lunes, 17 de junio de 2013

119. ROCA MAURA, 225m (9,5k 225+) L'Estartit, Gerona.



En el post anterior contaba que salimos al monte a subir al Cervera y nos volvimos a casa sin hacer la cima. Pues bien, en este voy a contar una historia al revés: que salimos a dar un simple paseo y nos volvimos a casa con un cima inesperada. Bueno, inesperada del todo no, porque llevábamos años queriendo subir a Roca Maura, ese peñón que se alza sobre la localidad costera de L'Estartit en la Costa Brava gerundense; pero el caso es que como casi siempre que hemos ido hemos tenido buenos días de playa, pues lo íbamos dejando para mejor ocasión. Como este año, por ejemplo, en que el tiempo en junio ha estado tan irregular. Así pues le llegó su hora un día en que justo salimos a pasear por la tarde sin mayor intención montañera. Y es que como se ve en el itinerario que nos grabó endomondo, empezamos el paseo andando en dirección contraria para recorrer las urbanizaciones abandonadas más al sur de la zona urbana.


Lo que pasa es que luego, cuando nos pusimos a andar por el pueblo nos animamos a subir por la carretera/camino que va a L'Escala, y una vez en el portezuelo nos dijimos ¿y ya que estamos aquí, por qué no subir a la Roca Maura?. Pongo pues otra vista de la parte más montañera del paseo por si alguien quiere utilizarlo como referencia para subir.


La carretera/camino que va a L'Escala por el monte sube por un rincón muy bonito donde hay un camping que imaginamos que por su antigüedad lleva el nombre del propio pueblo. Pues bien, una vez que la pista llega a un colladito, hay un cartel de madera a la izquierda que dice que en 15 min. se sube a la cima. Un músico que estaba allí ensayando con una tenora de cobla nos dijo que de 15 minutos nada, que ya serían alguno más, y a fé que el hombre sabía, porque subiendo a uña de caballo (o sea, a ritmo de Rosalía) ya fueron más de veinte. Y además por un sendero bastante cerrado de carrasca baja que rascaba las pantorillas.


Llegando a la parte alta el bosque se abre un poco, pero el terreno se hace muy pedregoso y árido.


Todo queda compensado cuando se llega a unos postes de electricidad y una gran antena, porque la vista hacia abajo es realmente espléndida.


La cima, a 225 mts, -y esta vez está muy claro que son netos porque salimos a nivel del mar-, está en un vértice geodésico que se levanta un poco más arriba de los postes metálicos. Detrás de él, al fondo, se ve el Castillo de Montgrí que ya tuvo su entrada en Montes 44, post en el que, por cierto, se ve una foto muy bonita de Roca Maura, hecha desde allí.


Más fotos de las vistas. En primer lugar, hacia el norte, la zona montañosa que separa L'Estartit de L'Escala con una espectacular Masía humanizando la zona, el trozo de mar del Golfo de Rosas o bahía de Ampurias, y las montañas del cabo de Creus al fondo.


Hacia el Sur, la zona urbana de L'Estartit, la vieja Gola del Ter, la urbanización del Griells detrás, y la playa de la Fonollera hasta Sa Riera de Pals y el cabo de Begur con la desembocadura del Ter en medio.


Para no bajar por el incómodo camino de subida pensamos hacerlo por la pista de la antena que desciende hacia la masía que estaba al norte y que suponemos que acabaría saliendo a la carretera que habíamos dejado, pero bajando por esa pista hacia el Oeste, en la primera curva de 180 grados, vimos que salía un sendero más cerrado y abrupto si cabe que el de subida pero mucho más corto, y nos animamos a bajar por él. Ya se ve cómo es el terreno en la siguiente foto:


Tan salvaje es el sendero que a pesar de lo fea que es, se agradece ver pronto la urbanización de Roca Maura y cerciorarse que tendrá salida por allí


Lo peor del caso es que la calle de dicha urbanización no es un terreno muy montañero que digamos, pero para consolarnos podemos recordar que estábamos dando un paseo urbano y no otra cosa.


Pasando por la siguiente urbanización hice esta otra foto de la cara sur de la roca, donde he visto en internet que hay abiertas varias vías de escalada. No les arriendo la ganancia a los escaladores para llegar hasta el pie de roca, porque tengo por cierto que tiene que ser mucho más duro cruzar la zona de vegetación que ascender por la roca.

Para terminar el descenso al pueblo por este lado, hay una larguísima escalera bastante empinada que baja por entre pinos, y por la que no debe de subir nadie pues está bastante abandonada la pobre. Pero bonita, bien que lo es.


Paseo-excursión de 9,5 km. realizado el 7 de junio del 2013.




domingo, 2 de junio de 2013

118. EL CERVERA, 1.384 m. (12k 750+). Sierra de Cantabria


La sierra de Toloño, entre el propio Toloño y el León Dormido tiene una línea de cimas muy accidentada pero con un perfil poco atractivo, por lo que la tenía yo un poco abandonada. El pasado mes de marzo, sin embargo, yendo por la autopista me llamó la atención la existencia de una cumbre nevada que parecía sobresalir un poco de ese perfil y me paré en el área de descanso que hay detrás de la tejera de la llanada de Buicio para hacerle una foto con el móvil. Ya siento lo mala que es la foto (o el emplazamiento de ese área de descanso) pero al menos me sirvió para ir al ordenador y saber que ese piquito blanco se llama Cervera y para preparar una excursión.

Mira que hay días claros y soleados en La Rioja, pero los días de excursión no los eliges sino que te vienen dados por los planes y las posibilidades, y justo el día que al fin nos ponemos a ir, o sea, hoy 2 de junio del 2013, estaba con una densísima barda de nubes:


La foto la hizo Rosalía con su móvil desde el coche en la carretera de Laguardia, que es por donde se llega al punto de salida, una "área recreativa" que hay un poco más arriba de la ermita de Berberana. El camino para llegar hasta allí está justo frente al cruce que lleva al pequeño pueblo de Leza. Hay un cartelito de madera que lo indica, aunque casi no se ve y por poco nos lo pasamos.

En la preparación del itinerario eché un vistazo al librito de los hermanos Ollero (Rutas y Paseos por Sierra de Toloño y Kodes) pero no me gustó la que proponían porque no pasa por la ermita de San Cristóbal. A cambio encontré un wikiloc (http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=3858291) que sí lo hacía, me lo descargué, e hicimos la primera experiencia de seguimiento de una ruta wikiloc. Pero como no quería dejar de grabar mi tradicional ruta endomondo, al final puse las dos y la batería del móvil dijo arriba que nones, ay. Así que habrá que elegir. Bueno, pongo la foto con relieve y el itinerario y voy contando:


Punto de salida, pues, la "zona recreativa" construida un poco más arriba de la ermita de Berberana. Típico lugar donde se han dejado unos euros nuestros políticos en el monte pero para no ir al monte. Eso sí, lucen mucho, ah ,y seguro que la gente dice que está muy bien.


Bueno, ahí se quedó el coche y tiramos camino arriba disfrutando de los roquedos de encima y soñando con que se levantaran las nubes.


Ese camino que se ve a la derecha es por donde mandan los Ollero (y por donde luego regresaremos nosotros) pero de momento seguimos adelante y hago otra foto de las rocas del fondo sobre la que está nuestra cima, porque esa sería la ruta directísima pero que no se puede hacer a menos que escales esa enorme pared.


Ese camino que llevábamos va a una caseta de aguas que está justo debajo de esa pared, y que tiene que ser un lugar precioso para ir otro día (o para soñar con escaladas), pero nosotros dejamos el camino donde dice la wikiloc y cogemos el sendero de la ermita de San Cristóbal que, como nos temíamos, estaba bastante lleno de vegetación y que como todo estaba mojado pues empezó a calarnos a los pantalones.


No fue sólo eso lo malo sino que llegados a cierto punto en medio del robledal, perdimos el sendero. En el wikiloc que grabé yo y que se puede ver siguiendo este enlace, se puede apreciar el punto en que empezamos a dar vueltas entre la maleza a ver si dábamos con el sendero. Para que no os pase si vais, prestad atención a un pequeño murete que parece como de un torrente y que despista. Pues es por ahí; hay que subir ese pequeño murete de un metro y enseguida recuperáis el sendero. Aquí se ven las revueltas que dimos entre zarzas y monte bastante denso:


A partir de ahí el sendero se empina considerablemente, y con terreno húmedo había que ir con cuidado.



Como premio a estos requiebros, aparecen pronto las ruinas de la ermita de San Cristóbal construida bajo la roca.


Su estado es lamentable y en su interior parece que ha habido excavaciones y que se han dejado la lona:


No sé qué huesos andarán buscando ahí pero digo yo que el amor a estos sitios mejor se demuestra (y se muestra) de otra manera. Pero no hablemos de restauración, que luego veremos..., ay. Para hacer lo que en Berberana mejor dejarla en ruinas, pero a poder ser sin toldo y sin esos puntales que había en la puerta queriendo impedir el paso a su interior.

Llegando a la ermita me llamó por teléfono Carlos Lloret y le dije que estaba de excursión y que lo iba a contar aquí porque seguro que le hubiera gustado subir con nosotros. Y ya que tenía el móvil en la mano y vi que la batería estaba mermando a pasos agigantados apagué el wikiloc y dejé solo el endomondo. Aunque..., ay, tuve que encenderlo de nuevo porque la senda que sube de la ermita hasta la caseta de aguas no está tampoco muy clara y mejor ver si no nos desviábamos mucho de la ruta de "luisiana". En el momento en que salimos del sendero de la ermita, Rosalía lo celebró con una sonrisa y yo con una foto:


Quedaba lo más fácil, porque desde la caseta de aguas para adelante suponíamos que el sendero no tenía pérdida. Bueno, pérdida no, pero vegetación y agua, un montón, así que nos fuimos calando los pantalones no ya hasta la rodilla sino hasta el muslo, y pasando por entre ciertos matorrales, hasta los hombros.


Este larguísimo sendero de Este a Oeste tiene que ser un paseo precioso en un día soleado divisando a la izquierda toda la Rioja. Para nosotros solo hubo un breve momento de visibilidad que registré rápidamente con mi cámara. Bajo las nubes se distinguen bien las bodegas de Calatrava y algo peor, Laguardia detrás.


El sendero sube además muy suavemente por lo que de estar un poco más limpio, sería más un paseo que un ascensión. Nosotros nos íbamos calando y quedándonos helados (¡y estabamos a dos de junio!) y según subíamos el cierzo arreciaba más y más.


Llegados al punto en que el sendero entraba en una gran pradera, una ráfaga de aire casi me tira al suelo por lo que me di la vuelta y le dije a mi compa: "la cima por hoy es ésta, ja ja; haz una foto y para abajo". (nótese lo poco que me queda de seco en los pantalones).


Llevábamos dos horas subiendo y faltaría no más de media hora que en otro día serían de gozo total, pero que en esta ocasión no tenía mayor sentido. Nada de fracaso pues. Sabia decisión.

Para el descenso elegimos bajar por donde proponían subir los hermanos Ollero, un camino bastante feo debajo de unos cables de electricidad, pero algo más limpio y seguro que volver por el de San Cristobal (en el croquis de arriba lo he marcado con amarillo porque el endomondo lo paré arriba).



Pero tampoco las aventuras acabaron aquí. Llegados a la caseta de aguas que se ve detrás de ese pino, las máquinas habían hecho tal destrozo en el monte que no conseguimos dar con el camino de vuelta (marcado en el croquis con línea de puntos) y bajamos por las destartaladas trochas que han hecho esas maquinorras.


Ah, me faltaba decir que todo el camino de bajada lo hicimos con lluvia (con lo que ya no quedaba nada seco en los pantalones, ah ah ah).

Ni almuerzo ni gaitas. Cogimos el coche, y a casa a todo correr para ducharnos y entrar en calor. Sólo nos detuvimos un instante para hacer dos fotos a la ermita de Berberana, de la que sabía que tenía una puerta muy bonita.

Al acercarnos vimos que tenía el tejado nuevo, pero hecho con teja plana (!!!) y que como adornos a su entrada no se les había ocurrido otra cosa que poner unos bolardos:


Pero eso no fue lo peor, ay ay. Pues al ver de frente la puerta comprobamos una vez más cuán discretas son las actuales restauraciones:


Montes y arquitectura, rezaba el título de este blog (y aún queda así en la URL) , pero no para ver estas cosas sino para sentir las montañas como grandes edificios de la naturaleza y para meterse en ellos con la emoción de quien vive una experiencia singular. Volveremos al Cervera para disfrutar de su cima y pediremos a Dios que se apiade de los arquitectos de ahora porque yo, desde luego, en el cielo no los dejaba entrar.