Mostrando entradas con la etiqueta Burgos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Burgos. Mostrar todas las entradas

jueves, 24 de agosto de 2017

243. BAÑARSE EN LOS RÍOS. EL PISUERGA EN EL CAMINO DE SANTIAGO



El 17 de julio de este año hizo en Burgos un calor castellano, es decir, del seco y fuerte. A las nueve y media de la mañana nos arreó bien el sol cuando subimos desde Olmillos de Sasamón al Alto Castarreño para contemplar el océano de cereal. Pero eso no fue nada para el sol de plomo que nos cayó encima cuando a eso de las doce nos dio por subir al castillo de Castrojeriz. Después de almorzar en el excelente Bar Restaurante La Taberna, que debería de figurar en el BRA si tuviera ánimos de actualizarlo un poco más a menudo, pensé que había llegado la hora de buscar algo de frescor (y hasta un baño si era posible) en el cercano Pisuerga. Recordaba yo que en el cruce entre el camino de Santiago y el gran río que pasa por Valladolid había un puente precioso (aún no ensanchado para el paso de dos coches) y unas aguas bastante tranquilas como para bañarse y buscar alguna sombra donde sestear. Pero una cosas son los recuerdos y la ilusión, y otra la cruda realidad, y aunque el puente seguía igual de bonito, el estado de las aguas y de las orillas del río no invitaban al baño. Inasible al desaliento (creo que la expresión correcta es inasequible pero no me gusta nada) eché un vistazo al mapa para ver si más arriba o más abajo del puente había algún pueblo donde seguramente las gentes se bañaran aún en el río, y el primero que vi fue Iteros del Castillo, cuatro o cinco kilómetros aguas arriba. A la tórrida hora del mediodía no había una alma en sus calles, así que abordé a un paisano que andaba aparcando su coche y le pregunté: ¿no habrá por aquí algún lugar donde la gente se bañe en el río? El tipo me miró con cara de preocupación, como si yo estuviera loco, pero una vez que asumió mi extravagancia me respondió que sí, que por la parte baja del pueblo, junto al frontón, había un camino al río donde "antes" se solía bañar la gente. Fui para allá y al principio me metí por el camino (más marcado) que va hacia el norte, pero viendo que me perdía entre choperas volví hacia atrás y probé por el camino que he marcado con líneas amarillas en la siguiente foto de google, y en poco menos de un cuarto de kilómetro dimos con el Pisuerga.


Corría el agua, se veía limpia y había sombra, así que allí nos plantamos. A juzgar por el aspecto de  nuestra orilla y la de enfrente, parecía que hubiera allí un vado, pero si en Julio de un año tan seco como este bajaba con tanto caudal, no sé cuándo se podrá utilizar como tal.


Al principio nos metimos al agua con cierto respeto...,


y no porque estuviera fría, que de eso nada...


 ... sino porque la corriente era bastante fuerte, y hacia abajo había ramas y recodos donde la corriente nos podría arrastrar y darnos un susto...


Poco a poco le fuimos cogiendo confianza al río y gracias a que llevaba zapatillas para andar por el cascajo, fui subiendo corriente arriba viendo que iba ganando en profundidad y mansedumbre. Tan sólo cincuenta metros más arriba cubría algo más de la cintura y se podía nadar tranquilamente. Una pena pues, que el único acceso al río desde Iteros del Castillo fuera justo por la zona de más corriente.

Poco antes de irnos,  cuando nos estábamos dando el último baño en esa zona tan estupenda que mencionaba (y que he marcado con un rectángulo naranja, apareció en bici un grupo de adolescentes que venían a bañarse desde Iteros de la Vega. Por la forma tan despreocupada con que entraron en el agua, para ellos debía de ser habitual, pero a mí me supo como si fueran los primeros en disfrutar de mi descubrimiento. El acceso a esta zona de baño desde la margen derecha del río es mucho más amplia y cómoda que desde la zona de Iteros del Castillo, así que si os toca ir por allí, ya lo sabéis.

Por cierto, la fina línea verde que se ve en la foto aérea de Google Earth señala el límite entre la provincia de Palencia (a la izquierda) y la de Burgos, a la derecha. O sea, que los dos Iteros se juntan en el río (!).





jueves, 15 de septiembre de 2016

220. EL CASTILLETE DE PANCORBO. 1.038 m (5k, 432+)



Seguramente el artista exageró un poco al pintar el desfiladero de Pancorbo de aquesta manera (1836). Pero más exagerado es verlo ahora cruzado por la nacional, la autopista, el ferrocarril, la líneas eléctricas y todo lo que se nos pueda ocurrir hacer pasar por ahí. A cambio nos quedan las hileras de peñas que lo flanquean por arriba, en una de las cuales, la occidental, hay aún los restos de una fortaleza que en la guerra de la independencia tenía capacidad para más de tres mil soldados. Como no hice una foto para ilustrar esta somera descripción de la zona tomo prestada de Panoramio una de Javier Piris a quien le doy encarecidamente las gracias:


La idea de subir a este castillete de peñas (también llamado Fuerte de Santa Engracia) me la sugirió hace unos años Miguel Angel Marcotegui, con la advertencia de que el sendero era bastante empinado. Como no conocía el terreno busqué un track de wikilok y encontré uno (Millanja) que subía por la pista de atrás y bajaba por donde me había dicho Miguel Angel que estaba el sendero. Nuestra idea inicial fue hacerlo al revés: subir por delante y bajar por el camino suave de atrás. Pero como veremos en el reportaje de fotos, al llegar arriba encontramos otra opción de descenso mucho más corta y cómoda, al parecer hecha recientemente. De modo que nuestro track quedó tal que así:


Domingo 28 de agosto del 2016. Ocho de la mañana. El cierzo de la tarde anterior había dejado mucha neblina en la zona. Temperatura y condiciones ideales para subir en estas fechas. La pena es que no llegó a despejar del todo. Primera foto en el momento en que dejamos el cemento del pueblo y nos encaminamos hacia una pequeña caseta gris, seguramente de aguas, que se ve bajo las rocas:


En esta segunda foto se ve mejor:

Al paso, ruinas de grandes muros (seguramente también de la guarnición militar) y hasta restos de un aéreo arco entre las peñas:


Al llegar a la caseta hay que poner un poco de atención porque no hay que cruzar las peñas yéndose a la derecha ni irse por el camino hacia la izquierda. Hay que tomar un pequeño sendero casi desdibujado en el ribazo que está entre lo uno y lo otro. La entrada al mismo era tan pendiente que echamos en falta los palos de apoyo:


Más adelante el sendero se apacigua un poco pero sigue bravo y en ladera:


Pasadas las primeras peñas se ve en lo alto una pequeña construcción que parece señalar el punto al que vamos:


Un poco más adelante el sendero choca contra un grupo de rocas. La precisión del track descargado no me da para saber qué hacer, si treparlas o ladearlas por la derecha.


Tomamos esta segunda opción, pero al dejarlas atrás echo un vistazo y veo que el sendero parecía ir por las rocas:


En todo caso se vuelven a juntar para llevarnos a otro pequeño paso rocoso que se atraviesa sin ninguna dificultad:



Superado éste vuelvo a echar la vista atrás para dar una idea de lo agreste de la zona:


Ya solo queda llegar a la zona alta de las peñas, lo que se hace ladeándolas un poco por la izquierda:


Allí fue donde descubrimos el nuevo y flamante sendero que han abierto para subir algo más cómodamente al "castillete". Un palo con marcas amarilla y blanca lo señaliza. Casi de antemano tomamos ya la decisión de bajar por ahí.


Pero falta visitar la parte alta, lo que se hace traspasando lo que fuera la entrada a la fortaleza:


Giramos a la derecha y vemos los restos de los pabellones y unas grandes cuevas excavadas en la roca con unas ridículas mallas para que no se meta nadie dentro:



Aunque para ridículo de veras, la cubierta del mirador sobre Pancorbo y el vallado del tramo que llega hasta él:


Ganas de gastar el dinero y afear la cima de un monte. Como si no tuviéramos suficiente con las infraestructuras del desfiladero...

El punto más alto del "castillete" no está en este mirador sino en otro situado unos doscientos o trescientos metros más al oeste. Hacia allá vamos:


El cierzo nos pega bien del lado derecho y las nubes rozan la cima. Pero eso no afecta a la tradicional foto con el vértice geodésico:


ni a la novedosa selfie:


Desde este segundo mirador se ve el camino que sube por detrás del castillete de peñas, ruta que Millanja, el autor de nuestro track, había elegido para subir:


Pero nosotros ya habíamos decidido por donde bajar, pues por ahí es más largo y encima daba el viento de cara.

El piso y las señales del sendero descubierto parecen realizados no hace mucho:


y casi toda la parte de la zona de los zig zags está enmarcada con piedras por la parte exterior: 


Pero llegados a mitad de camino...,  vemos que la flecha hacia el fuerte ya está medio caída:

Como era de prever el sendero baja algo más alejado de las peñas que el de la subida pero así se tienen otras perspectivas:


El último palo indicador está junto al primer cobertizo del pueblo.


En principio intentamos encontrar alguna otra forma de entrar en Pancorbo pero volvimos nuestros pasos atrás y acabamos haciéndolo por donde habíamos empezado la subida pues los posibles caminos de descenso al pueblo nos llevaban demasiado hacia el sur. En el track se ve muy bien:



Dejo aquí el enlace a nuestro track y una foto del mismo con los datos fundamentales: 4,76 kms en total, 432+, y un crono de 1 hora cuarenta minutos que se explica porque mi amigo Carpo nos había invitado a almorzar a las diez y media de la mañana en Anguciana y no era cosa hacerle esperar. Más que una excursión mañanera nos supo a aperitivo deportivo.

De todos modos, también se lo puede uno tomar con mucha más tranquilidad, claro que sí.

lunes, 14 de septiembre de 2015

191. SAN MILLÁN, 2.131 m. (16k 1.100+) Sierra de la Demanda. Burgos



Tenía ganas de subir al San Millán desde el área recreativa que hay a dos o tres kilómetros al sur de Santa Cruz del Valle Urbión porque había leído que el hoyo que tiene hacia el Norte y el muro final a su cumbre es espectacular y muy montañero. También había leído que era un monte muy frío y ventoso y que en determinadas condiciones había quien se había dado la vuelta. Y es que los seis kilómetros de aproximación al punto donde se llega al hoyo y se avista la cumbre pueden desgastar bastante. Todo depende del agua que baje por el arroyo mayor del río Urbión, porque sendero y río van un buen tramo juntos. A comienzos de septiembre del 2015 no había que temer al caudal del río pero el domingo 13 salió muy ventoso y en la parte de arriba nos ventiló de lo lindo. Por cierto, no hay que confundir este río Urbión con el homónimo que baja del Pico Urbión a las Viniegras y entrega sus aguas al Najerilla. Este de Santa Cruz las lleva al Tirón poco antes de llegar a Belorado.


Seis km por el bosque y dos por el hoyo hasta alcanzar la cumbre son ocho km y no siete como dice el cartel de la zona recreativa donde se deja el coche (1.040 m de altitud). Como la cima está a 2.131, son casi 1.100+ de desnivel. El cartel dice que se hace en 3 horas, pero ahí sí que le recortamos algo: 2 h 40 minutos.


El mapa del track sin relieve no dice gran cosa pero aquí lo dejo por aquello de los kms y el perfil:




Como a las nueve y media de la mañana no había absolutamente nadie, aparcamos cuando vimos las primeras mesas de lo que podía ser la zona recreativa que buscábamos, pero cuando echamos a andar nos dimos cuenta de que aún había otra área algo mejor acondicionada unos doscientos metros más adelante (ver punto exacto de salida en la localización que pongo al final de post).


Rosalía se abrocha el polar porque el viento daba de cara y era fresco.


Aunque el sendero va saltando de un lado a otro del valle, no tiene pérdida. Lo que asusta al principio es lo lejos y lo alta que se ve la línea de las cumbres. Máxime si tenemos en cuenta que en los tres o cuatro primeros kilómetros apenas se gana altura.


Hacia el km 4 el sendero se confunde prácticamente con el arroyo y se agradece de veras que no baje agua. También se agradece, y mucho, que los amigos montañeros lo hayan llenado de cahíres, porque en algunos momentos tienes la sensación de haber perdido el camino.


Aunque parezcan innecesarios, también se agradecen los cahíres cuando vuelves a los tramos más marcados, no fuera a ser que hubieras cogido por error alguna vieja trocha maderera.


Hacia el km 5 hay un estupendo chozo de piedra para refugiarse en caso de necesidad.


El sendero se empina bastante en el último tramo del hayedo y pasa por tramos muy bonitos. Al final de este tramo se vuelve a cruzar el menguado cauce del arroyo...


... y después de hacer una ese, se llega enseguida al tan esperado gran hoyo del San Millán.



Estábamos completamente solos pero los numerosos cahíres seguían acompañándonos en la ascensión cuando el terreno se empezaba a poner duro.


El primer resalte se salva por aquella canal de la derecha que se ve en la foto de arriba.


Superado el primer escalón los cahíres siguen llevándonos por la derecha del hoyo hasta que justo debajo del muro final se duplican y te indican claramente que puedes optar por hacer la vía directísima a la cumbre o por dar una pequeña vuelta ganando un collado a la derecha.



Nosotros optamos por el collado, que bastante pendiente tenía ya; aparte de que pasadas las dos horas sin reponer energías, las fuerzas siempre empiezan a ir más justas.


En el momento de llegar al collado, el viento en contra casi nos echaba para atrás, pero la cumbre estaba ya a un paso.


Acercándonos a la cima nos cruzamos con el único montañero que vimos en todo el día. Bajaba tan aturdido por el viento que apenas articuló un buenos días (?).


En cuanto llegamos a la cumbre nos tiramos a un salvífico hoyito de piedras que otros beneméritos colegas han levantado en tan inhóspito lugar, nos calentamos las manos (que las teníamos heladas) nos hicimos la selfie de rigor, y dimos cuenta apresurada del almuerzo.


Otra foto mirando al valle por donde habíamos venido...:


... y corriendo para abajo que el cielo empezaba a ponerse muy gris.


Habían dado lluvia para las cinco de la tarde, pero a la una ya nos cayeron las primeras gotas. Con días tan alborotados de viento no te puedes fiar.



No sé si sería por el chaparrón que parecía avecinarse, en el último tramo de descenso del hoyo me fijé en la existencia de otro bonito chozo de piedra:


Por suerte el cielo aguantó lo gordo y el follaje del bosque hizo más llevadera la fina e intermitente lluvia que nos acompañó hasta abajo.


En el final del hoyo y comienzo del bosque siempre puedes despistarte, pero ahí están otra vez los cahíres para no perderte.


De nuevo en el tramo bonito del hayedo (km 6 al 5 en ascenso/ o del 11 al 12 en el descenso)


y más fotos del tramo entre el 4,5 y 3,5 donde arroyo y sendero van tan juntos que no me importa repetir una vez más las gracias a los artistas de los montoncillos de piedras de señalización.


Rosalía siempre baja con más cuidadito que yo. Aún así empleamos sólo 2 horas y diez minutos en el descenso.


Para días de primavera queda pendiente subir a las tan celebradas cascadas que bajan de los barrancos ubicados a la izquierda del valle (aguas abajo) cuyos entretenidos senderos , según los relatos que he podido leer, no ofrecen mucha confianza en jornadas tan montañeras como las de hacer la cima del San Millán.


Como dice Arguiñano: otro éxito.