martes, 10 de julio de 2012

INDICE DE MONTES DEL 51 AL 100


51. UN PASEO DESDE BAGERGUE. Valle de Arán























73. ASCENSION DE LAS RUEDAS A LAS ANTENAS. Ocón



























lunes, 9 de julio de 2012

100. MESA CEBOLLERA, 2.160 m (13k 750+). Ermita Lomos de Orios




Teníamos que celebrar el número 100 de Montes y Arquitectura con una cumbre brillante y creo que lo hemos conseguido. Como sabéis, el tradicional bocadillo de mejillones es nuestro almuerzo favorito en las cimas, y como Carlos Muntión nos dijo que en la cumbre de la Mesa de Cebollera alguien había hincado un mejillón de chapa a modo de buzón o de monumento conmemorativo, ningún lugar mejor para celebrarlo: Mesa de Cebollera o... ¿Pico del Mejillón?.  Además, si mal no recuerdo, la Mesa de Cebollera es uno de los pocos montes que he contado aquí (n 59) a los que he ido sin hacer cima. Así que había que desquitarse. Y más, estando ya en caliente después del fin de semana pasado en el Pirineo.

El esquema de la subida es el mismo que conté en el post 59, pero hubo sorpresas y detalles fundamentales para quien quiera seguir nuestros pasos. Lo primero de todo es la decepción y tristeza al ver la ermita de Lomos de Orio, punto de partida (1.422 m), fregada al chorro de arena o de agua y con el color cambiado. Madre mía, qué de males ha hecho el euro fácil en este país. Qué pena da verla. Menos mal que no han chorreado la escalera ni su muro y que en Montes y Arquitectura lo que hacemos es dejar la obra de los arquitectos atrás para adentrarnos y admirar la arquitectura de las montañas.


Eran las nueve de la mañana del domingo 8 de julio del 2012 y ya apretaba el sol. Empezamos a andar por la pista que sube a Hoyo Mayor. Mirad qué cartelazo para decir que la pista no es carretera regional. Sin embargo, ni un cartelito para decir que ese es el glorioso camino a la Mesa de Cebollera.


Ni que el cortafuegos por donde se empieza está a unos quinientos metros, y que el acceso al mismo es bien evidente y que no hay que ponerse nerviosos si no lo encontramos en el primer lomo del camino. Una vez instalados en él, nos percatamos de lo largo que es...


... pero nos alegramos de que a las nueve de la mañana de comienzos de julio, aún es posible subirlo por la sombra que arrojan los pinos en su lado izquierdo. Menudo alivio.


Llegando al final observo una variante fundamental con respecto a mi excursión con esquís de hace treinta años: la parte superior del cortafuegos está sin limpiar y repoblada de pinos jóvenes.


No sé muy bien a qué política forestal obedece pero siempre fastidia tener que andar entre la maleza. Justo al llegar a ese pinar joven metido en la parte final del cortafuegos nos cruzamos con dos tipos mucho más madrugadores que ya bajaban y que nos ayudaron a encontrar un sendero marcado por cahires que va por entre los pinos evitando los habituales rasponazos. Benditos cahires y miles de gracias a quienes los hayan puesto. La gloriosa administración Autonómica se gasta los dineros en carteles estúpidos pero los grandes aficionados a la montaña aún saben marcar bien los senderos. Qué alegría, qué alegría. Así que la siguiente foto se la hago a uno de esos cahires, y a la vista que desde la parte superior de ese pinarcillo salvaje se abre sobre Villoslada:


Y por si fuera poca la alegría, girando unos pocos grados a la izquierda, mirad que vista tan magnífica: el San Lorenzo al fondo a la izquierda y delante, a la derecha, la mole pedregosa del Cabezo del Santo (al que hace mucho subimos con las hijas pequeñas y cuya ascensión tengo que contar aquí):


Más sorpresas y alegrías: el sendero continúa hacia arriba bien provisto de cahires pero el terreno se hace totalmente ¡pirenáico! Ambiente de gran montaña, sí señor...


... que nos lleva hasta la cima de CUEVA GRANDE, marcada con otro montón de piedras y un palo.


Desde ahí todo es pasear plácidamente hasta la cumbre de Cebollera, allí al fondo a la izquierda. Aunque vale la pena recordar aquí el fracaso de la excursión 59, es decir, que si sopla viento del norte, o sea, de derecha a izquierda, en esa zona no hay quien pare, y que por si alguien no se había enterado, "no todo el monte es orégano".

Por suerte, el 8 de julio del 2012 soplaba tan sólo una suave brisa de Sur y hasta alguna nubecilla nos alivió del duro solazo por lo que el paseo hasta la cumbre fue una auténtica maravilla:


Como maravilla es la misma cumbre rocosa, con un risco suelto en forma de mesa que posiblemente sea la razón de su nombre.


Aunque también pudiera serlo el seco corte vertical que muestra hacia los valles por los que discurre la carretera entre Logroño y Soria, es decir, el célebre paso de Piqueras:


Sea como fuere, una cima muy bonita que esperemos no limpie ningún arquitecto restaurador con chorro de arena o de agua.  Por suerte también, el vértice geodésico está un poco más adentro, y a sus pies, como hemos visto en la foto de apertura, está su famoso "mejillón" y una mesita colocada por la SD Sherpa en la cual posé la cámara para hacernos la tradicional foto con el automático: ¡OTRO EXITO! nos decimos dándonos la mano los miembros de la expedición, tras dos horas y media de ascensión, 6,5 km de recorrido y 738 mts de desnivel.


Mirando hacia el Oeste la cima se pierde en la inmensidad, con las pequeñas cotas del "Chopera" (que de chopos nada) o del mismo Cebollera (que de cebollas tampoco). Y más allá aún, el Santosonario y el Castillo de Vinuesa completando ese precioso arco de montañas por encima de los dos mil metros que separa La Rioja de Soria. 


En los cincuenta minutos que disfrutamos en la cima (bocadillos de mejillones, botellita de vino y cigarrito incluido) pasaron dos parejas de montañeros que apenas pararon y que siguieron hacia estas dos cimas para completar el circuito que proponía SENDERIOJA y que enlacé en la entrada 59. Pero nosotros preferimos bajar por el mismo sitio que habíamos subido y así disfrutar de nuevo de esa zona rocosa de Cueva Grande que tanto carácter le da a esta ascensión. Y si no me creéis mirad estas tres fotos de su travesía en el descenso:




Tanto para atravesar esta zona como para conducirse por el pinar salvaje de abajo, una vez más damos las gracias a todos los constructores de cahires que nunca hubiéramos imaginado tan buenos en nuestra región.

Y llegados al cortafuegos a las dos de la tarde, otra sorpresa muy agradable: que teníamos sombra por el lado opuesto al que habíamos subido, y que el piso en este lado es incluso más agradable que en aquel.


El trayecto de descenso desde la cima hasta la ermita nos costó dos horas justas y eso que Rosalía bajó con un poco de dolor de rodilla que si no, se puede hacer incluso en menos. El GPS recogió hasta la separación de subida y bajada por ambos lados del cortafuegos:


Y para celebrar el MontesyArquitectura número 100, mencionaré también otra actividad clásica en nuestras excursiones: la gran cerveza que nos tomamos al llegar al primer pueblo. Y como en este caso fue en el bellísimo Villoslada y desde lejos no se ven las chapuzas restauradoras de los arquitectos modernos, pues venga también una foto...


... ejem, una foto con truco, porque como cabe suponer por el formato, he tenido que cortarla por abajo para que no se vean unos horribles "juegos infantiles" que han colocado junto al puente y que hacen añicos la perspectiva. Ayyyyy....,  dame Montes y quita Arquitectura (arquitecturas de arquitectos, claro).


jueves, 5 de julio de 2012

99. COLLADO MESA/PETRECHEMA, 1920 m (8k 570+). Refugio de Linza



Esta ascensión tuvo más que ver con un paseo o una improvisación que con una excursión propiamente dicha, pero como nos dejó muy buen sabor de boca, pues me apetece poner aquí un recuerdo de la misma.

El caso es que después de subir el sábado 30 de junio del 2012 al Bisaurín, teníamos todo el domingo por delante para hacer turisteo, y como una vez puestos lo que tira es la montaña, visto Ansó a primera hora, seguimos hasta el refugio de Linza (1.350 m), y como eran las doce, hacía fresquito y teníamos ganas de soltar las piernas, pues nos pusimos las botas y tiramos hacia arriba.


No llevábamos ni plano y las nubes iban bajando según avanzaba el día, así que, tan sólo por ver el panorama nos dijimos de subir durante una hora por el camino que va a la Mesa de los Tres Reyes.

En cuanto ganamos un poco de altura yo miraba más hacia atrás que adelante porque quería ver la silueta de  la Peña Ezkaurre, una imponente mole rocosa que nos había llamado la atención al subir por el valle de Ansó y a la que seguramente subiremos algún día.


Y enseguida apareció:


Tocaba mirar ahora hacia delante y lo que se ofrecía era un bellísimo valle asimétrico, verde por nuestro lado y rocoso por el de enfrente en cuyo fondo apareció un pequeño bosquecillo.



Metidos en harina y por ponernos una meta, preguntamos a los que bajaban que a cuánto quedaba el punto donde se bifurca el sendero para ir a la Mesa (izquierda) y al Petrechema (de frente) y como la media de lo que nos decían era de una hora y media o así, fuimos estirando en paseo.

A la altura del refugio de chapa del Petrechema, me pareció ver su cumbre, o eso digo ahora al ver la foto y haber visto el recorrido en google earth, porque allí sólo nos fijábamos en el piquito de la izquierda por donde nos decían que estaba el palo que indicaba la bifurcación.


A otras chicas viejas a las que preguntamos si faltaba mucho nos contestaron que quedaban varias cuestas muy exigentes y que íbamos a tener que hacer piernas, a lo que Rosalía les contestó con mucha gracia que... "ya las teníamos hechas" ji ji ji.


Otro que bajaba nos dijo que venía de la Mesa pero como si no hubiera estado porque no se veía nada y había tenido que guiarse con el GPS. Además, a partir del collado, nos dijo, hace un viento del carajo.


En algún momento dudamos de darnos la vuelta, sobre todo cuando empezó a llover y las manos se nos empezaron a quedar heladas, pero una vez que nos habíamos puesto una meta... cualquiera para a mi colega. Así que hasta el palo de la bifurcación en donde el altímetro marcaba nada menos que 1920 mts, es decir que habíamos subido casi 600 metros en la hora y media que nos habían dicho.


Foto en el poste con el sendero al Petrechema detrás y a disfrutar del regreso, que para un paseo improvisado ya había sido bastante.

Y como la jornada anterior en el Bisaurín había sido de contacto con los bichitos y nos faltaban los más abundantes en la zona, pues allí que nos topamos con ellos y nos hicimos otra foto:


Muy bonito paraje pues, y muchas ganas de volver a recorrerlo, bien hasta el Petrechema o hasta la Mesa, en un día más soleado, claro.


martes, 3 de julio de 2012

98. EL BISAURIN, 2.670 m (10k 1.130+). Refugio de Lizarra



En los días claros de invierno se ve desde La Rioja la línea blanca de los Pirineos occidentales y poco a poco vamos adivinando sus nombres y visitando sus cumbres: de izquierda a derecha, el primero que se asoma es el Ori, el primer dos mil de la cadena, al que subimos hace mucho tiempo, pero como fue en la niebla, apenas tengo fotos y no he contado aún la ascensión. Luego vemos el Anie, primer pico por encima de los dos mil quinientos que también está aquí contado y la Mesa de los Tres Reyes, que es un poco más baja pero que parece más alta por estar delante. Sin embargo, la montaña que más llama la atención es esa cumbre de la derecha que se eleva sobre todas las demás, el Bisaurin, con 2.670 metros. Lógicamente teníamos muchas ganas de subir a ella y tras una temporada sin ir al Pirineo, hemos realizado al fin nuestro sueño.


Nuestra ascensión, por lo tanto, tiene más de sueño que de historia, porque a nada que pongamos en internet "subida al Bisaurín" salen cientos de relatos similares. Y es que en lo relativo al itinerario no hay monte más sencillo: se sale del refugio de Lizarra a 1540 metros. Se sube por un sendero muy marcado hasta el collado Foratón a unos 2000 metros. Y de ahí se enfila recto hacia la cumbre ascendiendo otros 670 metros. Lo importante entonces de esta historia son los detalles.

Y el primero de ellos es la "infraestructura". Yo no desdeño los refugios pero... sacrificarse a dormir en aquellos a los que se puede llegar con coche y no tienen habitaciones individuales... no tiene mucho sentido, así que nuestra opción fue una magnífica Casa Rural Tejedor en Aragües del Puerto regentada por el amable Eloy. Pongo la foto y el enlace a la web de casa por si además del sendero os apetece seguirnos en este primer paso.


Segundo detalle: la hora de salida. Como a mí me gusta ponerme a andar con la primera luz del día, y a 30 de junio eso es a las seis de la mañana, lo previsto fue salir de Aragües a las seis menos veinte y estar en el refugio de Lizarra a las seis en punto. La foto miente un poco porque la luz es bastante menor de lo que da el fotómetro automático.


Además del refugio y de la cima del Bisaurín al fondo, observamos el tercer detalle fundamental de la excursión: la presencia en el equipo de María Belmonte, que ya salió en este blog cuando subimos hace dos años al Moncayo.

A los veinte minutos de ponernos en marcha, se pasa por la Fuenfría donde Rosalía entró a coger agua porque le hacía mucha ilusión llevarla bien fresquita y del lugar. La foto está algo borrosa por la falta de luz, pero vale la pena como indicación.


Ser los primeros en el sendero subiendo al collado Foratón nos depara sorpresas inesperadas. La primera fue ver correr a una manada de jabalíes. La segunda se la debemos a la sensibilidad de María con  los animalillos salvajes: justo al lado del sendero descubrió a una liebre que todavía no se había despertado del todo. Yo pasé a su lado sin darme cuenta, y seguro que la mayoría haríamos lo mismo:


Pero ampliad la imagen picando en ella y fijaros en el centro de la misma, o si no, esperad a esta otra foto que le hice con el superteleobjetivo de mi nueva cámara. Qué belleza.


No habían pasado ni cinco minutos cuando el que avisé fui yo: mirad ahí arriba, que esos sí que están despiertos y vigilándonos. Sarrios!!


No todo eran bellezas de la naturaleza camino de Foratón. También nos fijamos que los cahires estaban hechos con la gracia de pequeñas esculturas.


Y por si aún faltara algún detalle bonito, ahí llegan los primeros rayos del sol sobre las lomas verdes que vamos a dejar a nuestra izquierda...


... justo al llegar al collado (1 hora y 20 minutos nosotros) y avistar el camino directo hacia la cumbre:


Es el momento de echar un trago de agua y de contemplar hacia el valle que baja al refugio de Gabardito (también en este blog con motivo de un paseo invernal con raquetas) el Pico de Aguerri. Sólo de pensar en que en muy poco tiempo vamos a verlo desde arriba, da como yuyu.


Pero así es, porque en la segunda parte de la ascensión al Bisaurín no se para de ascender metro a metro sin descanso alguno. Primero por un terreno herboso...


Y enseguida, por un duro canchal de piedra suelta que nos despistó un poco:


Como se ve en esta bellísima imagen tomada desde arriba, nosotros nos tiramos hacia la derecha del canchal, con lo que perdimos el camino. Lo propio es irse hacia la izquierda, donde el zigzagueo del sendero hace más llevadera la pisada. Claro que, cuando miras hacia arriba ya me dirás cómo adivinar por donde va:


Bueno, pues eso. Recordad este detalle, por la izquierda, y no por esa pequeña canal rocosa que me atraía a mí. Pasado este mal trago, se sale ya a la larga línea de la cumbre y se disfruta de una llegada a la cima verdaderamente magnífica.


Un esbelto cahír-escultura la señala ahora en sustitución de un poste de hormigón que había antes y que según parece fue derribado por una tempestad. Mucho mejor así.

Eran las nueve y diez de la mañana, es decir, que habíamos hecho la subida en poco más de tres horas. El aire estaba frío, por lo que nos abrigamos y nos pusimos a contemplar. En primer plano el castillo de Acherito y detrás, empezando por la izquierda, el Petrechema. Al fondo de la imagen el Anie, y delante, un poco a la derecha, la Mesa de los Tres Reyes avanzando hacia el circo de Lescún


Justo a la derecha de los lomos ferrosos del Acherito, al fondo del valle vemos serpentear un riachuelo por una verde pradera que en la foto me ha salido algo oscuro: es el paraje de Aguas Tuertas, donde nace el Aragón-Subordán que tallará más adelante las gargantas de la Selva de Oza.


Más a la derecha, y ya a contraluz, vemos la mágica silueta del Midi de Ossau, mientras que al fondo del todo a la derecha, aparece el tres mil más occidental del Pirineo, el Balaitús.


Finalmente, mirando hacia el Este y contra el sol tenemos delante el macizo del Aspe, y más al fondo, la Peña Telera a la izquierda, y el Collarada a la derecha:


Aunque se nos va la vista a todas partes y perdemos el sentido del tiempo, no nos olvidamos de nuestro bocadillo de mejillones y la botellita de vino. Nada más sacarlos llega Mariano Jesús, un solitario zaragozano que nos viene de perillas para hacernos la foto de equipo junto al cahir de la cima:


A cambio, queda también él inmortalizado en este blog:


Concentrados en el bocata y en el delicioso queso de Zamora a que nos invitó Mariano, se nos va llenando la cima de invitados, y para cuando hemos dado con todas las viandas aquello parece una fiesta:


Por si no hubiera motivos suficientes para el asombro, el tipo de la camiseta verde, que era de Corberá, nos dijo haber subido corriendo en 50 minutos (!!!!), y que ahora se bajaba hasta Aguas Tuertas donde finalmente lo recogerían. Angelito...


A pesar del calor humano y de la buena compañía, a María le empezaron a doler la manos de frío y nosotros también nos pusimos en movimiento pero por donde habíamos subido. Así podríamos recrearnos en el pedregal de antes, y en sus fuertes pendientes...,


... o en las amplias praderas de más abajo y en un tipo de animalitos mucho más familiares en nuestras excursiones:


Las chicas bajaron tranquilitas y tardamos casi dos horas y media en el descenso. Salimos de la cumbre a las diez y llegamos al refugio a las doce treinta.

Solo queda por contar que en el equipo también figuraba Javier, que aunque no subió con nosotros al Bisaurín, se leyó enterito el VIAJE A LA MONTAÑA DEL TIBET junto a la ventana del salón de la Casa Tejedor, y también nos lo cuenta en su blog.