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lunes, 17 de noviembre de 2014

171. KAYAK POR EL EBRO EN LOGROÑO (4,75k)





No estaba previsto que hubiera reportaje gráfico de mi bautizo con kayak en el Ebro pero quiso la casualidad que el domingo día 9 de noviembre a las 11 de la mañana estuviera mi hermano Ricardo de paseo por allí y me hiciera una foto  y dos pequeños vídeos de mi primera toma de contacto con el agua. Lo venía deseando desde hace años pero por hache o por be nunca había encontrado la oportunidad.

Todo fue que en un reciente acto cultural me senté al lado de Carlos Alvarez y hablando de todo un poco me contó que se había aficionado al kayak. Semana y media después me presentaba en el Club Mansilla de Piragüismo (pag facebook aquí) sito en las traseras del Adarraga y la buena gente que lo lleva me recibía con los brazos abiertos, me dejaban kayak y remo, y me decían: tú échate al agua y si te aficionas ya te harás socio. Así da gusto.


Como eso de remar tiene su técnica, antes de empezar, Carlitos Alvarez me dio una pequeña lección de la posición de brazos, aunque la lección que yo más valoré es la de meterse en el río sin caerse al agua.



Una vez en el río vendrían otro tipo de explicaciones más sutiles sobre como encarar las corrientes o dejarse llevar por ellas, pero lo importante era estar ya en el agua y como decía mi maestro, sentirse especial.

Como en internet está todo y el amigo Chebaca siempre llega antes, descubro ahora en su blog que el club de piragüismo Mansilla suele hacer día de puertas abiertas para fomentar la afición y que de haberlo sabido podía haber empezado mucho antes. Pero nunca es tarde si la dicha es buena, y a fe que puedo asegurar que me sentí tan dichoso en mi debut que al fin de semana siguiente he repetido el mismo itinerario pero ya sin mi mentor (que tenía otros compromisos).


Consiste éste en subir hasta la presa de la Guillerma evitando al final la fuerte corriente que se origina en la salida de las turbinas de dicha presa, y bajar hasta la siguiente represa más abajo del puente de piedra dando la vuelta a la pequeña isla, lo que totalizan 4,75 kms según la medición en google earth.

De la segunda lección se encargó Miguel Angel, a quien le estoy igualmente agradecido por sus buenos consejos sobre la forma de remar y sobre los lugares por donde hay que ir.

Pena que lleguen ahora los fríos meses de invierno, pero como con el cereal de ciclo largo, la semilla ya está puesta.


viernes, 18 de julio de 2014

160. RAW INDOOR, EL ROCÓDROMO DE JOSÉ. LOGROÑO, Polígono de la Portalada



De la ciudad nos fuimos al monte para hacer montañismo sin saber que también en la ciudad se puede hacer monte o, al menos..., un simulacro. Las paredes del rocódromo RAW INDOOR de Logroño tienen dibujados unos picos de lo más ingenuo y gracioso, pero no va por ahí la semejanza je je. La experiencia de Toix (v Montes 154) pedía algún tipo de continuidad con esa forma de practicar la montaña agarrándose a ella con uñas y dientes, y al final hemos acabado por probar lo del rocódromo, una disciplina más bien gimnástica que desarrolla habilidades, pasos, músculos y formas de equilibrio que nunca hubiéramos imaginado. Y la verdad es que, por lo menos a mí, ya me ha enganchado. A Rosalía me costó un poco más convencerla llevarla (y eso que Teresa también empujaba desde lejos), pero el viernes 11 de julio accedió al fin y ahí la veis andando por la vertical de una pared sujeta a esas pequeñas presas como si cualquier cosa.


Los rocódromos no son nuevos pero nunca nos habían llamado la atención. Me da que la escalada ha sido durante mucho tiempo una especie de límite que muchos aficionados al monte hemos preferido no traspasar porque detrás de ese raya empezaban ciertas truculencias, por un lado, o cierta épica, por el otro, y que tanto unas como otras preferíamos dejarlas al margen de la belleza y tranquilidad que buscábamos en la montaña. Pero bien mirado, ninguna montaña es tranquila. Toda salida a la montaña es una pequeña aventura de incursión en la naturaleza que lo mismo te embelesa que te sorprende. Bien pensado, la naturaleza que te descubren los rocódromos no es la de las montañas sino la de uno mismo, la de las posibilidades de tu propio cuerpo. Ahora bien, para eso no es suficiente el rocódromo: se necesita también de un buen guía. Y a fe que Jose lo es. Sólo verle gatear por las presas del RAW INDOOR como una araña o una lagartija ya te entran ganas de imitarle, pero si aparte de eso, luego, cuando habla contigo o te asegura, te transmite a la vez una especie de calma y sosiego que nada tiene que ver con las hazañas deportivas al uso, el resultado no puede ser más gratificante y desmitificador.


Desde que he empezado a ir a su rocódromo, Jose no para de decirme que tenemos que ir a las rocas de verdad, a las paredes de Estella por ejemplo, que dice que están muy bien y son fáciles, pero yo no tengo muchas prisas porque rocas vemos cada domingo en cualquier salida montañera. Otra cosa sería mezclar lo de las caminatas por el monte con alguna zona en que haya que gatear, como nos pasó en el arranque del último tramo del Vignemale (v MONTES 41). No creo que nunca lo hagamos (o busquemos hacerlo) porque cuando llegamos a un tramo de dificultad en roca, suelo estar tan cansado de andar y subir, que nunca tengo ganas de complicaciones. De todos modos, si esto del rocódromo nos hace perderle miedo a esos pasos y acercarnos a la montaña (o a la naturaleza de nuestros propios cuerpos) sin salir de la ciudad, bienvenida la experiencia a este mismo blog.




domingo, 23 de octubre de 2011

78. UN PASEO POR EL CORTIJO. (6k 100+) Logroño, La Rioja

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En los últimos años en que mi padre aún andaba, solía yo programar paseos con él para las tardes del domingo por los alrededores de Logroño, y uno de los más le gustó fue el que hicimos hasta la presa de El Cortijo, lugar que el tenía grabado en la memoria desde sus viajes en tren a Tudela siendo niño, allá por el año 1926. Hicimos este paseo un mes de marzo de 1997, cuando el tren seguía pasando por encima de la presa. Pocos años después la gran curva que daba siguiendo las líneas de nivel fue acortado gracias a un túnel, pero en aquella ocasión mi padre y yo pudimos aún ver pasar un tren por allí, lleno... de coches (!). En la siguiente foto se ve el vagón de cola desapareciendo por la vía.


Bueno pues..., tras los grandes descubrimientos geográficos de este verano, contados en los post anteriores (y algún otro que aún vendrá), y puesto que no parece que mi compa y yo estemos para muchas aventuras montañeras, volvemos este otoño a los sencillos paseos alrededor de Logroño (o de donde estemos), y el primero que hemos hecho ha sido precisamente el de la Presa de el Cortijo, bien es verdad que algo ampliado a como lo hice con mi padre.

En primer lugar subimos a ese pequeño y espectacular cerro que se alza sobre el meandro del Ebro en Assa Lanciego, pues su silueta es tentadora donde las haya y el camino no puede ser más claro.


Desconozco si tiene nombre, y como en el 1/25.000 no dice nada, nos quedamos con las ganas de saberlo (veo tiempo después en las fotos de panoramio que hay quien lo llama EL PUNTAL). Las panorámicas son 360º, y para no abrumar, pongo solo una, la tomada sobre la curva de El Cortijo:


Y aunque la ascensión solo cuesta 20 minutos desde el pueblo, pongo otra foto del sendero en el momento del descenso para mostrar que casi tiene verdadero aspecto montañero.


Toca poner ya el recorrido que hicimos, marcado sobre la foto aérea de Google Earth, para explicar la novedad de hacerlo por "la vía verde" (ay) que han hecho sobre la gran curva del antiguo trazado del tren, la llegada hasta el nuevo desvío del ferrocarril, el paso junto a la presa y el retorno al pueblo bajo el tunel de la vía, fácil de ver siguiendo las flechas amarillas:


Y ahora explicar que el "ay" del párrafo anterior lo he soltado porque en los carteles de propaganda lo llaman indistintamente "vía verde" o "camino natural"... ay ay ay ¿camino natural el trazado de un tren? joder, si más artificial imposible, y... ¿vía verde? Pues mirad mirad, ¡asfaltada y todo! y con vallas de madera y hasta de alambre para no caernos por el terraplén por si derrapamos en la curva.



Qué brutos. Qué mal gusto. Qué ganas de gastar el dinero. Qué desastre. Y por si fuera poco solo hay conexiones a la nueva "vía verde", o mejor llamémosla gris, al principio y al final, como en una autopista. Seguro que el diseño es de algún ingeniero de caminos o de algún arquitecto con complejos.

El tren no pasa por la presa, pero el camino de abajo sigue en su sitio y el túnel que pasaba bajo la vía también. Eso nos consoló...



... y el recuerdo del paseo con mi padre, y la temperatura aún veraniega de este otoño, y lo saludable de una vuelta de domingo por la tarde que no llegó a las 2 horas, y la cervecita que nos tomamos para compensar los sudores (y los horrores...) en la terraza del el Bar Siete Valles situado en pleno centro de El Cortijo.

Paseo realizado el domingo 16 de octubre del 2011.
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