mostrar su tremendo acantilado y los no menos tremendos bloques de apartamentos que surgen de su cima.



Rara vez esquiamos dos días seguidos, así que en los días intermedios hubo paseos y excursiones montañeras, pero eso lo contaré en otras entradas. El siguiente día de esquí fue para explorar la zona de les Gets que es bastante más baja que Avoriaz pero que tenía tanta o más nieve, y una amplitud, enlaces y perspectivas que no me imaginaba. Una vez que alcanzamos el cumbrero que separa Morzine de Les Gets, que solo tiene1505 m. de altura bajamos a les Gets e hice esta foto:



Luego subimos a La Rosta y nos llevamos la sorpresa que desde allí se divisa todo el macizo del Montblanc. Había neblina y nubes al fondo pero ya se imagina uno la grandeza de la perspectiva con esta foto:



Pasamos el día esquiando en las largas pistas de Le Ranfolly y en el valle de Chamoisserie que corresponde al famoso puerto del tour de “La Joux Plane” (recuerdo a Pepe Garrido que seguro que también lo habrá subido en bici).



Y finalmente bajamos esquiando hasta el mismísimo Morzine (1000 metros) por la única pista que tenían aún habilitada. Todo un lujo:



El tercer día de esquí volvimos a subir a Avoriaz con la intención de llegarnos hasta Chatel pero nos pilló una tormenta de nieve de las que asustan. Sobre todo porque... justo cuando llegamos a sitio seguro ¡se le rompió la bota a Rosalía! Si le llega a pasar en medio del temporal hubiéramos tenido que pedir socorro a las motos y no hubiera sido fácil dar con ellas en medio de la ventisca. No pudimos bajar esquiando hasta el coche y tuvimos que coger el funicular del acantilado pero ahí estamos la mar de contentos y sonrientes (una vez seguros), remozándonos de nieve en plena semana de pascua.