lunes, 5 de diciembre de 2011

83. COL DE L'ARPETAZ, UGINE, SAVOYA, FRANCIA (14k 1.140+)

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Aunque subir puertos en bici es el equivalente de subir montañas andando, tengo que admitir que no me he prodigado mucho en los primeros. Cuando los he subido en coche me han parecido tan largos y duros, y la logística y los preparativos tan complicados (sobre todo lo del transporte de la bici) que pocos son mis recuerdos deportivo-geográficos de hazañas tales. Pero hay uno, que por su originalidad, y por los dibujillos que hacía yo entonces en mi cuaderno, me apetecía poner aquí.

El último verano del siglo veinte lo pasamos en esta casa de Ugine, en la Savoya francesa...


... justo debajo del agreste Mont Chervin, y como en aquellos años teníamos la afición montañera bajo mínimos, me conformé con dibujarlo...


... y con subir en coche hasta el collado de Arpetaz, que está en la base del pico, y en donde hay un agradable restaurante en el que nos habían recomendado comer alguna especialidad savoyarda.


El caso es que unos días después hicimos un recorrido turístico por los famosos puertos del Tour, es decir, el Telegraf, el Galibier y el Alpe d'Huez, y no paramos de animar a los esforzados deportistas que los subían en bici:


Espoleado por la imitación, el 3 de agosto de aquel 1999 cogí a media mañana una bici de montaña algo pesada que había en la casa y me dije, pues yo me voy a hacer el col d'Arpetaz, ale. Y dicho y hecho..., bueno..., no tan fácil, porque sudé sangre. Madre mía, ¡qué recuerdo tengo de agotamiento!

Ugine está a 442 y el col d'Arpetaz a 1.581 m., o sea que el desnivel total es de 1.140 m y el recorrido de sólo 14 kms. Bueno, pues me costó más de dos horas y media y tuve que pararme dos veces a recuperar, en una de ellas, a pedir una botella de agua a una familia de franceses que estaban haciendo picnic en la parte alta del puerto, porque yo no podía más de sed. Eso sí, tengo anotado que bajé en media hora y que contabilicé 41 vueltas en U.

He hecho ahora unas fotos con Google Earth para volver a ver el escenario y animar a hacerlo a quien esté por allí y tenga la oportunidad. Es una maravilla de puerto porque la calzada tiene la anchura de un camino y apenas suben coches. Esta es una panorámica general de la subida, desde el punto amarillo, donde teníamos nuestra casa, hasta el otro punto amarillo de arriba, justo debajo de la pirámide final del Mont Charvin (preciosa foto para fondo de pantalla de este mes).


La subida tiene tres tramos muy característicos: se empieza entre casas y prados, luego se mete uno en el bosque y finalmente se sale del bosque a un paisaje alpino. Pongo las fotos en su secuencia real:




Y pongo también una foto del último tramo que he encontrado en Panoramio porque me recuerda la satisfacción que experimenté cuando vi que ya llegaba a la cima. O siendo en bici, a la meta.

(foto suprimida porque me han puesto una denuncia de derechos de autor por republicarla, y eso que está en Panoramio !!!! cosas veredes en internetes. Era una birria de foto, así que no os perdéis nada)



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lunes, 28 de noviembre de 2011

82. PEÑA ISASA, 1.472 m. (14,5k 550+). Muro de Aguas. La Rioja.

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Ni sé la de veces que me habré dicho yendo carretera a Zaragoza que algún día tenía que subir a Peña Isasa, porque esa atalaya de rocas tan aislada tenía que ofrecer una panorámica espléndida sobre el valle del Cidacos. Pero luego me acordaba de la maldita pista que la hiere y se me iban las ganas. Me había hecho a la idea de que el camino desde Turruncún tenía que ser bastante feo, y como más que de los montes en sí, de lo que se goza es de sus caminos, el proyecto se me quedaba una y otra vez perdido en mi cajón de proyectos.

Pero hete aquí que con Google Earth puedes estudiar otras rutas y encontré una que me pareció magnífica: subir por todo su lomo desde el cruce de la carretera de Muro de Aguas. También pensé en la posibilidad de subir directo desde Préjano, pero no lo vi claro en su último tramo y lo dejé para otra ocasión.


Así pues, esta es la ruta que hicimos ayer mi compa y yo. Larga y tendida, pero bellísima. En esta otra foto la podemos ver con relieve:


Y ahora las fotos de la excursión. Dejamos el coche en la primera curva pronunciada a partir del cruce a Muro, donde el GPS señalaba 955 m. de altitud. Ascendemos por el único camino evidente y en 20 minutos llegamos a una loma desde la que vemos la cima de Peña Isasa y todo el recorrido hasta ella (foto de arriba). Pocas veces se tiene una visión tan nítida de toda una ascensión. Pero aún hay más cosas. Un poco más adelante y a la derecha del camino aparece esta bonita dolina:


Luego, un gran barranco desértico a la izquierda que baja hasta Muro de Aguas y llegando a su collado (1 hora desde la salida), un amable bosquecillo de pinos. Variado que es el camino, vaya.


Pasado el bosquecillo, el camino se va por un nuevo barranco a la izquierda por lo que nosotros ganamos de nuevo el cordal y seguimos por una senda hacia la cumbre pasando junto a unos hermosos cortados sobre el valle de Turruncún:


El camino previo y el sendero de este último tramo son un poco tobogán, pero finalmente el lomo se empina para llegar hasta las proximidades de la cumbre.


En ese momento las peñas de la cima ofrecen una imagen tan bonita que casi nos olvidamos de la dolorosa cicatriz:


En la cima el GPS indica 1.472 m (518 m. de desnivel desde la salida..., más alguno más acumulado de los toboganes), y 7,1 kms de recorrido. El reloj, 2 horas y cinco minutos (aconsejo hacerlo un poco más despacio dándose 2 horas y media). La foto de rigor junto al vértice geodésico y el pequeño buzón...


...nos la hizo un montañero solitario que encontramos allí y que, a diferencia de nosotros, ni recordaba la de veces que había podido subir a Peña Isasa. David se llamaba. No recuerdo el primer apellido que me dijo, pero sí el segundo, Montiel. Le hice una foto para guardar el agradable rato de nuestro encuentro y para agradecerle los buenos consejos que nos dio. Entre ellos, el de subir a la Atalaya, su monte favorito.


De las vistas mejor no hablar porque son totales. Se ve todo, y más en un día como el que nos tocó, con niebla en el valle del Ebro y todas las cadenas montañosas despejadas. Desde Cebollera por el Suroeste hasta el macizo del Monte Perdido y Cotiella por el Noreste se veía todo, pero es que todo. Tras descorchar nuestra botella de vino y ofrecerle un trago a David, él se bajó rápido para llegar a comer y nosotros nos preparamos nuestro tradicional bocata de mejillones para degustarlo al sol, en este resguardo tan arquitectónico y acogedor presidido por una pequeña capillita con una Virgen que supongo será la de Vico, patrona de Arnedo:


Ciertamente la cima de Peña Isasa es un maravilloso edificio con numerosas caras hermosas, y no todas de piedra. Claro que la de Rosalía estaba iluminada desde dentro por la alegría del éxito en la excursión, el día excelente y... el vinillo del almuerzo:


Desde la cima vemos ahora el largo camino al revés, que siendo de bajada y sin apenas paradas a contemplaciones, lo hicimos en una hora y cuarenta y cinco minutos.


Poco antes de llegar a la dolina que hemos comentado antes descubrimos un peñasco que se nos había quedado oculto al subir, y cuál no fue nuestra sorpresa al verlo tan graciosamente habitado por una pandilla de buitres (lástima de un teleobjetivo mejor):


Y de remate, vaya esta foto del magnífico fondo que en todo momento preside el recorrido de bajada: nada menos que la gran silueta del Moncayo (me lo había guardado como sorpresa para el final) aunque eso sí, casi todo el día a contraluz.


Excursión realizada el 27 de noviembre del 2011.
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lunes, 14 de noviembre de 2011

81. COLLADO DE LA COCUCHA (7k 250+) Entre Nieva y Torrecilla de Cameros. La Rioja

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Va de "peñas". Tras subir a la Bajenza me acordé de mi sempiterna deuda con la del "Zapatero" de Nieva, y busqué el modo de hacer un paseo para verla. Cuando nos vinimos a vivir a Logroño y nos hicimos socios del club de montaña Sherpa, solía oir que era "la escuela oficial de escalada" de la Rioja, donde un tal García Tre (un tipo con barba de franciscano y cara de enfado, del que mis amigos se acordaban entre risas cuando nos levantábamos tarde para ir al monte...) decían que enseñaba a escalar. Nosotros habíamos empezado a aficionarnos a la roca en Acharte, justo en el último año en que vivimos en Bilbao, pero como al llegar a Logroño "nos pusimos a los embarazos", la cuerda de escalar se quedó en el trastero y nunca nos dio por ir a la peña del Zapatero ni conocer a García Tre.

A la hora de ponerme a buscar la ruta que me llevara hasta ella, volví a consultar el librito guía "Las mejores excursiones por Tierra de Cameros" de Rufo Ganuza y Alicia Saenz de Azuelo, pero lo que ellos proponían era hacer la ruta de 7 kms. desde Torrecilla a Nieva y a mí no me apetecía esperar tanto. Mi itinerario alternativo era dejar el coche justo en la pista que lleva a la peña y luego subir por la senda de Torrecilla hasta el collado de la Cocucha dando la vuelta a la peña para bajar por el mismo sendero, con lo que estaríamos mucho más tiempo contemplando el objeto central de nuestro paseo. Dicho y hecho. Esta es la línea que nos trazó el GPS en la subida (al que tenéis que perdonarle que por arrancar entre peñas se marease un poco en la salida)


Justo donde se deja el coche, la vista se nos va hacia la impresionante atalaya del Castillo de Nieva (a la izquierda de la imagen), pero como no es tiempo para mayor contemplación, echamos a andar pista adelante.



Nada más llegar a la base de las primeras rocas me agarré el primer mosqueo con el librito de Ganuza (ya dije el otro día que sus croquis eran excesivamente esquemáticos), pues situaba allí la peña del Zapatero y allí no estaba. El peñasco está unos trescientos más adelante y como se puede ver en la foto de presentación de esta entrada, lo esbelto de su figura rápidamente nos sacó de dudas.

Volvimos a tenerlas en cuanto al punto o puntos desde donde arrancan las vías de escalada, pero en cuanto dejamos la pista, tomamos el sendero y dimos la vuelta a la peña, todo quedó claro:


Rosalía se fue corriendo hacia la roca y casi tuve que sujetarla para que no subiera, proeza que prefiero que haga nuestro buen Josema. Lo nuestro era contemplar la piedra una vez más, juntar las dos bellezas en una foto con el pueblo de Nieva al fondo, y seguir por el sendero arriba:


Como se puede ver en la siguiente foto y en una panorámica que pondré luego, el sendero es una preciosidad, y en otoño no digamos:


Sube suave, a media ladera, y va ofreciendo unas vistas espléndidas sobre el valle del Iregua con apariciones sucesivas de lejanas cimas: primero el Cabezo del Santo por detrás, luego el Cordal de Cebollera en la cabecera del valle, y a nuestra derecha, la línea divisoria con el Camero Viejo. Y ya mirando para adelante, el propio Collado de la Cocucha encajonado entre un par de inaccesibles lomos boscosos:


Vaya..., pues no, ja ja ja, como suele suceder en estas ocasiones, el collado nunca está en la primera línea de horizonte que se vislumbra subiendo, sino en alguna situada un poco más allá:


Quinientos metros más y llegamos hasta el punto donde la panorámica nos muestra la hondonada de Torrecilla de Cameros abajo, y Nestares al fondo:


Y echándonos un poco a la izquierda contemplamos la mole del "Castillo de Viguera", y justo a la derecha y detrás de él, la puntita de la Peña Bajenza donde estuvimos hace quince días.


El GPS nos marcaba 4 kms desde donde habíamos dejado el coche, y 250 mts de desnivel (875 m en la carretera, 1025 en el collado). Con paradas, fotos y contemplaciones varias, el reloj nos decía que habíamos tardado 1h 15 minutos, lo que da idea de lo estupendo del paseo. Y ya no digamos en el regreso por el mismo sendero pues sin la fatiga de la subida se pueden contemplar mucho más tranquilamente todas las panorámicas habidas y por haber.

Como la fotos de lejos no dicen gran cosa, he seleccionado esta vista del castillo de Nieva. Agrandadla un poco y fijaros en la maravilla de cementerio que hay bajo la peña. Parece el sueño para el reposo eterno de un montañero:


Como al llegar a la pista era la hora del vermut, en vez de volver al coche nos subimos a Nieva a echar una cervecita y... ay ay ay, el estupendo paseo se quiebra aquí y... ¡continuará en un "Cascote"! porque unas cuantas construcciones cochambrosas y el caos de coches entre las casas casi nos arruinan la mañana. Por lo menos hice esta estupenda foto que muestra juntos el sendero por el que habíamos paseado al fondo y la Peña del Zapatero abajo:


Tras la cerveza y los cacahuetes en el Bar de la Chata nos fuimos a ver el cementerio (habrá foto suya también en Cascotes por la fealdad del bloque de nichos que han metido junto a la tapia) y desde allí hice una foto a nuestro coche, aparcado en el cruce de la pista y la carretera.


Del sendero por el que bajamos hacia el coche tampoco puedo decir nada bueno. Hormigonado hasta la ermita de San Antón, a partir de ahí estaba sucio y casi abandonado. Hay un punto en que se bifurca y casi te pierdes. La mayor limpieza de hierbas del ramal que baja a la carretera y la proximidad a ésta nos disuadió de seguir por el que iba recto hacia el coche. Digamos cuando menos que es corto (800 metros) y que ojalá no desaparezca.

Excursión/paseo realizado el domingo 13 de noviembre del 2011.
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miércoles, 9 de noviembre de 2011

80. PEÑA BAJENZA 941m (5,5k 400+) Nalda, La Rioja.

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Cuando hicimos la subida a la brecha del Roland y al Taillon por la parte francesa me asombré de que hubiera tardado tanto en ir allí, pues si me descuido un poco, lo mismo me hubiera muerto sin haberlo visto. Y mira por donde, que aquí, al ladito de casa, el otro día tuve la misma sensación: cómo es posible que amando las montañas más arquitectónicas y llevando casi treinta años viviendo en Logroño no hubiéramos subido a Peña Bajenza. Bueno..., lo de subir es un decir. Mejor lo dejamos en darle la vuelta y alcanzar la cumbre, porque subir, lo que es subir..., ¡hay que hacerlo por delante! ¡ah! Menudas paredes, y menudas chimeneas. Y por lo que sé, conquistadas sí, pero bastante poco exploradas por los escaladores (que aquí sigue habiendo pocos).

El paseo lo hicimos según el recorrido indicado por Rufo Ganuza y Alicia Sanz de Azuelo en su libro "La Mejores Excursiones por Tierra de Cameros", ed El senderista, 2002 (ruta n2), y aunque la idea de este recorrido es estupenda, un libro con esos mapas tan esquemáticos y con esas descripciones casi de periódico, la verdad es que me suele sacar más de un juramento. Pero bueno, gracias por la idea a los dos, y a mejorarlo en lo posible con mis sensaciones, mis fotos y mi google maps + grabación del GPS. Y tras la presentación, ahí va esto último con el punto de salida en amarillo, flechas de indicación del recorrido y punto verde claro en la cima.


Se deja el coche en el cruce del camino asfaltado que recorre la margen derecha del Iregua y que se puede coger poco antes de llegar a Nalda, y se comienza a subir por un camino marcado que pronto se hace senda.


La belleza y proximidad de las paredes de la peña es tan apabullante que prefiero no poner fotos para que las disfruten sin mediación alguna quien haga este recorrido. Pongo a cambio la perspectiva que poco a poco se va cogiendo sobre el valle del Iregua, con Logroño al fondo, enmarcado entre el León Dormido y el Codés:


Tras pasar por dos o tres casetas de registro de agua se llega a un pequeño collado donde hay una última caseta. El sendero cambia completamente de dirección y como se puede ver por la línea roja del GPS tuvimos allí algunas dudas porque hay senderuchos varios y no hay indicación alguna. Para no liarse, lo que hay que hacer es seguir el sendero hasta detrás de la caseta y entonces hacer el giro brusco a la derecha. Aquí una foto de esa caseta de aguas hecha ya desde el sendero que sigue hacia la cumbre:


El sendero se aproxima a veces a los cortados (sin peligro alguno) y permite seguir contemplando el valle del Iregua como desde un gran balcón, pero la pendiente en general es bastante fuerte como se puede comprobar en esta otra foto del tramo final del mismo:


Llegados a un collado desde el que se contempla el panorama hacia al Sur, por donde discurrirá el regreso, se toma un corto sendero que lleva a la cima:


Aunque más que hablar de cima habría que hablar de corte, porque un poco por debajo del punto más alto de la peña aparece una vertiginosa línea que separa el piso firme de la cima del vertical abismo de una pared de casi doscientos metros. Junto a ella han puesto una cruz para que se vea desde abajo, pero la verdad es que no dan ganas de acercarse mucho a ella:


El GPS decía que el camino recorrido había sido de 2,2 kms y el desnivel, poco menos de 400 mts, lo que da una pendiente media del 20%. No está mal. Como Rosalía anda mal de la espalda dijo de hacerlo despacito, pero al final, con paradas y todo para las fotos, aún lo hicimos en cinco minutos menos de lo que dice el libro de Ganuza, o sea, en 55 minutos. Mi consejo es que os toméis todo el tiempo del mundo para la subida porque vale la pena gozar de cada paso.

Como el domingo estaba animado y la gente que se acercaba a la cruz a hacerse fotos daba pánico verla, nosotros sacamos el almuerzo y la botellita de vino mirando hacia Viguera:


Una de las mejores cosas que dicen Rufo y Alicia en su libro es que la vuelta a la Peña se haga siempre en el sentido de las agujas del reloj porque el sendero de regreso hasta la ermita de San Marcos está bastante desdibujado por las numerosas trochas que hace el ganado en esa zona. Dicen que el sendero pasa entre dos rocas, pero entonces la bajada tiene una pendiente brutal. Mucho más cómodo es ir dando la vuelta por el camino que he dejado marcado arriba con la línea roja del GPS y que es el que generalmente coge la gente y el que más marcado está.


Desde esa vuelta se divisa abajo la ermita de San Marcos, y... ay, ay, la vacas que pastan encercadas en sus alrededores convirtiéndolos en una cuadra:


No estaba así hace trece años cuando en uno de los paseos domingueros de invierno con mi padre y mi suegro, les llevé hasta esa misma ermita. Sea esta foto un homenaje a los dos:


Desde ahí ya no queda más que bajar por el camino y tomar la pista asfaltada hasta donde teníamos el coche. Y por supuesto, contemplar, contemplar y contemplar, y de paso fotografíar para traer aquí y no olvidar, la belleza de la peña Bajenza.



El GPS marcó 3,2 kms para la bajada, y el tiempo tampoco llegó a la hora.

Paseo/excursión realizado el domingo 30 de octubre del 2011 a media mañana con un día espléndido.
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