lunes, 12 de marzo de 2012

89. VUELTA AL BARRANCO DE SAN MARTIN. LA RIOJA (12k 250+)



Planifiqué esta excursión como un largo acercamiento para subir a la Peña de San Bartolomé, pero cambiamos el recorrido sobre la marcha y no me pesa lo más mínimo haber renunciado a llegar al punto más alto del barranco porque el circuito así dibujado creo que es uno de la más bonitos y sorprendentes que se puedan diseñar por estos pagos.

Dejamos el coche poco antes de llegar al puente que cruza el Jubera-río (y que da acceso a Jubera-pueblo)  y tomamos el camino que va en dirección norte y que en seguida se bifurca:


El de la derecha va a la ermita de la Virgen de los Remedios que se ve al fondo. Nosotros tomamos el de la izquierda echando de menos alguna indicación (¿cómo es posible que el camino entre Jubera y San Martín no esté señalado, con lo sueltos de bolsillo que son nuestras autoridades para poner cartelitos?). Sea como fuere, en diez minutos llegamos a otra ermita, ésta en ruinas, dedicada a Santiago.


Y ahí, ay, es donde el camino se empieza a perder. Por encima de la finca de almendros que se ve a la izquierda, aún quedan las trazas de lo que fuera el camino, pero ya se empieza a llenar de zarzas y no hay marcas de que haya pasado nadie en mucho tiempo.


Sorteando las zarzas y subiendo por donde puedas, llegas a un collado maravilloso desde el que se divisa el barranco de San Martín y la Peña de San Bartolomé enfrente. Hay que girar ahora hacia el sur y dar con el camino semi perdido caminando a media ladera. En esta toma de google earth se ve muy bien el cambio de dirección (justo abajo en el mapa)


y en estas otras dos fotos, una tomada hacia delante (con la Peña de San Bartolomé  a la derecha) y otra tomada hacia atrás, se ve lo perdido que empieza a estar el sendero.



En cuanto brote la primavera y crezca un poco más la vegetación, por ahí no hay quien pase. Nos planteamos entonces cómo resolver el problema, si quejarnos inutilmente de la pérdida de nuestro patrimonio cultural (y nada más patrimonio que un viejo sendero como este) o si escribir una carta al alcalde de Jubera y a los tropecientos directores generales de las consejerías del ramo pidiendo firmas a todos los lectores de este blog para que paguen cuatro jornales a cuatro tíos con unas tijeras y dos bidones de roundup para que no se cierre. Lo que pasa es que como te hagan caso, lo mismo van, y ponen barandillas de madera y señales por todas partes, y no sé qué es peor. La prueba de que este camino a punto de perderse tiene una cierta entidad la tenemos en el mapa catastral de 1995 en que figura con trazo negro (el subrayado amarillo es mío)


Pasados unos doscientos o trescientos metros de sendero con matas se entra en una zona algo más despejada donde el viejo camino se hace bien visible y muestra toda su belleza:


...y entonces te repites una y otra vez: "esto no puede desaparecer, no puede desaparecer". Medio kilómetro más adelante parece que el monte le cierra el paso, pero milagrosamente, y entre nuevas zarzas, el sendero vuelve a abrirse camino:


En ese punto miramos al otro lado del barranco y vemos que hay un sendero en esa parte mucho más limpio que el nuestro (y eso que no figuraba en el catastral):


Cuál no sería nuestra sorpresa cuando vemos pasar por él a un grupo de valientes ciclistas de montaña:


Es entonces cuando cambiamos de planes, renunciando a subir por la pista desde San Martín a la Peña de San Bartolomé, para volver, a cambio, por ese bellísimo sendero. 

Un poco más adelante, barranco arriba, los dos senderos se juntan en uno que está en nuestro lado. En la siguiente foto vemos como nuestro sendero de ladera, otra vez bastante sucio, baja para encontrarse con  él. 


En la unión de ambos, ay, nos encontramos con otro de esos cartelitos estúpidos que han colocado recientemente y que dice que por el que veníamos, se va a Jubera. Es como para matarlos: mucho cartelito ahora, después de haberlas pasado canutas para no perderlo por su falta de limpieza. En fin, paciencia Juan, que esto es La Rioja y no da para más. 

Hasta San Martín el sendero discurre por el fondo del barranco y la llegada al pueblo no ofrece mejores perspectivas que la de un puente hundido.


Sin embargo el caserío del pueblo nos sorprende muy favorablemente. Pasado el río saltando entre piedras encontramos un recoleto cementerio muy bonito y poco más arriba un espacio excepcional en su escala y sencillez formado por la iglesia y el frontón (la nueva barandilla de la iglesia mejor que la manden a fundición para hacer otra cosa). No pongo fotos para no extenderme mucho aquí y para que el que vaya lo descubra por sí mismo. De lo que sí pongo otra imagen es del panorama que se abre barranco arriba, mucho más amplio y bucólico, y que muestra una construcción en una loma al fondo a la derecha, a la que nos animamos a ir.


Pensamos que se trataría de una ermita, pero en realidad es un corral, y como no tiene un acceso muy definido nos perdimos un poco creyendo que el amplio camino que va hacia el Este sería el que nos subiría. Pero no, tuvimos que volver porque la vegetación de matorral nos cerraba el paso. Así es como lo ha dejado contado el GPS:


Finalmente alcanzamos el corral y almorzamos allí nuestro bocata de mejillones y la botellita de vino. No hice foto del almuerzo pero sí de la vista hacia San Martín. Una maravilla. 


Entre zarzas, contemplaciones, visita al pueblo y pequeños despistes, casi habíamos tardado dos horas desde la salida y el GPS marcaba poco más de cinco kilómetros y unos 240 m de subida. 

Volvimos a pasar por el pueblo y a disfrutar del carácter urbano de su calle principal, y cuando nos metimos de nuevo al barranco hice esta foto para dar idea del carácter de garganta que tiene:



Por la derecha se puede apreciar el sendero, y en cuanto lo recorres un poco, empiezas de nuevo a contemplar las paredes del lado izquierdo del barranco y la peña de San Bartolomé presidiendo siempre  la escena.


Me hinché a hacer fotos de las paredes y del fondo del barranco, seguramente porque este blog se llama también de arquitectura, pero no es cosa de ponerlas todas. Os pongo, eso sí, el punto por el que se cruza el río:


...y una vista de la ladera por la que habíamos caminado un par de horas antes para ir a San Martín:


Lo bueno del caso es que el final del recorrido aún nos deparaba una inesperada sorpresa: la bajada a la Mina la Providencia (que en el mapa del catastro se llama "Mina Túneles de los Moros") con un precioso puente sobre un tajo del barranco:


La mina la deben estar "poniendo en valor" (ahhh, odio esa expresión!!!) turístico, porque la han limpiado y han colocado unas vistosas vallas con cuerdas blancas por todas partes. Pero hay que reconocer que la entrada a la mina es bien bonita y vale la pena haberla adecentado algo (¡aunque no tanto como si fuera Lourdes!)


Y aquí se ve la explanada ahora limpia de la mina (con mesas carteles de madera  por todas partes para los típicos paneles explicativos que aún no han puesto y que luego duran poco más de un año)


El camino sale a la ermita de la Virgen de los Remedios, que la pobre no tiene ni un miserable espacio alrededor para disfrutar del lugar (no os cuento cómo protegen la puerta para no sentir vergüenza ajena) y en cinco minutos regresamos hasta el coche. En total, hora y media para el descenso y la sensación de haber descubierto un circuito extraordinario. 

No os desaniméis por la suciedad del sendero, ni por los cartelitos estúpidos y caros, ni por las vallas de la mina. Vale la pena aguantar eso y mucho más. Lo que todavía no me explico es que nadie lo haya publicado como una de las excursiones más bonitas de la Rioja. O al menos yo no la he visto.

(realizado el domingo 11 de marzo del 2012)










jueves, 1 de marzo de 2012

88. LA ATALAYA, 1.514 m. (11,5k 375+) Hornillos. La Rioja.



Como el chico que nos encontramos en la cima de Peña Isasa nos dijo que uno de sus montes favoritos de La Rioja era La Atalaya, me quedé desde entonces con la copla, y justo el pasado domingo le pusimos letra. Y qué bonito resultó.

En la Guía de Montes de La Rioja de Juanjo Hidalgo proponen subir desde la ermita de Santa Ana, pero que yo sepa la pista no está asfaltada, y para quienes nos acercamos al monte con coche y en invierno, no me ofrecía mucha seguridad. Además, el recorrido es de ida y vuelta, y algo soso. Oteando el panorama con Google Earth parece mucho más bonito llegarse hasta Hornillos (1.140 m.) por la carretera asfaltada, subir directamente a la cumbre, y luego, cumbrear hasta el refugio de Nido Cuervo para acabar la excursión bajando por la pista. Pues bien, eso fue lo que hicimos y lo que aquí cuento. Y en rojo, la línea que me dibujó el GPS:


Dejamos el coche en la última curva antes de llegar al Hornillos y nos dirigimos hacia el depósito de agua del pueblo. Justo allí se cruza la pista que va a Nido Cuervo y se coge un sendero poco marcado a media ladera que hace muy cómoda la ascensión.



Aunque el sendero no está muy marcado, da exactamente igual porque la ascensión a este monte es tan abierta, cómoda y limpia que da gusto andar por allí. Te sientes como uno más de los caballos que tranquilamente pastan a sus anchas.



Puede que haya a quien esto le parezca poco montañero, pero yo disfruto tanto o más en un lugar así que en un sendero escabroso. La línea suave de la ascensión nos lleva hacia la izquierda de la cumbre, y cuando se gana el lomo se empieza a entender la gracia de este monte: la impresionantes vistas que tiene sobre todos los Cameros, los montes del valle del Jubera y Monte Real. La subida hacia la cima es igual de suave y amplia, solo que ahora podemos llenarnos la vista de montes mirando bien hacia el Norte o hacia el Sur sin obstáculo alguno.


La formación de rocas de la cima tiene su gracia, y si encima acumulan nieve, aún más.


Llegamos al vértice geodésico exactamente en 1 hora y 5 minutos. Son 2,5 kms y 335 mts de desnivel. O sea, un paseo delicioso. Y aquí la feliz foto en la cima de los tres excursionistas hecha con el automático:


La amplitud de la ladera norte es tan extraordinaria que no me privo de poner su foto, aunque como es natural, no da la sensación de escala y grandeza que se siente allí:


La segunda parte de la excursión es el largo paseo por la cumbre (unos tres kilómetros) hasta el refugio de Nido Cuervo,


...una airosa construcción que se ha quedado enana al lado de los gigantes molinillos blancos generadores electricidad que no sólo se comen al refugio sino que con su ruido dan al lugar un aire industrial. Desde la cima hasta Nido Cuervo son 50 minutos.



Como hacía mucho viento y frío, nosotros nos metimos al refugio a almorzar nuestro tradicional bocadillo de mejillones con la impagable botellita de vino, y hasta intentamos hacer un poco de fuego para calentarnos, cosa que no llegamos a conseguir pese a los esfuerzos de Rosalía:


Un bonito lugar para pasar una noche si hubiera leña seca y una escoba para asearlo un poco. No sé quiénes están al cuidado de los refugios de montaña en la Rioja pero deberíamos apoyarles, porque la verdad es que su sola existencia se agradece mucho.

En el descenso por la pista nos encontramos con tramos más llenos de nieve que los de la cima, lo que siempre alegra el ojillo y le da un aire más invernal al paseo.



Son 6,2 kms hasta el pueblo, que hicimos 1 hora y 20 minutos. Sumando y redondeando, el recorrido total es de 11,6 kms y el tiempo empleado en hacerlo, 3 horas 20 min.

Hornillos nos sorprendió por su empaque. Nada que ver con Santa Cecilia. La iglesia de la Asunción y el caserío están por lo general bastante bien cuidados aunque con ese deje de forropiedra un tanto relamido que sabe más a gusto moderno por lo antiguo que a antiguo propiamente dicho. Aquí una foto de un rincón del pueblo para cerrar esta bonita excursión que hicimos el domingo 26 de febrero del 2012, con la agradable compañía de nuestro yerno Alvaro Fernando.