lunes, 28 de noviembre de 2011

82. PEÑA ISASA, 1.472 m. (14,5k 550+). Muro de Aguas. La Rioja.

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Ni sé la de veces que me habré dicho yendo carretera a Zaragoza que algún día tenía que subir a Peña Isasa, porque esa atalaya de rocas tan aislada tenía que ofrecer una panorámica espléndida sobre el valle del Cidacos. Pero luego me acordaba de la maldita pista que la hiere y se me iban las ganas. Me había hecho a la idea de que el camino desde Turruncún tenía que ser bastante feo, y como más que de los montes en sí, de lo que se goza es de sus caminos, el proyecto se me quedaba una y otra vez perdido en mi cajón de proyectos.

Pero hete aquí que con Google Earth puedes estudiar otras rutas y encontré una que me pareció magnífica: subir por todo su lomo desde el cruce de la carretera de Muro de Aguas. También pensé en la posibilidad de subir directo desde Préjano, pero no lo vi claro en su último tramo y lo dejé para otra ocasión.


Así pues, esta es la ruta que hicimos ayer mi compa y yo. Larga y tendida, pero bellísima. En esta otra foto la podemos ver con relieve:


Y ahora las fotos de la excursión. Dejamos el coche en la primera curva pronunciada a partir del cruce a Muro, donde el GPS señalaba 955 m. de altitud. Ascendemos por el único camino evidente y en 20 minutos llegamos a una loma desde la que vemos la cima de Peña Isasa y todo el recorrido hasta ella (foto de arriba). Pocas veces se tiene una visión tan nítida de toda una ascensión. Pero aún hay más cosas. Un poco más adelante y a la derecha del camino aparece esta bonita dolina:


Luego, un gran barranco desértico a la izquierda que baja hasta Muro de Aguas y llegando a su collado (1 hora desde la salida), un amable bosquecillo de pinos. Variado que es el camino, vaya.


Pasado el bosquecillo, el camino se va por un nuevo barranco a la izquierda por lo que nosotros ganamos de nuevo el cordal y seguimos por una senda hacia la cumbre pasando junto a unos hermosos cortados sobre el valle de Turruncún:


El camino previo y el sendero de este último tramo son un poco tobogán, pero finalmente el lomo se empina para llegar hasta las proximidades de la cumbre.


En ese momento las peñas de la cima ofrecen una imagen tan bonita que casi nos olvidamos de la dolorosa cicatriz:


En la cima el GPS indica 1.472 m (518 m. de desnivel desde la salida..., más alguno más acumulado de los toboganes), y 7,1 kms de recorrido. El reloj, 2 horas y cinco minutos (aconsejo hacerlo un poco más despacio dándose 2 horas y media). La foto de rigor junto al vértice geodésico y el pequeño buzón...


...nos la hizo un montañero solitario que encontramos allí y que, a diferencia de nosotros, ni recordaba la de veces que había podido subir a Peña Isasa. David se llamaba. No recuerdo el primer apellido que me dijo, pero sí el segundo, Montiel. Le hice una foto para guardar el agradable rato de nuestro encuentro y para agradecerle los buenos consejos que nos dio. Entre ellos, el de subir a la Atalaya, su monte favorito.


De las vistas mejor no hablar porque son totales. Se ve todo, y más en un día como el que nos tocó, con niebla en el valle del Ebro y todas las cadenas montañosas despejadas. Desde Cebollera por el Suroeste hasta el macizo del Monte Perdido y Cotiella por el Noreste se veía todo, pero es que todo. Tras descorchar nuestra botella de vino y ofrecerle un trago a David, él se bajó rápido para llegar a comer y nosotros nos preparamos nuestro tradicional bocata de mejillones para degustarlo al sol, en este resguardo tan arquitectónico y acogedor presidido por una pequeña capillita con una Virgen que supongo será la de Vico, patrona de Arnedo:


Ciertamente la cima de Peña Isasa es un maravilloso edificio con numerosas caras hermosas, y no todas de piedra. Claro que la de Rosalía estaba iluminada desde dentro por la alegría del éxito en la excursión, el día excelente y... el vinillo del almuerzo:


Desde la cima vemos ahora el largo camino al revés, que siendo de bajada y sin apenas paradas a contemplaciones, lo hicimos en una hora y cuarenta y cinco minutos.


Poco antes de llegar a la dolina que hemos comentado antes descubrimos un peñasco que se nos había quedado oculto al subir, y cuál no fue nuestra sorpresa al verlo tan graciosamente habitado por una pandilla de buitres (lástima de un teleobjetivo mejor):


Y de remate, vaya esta foto del magnífico fondo que en todo momento preside el recorrido de bajada: nada menos que la gran silueta del Moncayo (me lo había guardado como sorpresa para el final) aunque eso sí, casi todo el día a contraluz.


Excursión realizada el 27 de noviembre del 2011.
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