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jueves, 1 de marzo de 2012

88. LA ATALAYA, 1.514 m. (11,5k 375+) Hornillos. La Rioja.



Como el chico que nos encontramos en la cima de Peña Isasa nos dijo que uno de sus montes favoritos de La Rioja era La Atalaya, me quedé desde entonces con la copla, y justo el pasado domingo le pusimos letra. Y qué bonito resultó.

En la Guía de Montes de La Rioja de Juanjo Hidalgo proponen subir desde la ermita de Santa Ana, pero que yo sepa la pista no está asfaltada, y para quienes nos acercamos al monte con coche y en invierno, no me ofrecía mucha seguridad. Además, el recorrido es de ida y vuelta, y algo soso. Oteando el panorama con Google Earth parece mucho más bonito llegarse hasta Hornillos (1.140 m.) por la carretera asfaltada, subir directamente a la cumbre, y luego, cumbrear hasta el refugio de Nido Cuervo para acabar la excursión bajando por la pista. Pues bien, eso fue lo que hicimos y lo que aquí cuento. Y en rojo, la línea que me dibujó el GPS:


Dejamos el coche en la última curva antes de llegar al Hornillos y nos dirigimos hacia el depósito de agua del pueblo. Justo allí se cruza la pista que va a Nido Cuervo y se coge un sendero poco marcado a media ladera que hace muy cómoda la ascensión.



Aunque el sendero no está muy marcado, da exactamente igual porque la ascensión a este monte es tan abierta, cómoda y limpia que da gusto andar por allí. Te sientes como uno más de los caballos que tranquilamente pastan a sus anchas.



Puede que haya a quien esto le parezca poco montañero, pero yo disfruto tanto o más en un lugar así que en un sendero escabroso. La línea suave de la ascensión nos lleva hacia la izquierda de la cumbre, y cuando se gana el lomo se empieza a entender la gracia de este monte: la impresionantes vistas que tiene sobre todos los Cameros, los montes del valle del Jubera y Monte Real. La subida hacia la cima es igual de suave y amplia, solo que ahora podemos llenarnos la vista de montes mirando bien hacia el Norte o hacia el Sur sin obstáculo alguno.


La formación de rocas de la cima tiene su gracia, y si encima acumulan nieve, aún más.


Llegamos al vértice geodésico exactamente en 1 hora y 5 minutos. Son 2,5 kms y 335 mts de desnivel. O sea, un paseo delicioso. Y aquí la feliz foto en la cima de los tres excursionistas hecha con el automático:


La amplitud de la ladera norte es tan extraordinaria que no me privo de poner su foto, aunque como es natural, no da la sensación de escala y grandeza que se siente allí:


La segunda parte de la excursión es el largo paseo por la cumbre (unos tres kilómetros) hasta el refugio de Nido Cuervo,


...una airosa construcción que se ha quedado enana al lado de los gigantes molinillos blancos generadores electricidad que no sólo se comen al refugio sino que con su ruido dan al lugar un aire industrial. Desde la cima hasta Nido Cuervo son 50 minutos.



Como hacía mucho viento y frío, nosotros nos metimos al refugio a almorzar nuestro tradicional bocadillo de mejillones con la impagable botellita de vino, y hasta intentamos hacer un poco de fuego para calentarnos, cosa que no llegamos a conseguir pese a los esfuerzos de Rosalía:


Un bonito lugar para pasar una noche si hubiera leña seca y una escoba para asearlo un poco. No sé quiénes están al cuidado de los refugios de montaña en la Rioja pero deberíamos apoyarles, porque la verdad es que su sola existencia se agradece mucho.

En el descenso por la pista nos encontramos con tramos más llenos de nieve que los de la cima, lo que siempre alegra el ojillo y le da un aire más invernal al paseo.



Son 6,2 kms hasta el pueblo, que hicimos 1 hora y 20 minutos. Sumando y redondeando, el recorrido total es de 11,6 kms y el tiempo empleado en hacerlo, 3 horas 20 min.

Hornillos nos sorprendió por su empaque. Nada que ver con Santa Cecilia. La iglesia de la Asunción y el caserío están por lo general bastante bien cuidados aunque con ese deje de forropiedra un tanto relamido que sabe más a gusto moderno por lo antiguo que a antiguo propiamente dicho. Aquí una foto de un rincón del pueblo para cerrar esta bonita excursión que hicimos el domingo 26 de febrero del 2012, con la agradable compañía de nuestro yerno Alvaro Fernando.



lunes, 20 de febrero de 2012

87. SANTA ENGRACIA - SANTA CECILIA (11,5k 275+) LA RIOJA




El paseo que hicimos ayer domingo, 19 de febrero del 2012, es el mismo que ya conté aquí en el post 48, pero esta vez andando, y no en moto (que ahora, como iremos viendo, sería imposible). Se trataba de subir desde Santa Engracia de Jubera a Santa Cecilia por el viejo sendero, y volver esta vez por una nueva pista abierta cerca de la cumbrera norte de dicho valle que sale a Ventas Blancas pero que tiene una conexión, al parecer reciente (no estaba en la foto de Google), con el camino del fondo del valle. Este es el recorrido, un total de 11,5 kms que hicimos en tres horas justas.



Lo más interesante y novedoso del recorrido fue ver que el sendero lo han amojonado nuestras instituciones con unos postes que habrán costado sus euros,  y en los que en todos pone exactamente lo mismo, es decir, nada que interese al caminante.


Y ni tan siquiera están ubicados allí donde puedan guiar al senderista, como aquellas marcas rojas y blancas de los GR que orientaban en los momentos de duda. Eso sí, dan mucha confianza de que el sendero no se ha perdido (algo que ya me temía veintitantos años atrás) y seguramente por eso..., vas, y te pierdes. Hacia el km 2 del recorrido te encuentras en un punto en el que el sendero se ha hundido y... allí no hay ni sendas ni mojones.


Vuelves hacia atrás y por unos senderos improvisados subes hasta un viejo regato de riego que está muy sucio pero que te permite pasar por encima de la zona hundida y avanzar hacia Santa Cecilia. Y de mojones nada, claro.



Cuando llevas un rato por ese regato descubres que te has perdido y que has de subir monte arriba a tratar de buscar algo de monte más limpio para seguir andando (en el itinerario de arriba he marcado con puntos naranjas la zona en que estuvimos perdidos y aquí pongo la zona con un poco más de zoom para que os hagáis una idea de como se han desdibujado las sendas).



Supongo que la solución es no seguir el sendero más obvio y subir por alguna ladera poco antes de la zona donde está hundido. Premio a los que han puesto los mojones.

Cuando retomas el sendero, en la zona donde está la ermita de Santa Marina  (a nosotros nos parecieron unos corrales abandonados y ni nos asomamos...) da mucha pena el abandono de lo que fuera el viejo camino, y para no tropezar con las piedras es mejor andar por los prados laterales.


Del lamentable estado en que encontramos Santa Cecilia y sus alrededores, mejor no hablar, y decir tan solo que las tres o cuatro imágenes que dejo aquí tienen la fortuna de no oler y de no dar el asco que se siente al andar pisando tanta mierda. La novedad más notoria desde lejos es el depósito de chapa que han instalado junto al nuevo pabellón ganadero.



Por lo demás, los herederos del Beta, aquel simpático superviviente que nos recibió la vez anterior, han cercado el pueblo con vallas de ganado para que no puedas acercarte a las casas, así que el que quiera sentir la nostalgia del viejo caserío en ruinas del pueblo mejor que vea las fotos del post 48 que decía antes.





Gracias a que la bodega del Beta estaba fuera del pueblo, conseguí hacer una foto para recordar aquel agradable almuerzo que hicimos con él:


Miré el GPS al salir huyendo del pueblo por la pista que va a Zenzano, Bucesta o Ventas Blancas, y vi que ya llevábamos 5 kms andados. La vuelta a la cabecera del barranco por la pista se hace un poco pesada. Tiene algo más de un kilómetro. Luego me asomé al cruce de pistas para hacer una foto en la distancia de Zenzano.


Y a partir de ahí todo es disfrutar porque además de que el fino cierzo nos daba de espalda, las vistas desde semejante balconada son espléndidas mires hacia donde mires. Hacia el fondo del valle:


hacia Cabi Monteros, con esa preciosa tripleta de cimas en línea de la Peña de San Bartolomé, las peñas de Robles y el Cabezo Redondo (cuya subida conté en el post 13),



o hacia atrás con Santa Cecilia al fondo y los montes de el Collado y Bucesta nevados cerrando la perspectiva:



Lo malo, ay, siempre hay algo de malo cuando se trata de hablar del camino, es que si el de abajo estaba abandonado, el de arriba no es que sea una pista de buen  firme, sino que para más INRI, resulta que está... ¡asfaltado!


No, por dinero público que no sea... Y por incoherencia tampoco.