jueves, 26 de junio de 2014

158. TXINDOKI, 1.342 m. (8,5k 930+) Larraitz, Guipuzcoa



Le llaman el pequeño Cervino de Guipuzcoa porque desde Villafranca de Ordizia y Beasaín muestra una bellísima imagen de gran esbeltez (la foto no es mía, así que agradezco a su autor que me la preste como apertura de esta excursión). Desde Larraitz (410 m), el punto donde se emprende la subida normal, se ve un poco más romo, pero sus novecientos metros de desnivel también impresionan:


Claro que nosotros cuando llegamos tampoco lo vimos así porque estaba todo metido en la niebla. Esta foto se la hice justo cuando nos íbamos. La vía normal de ascensión va por la derecha pero nosotros elegimos subirlo por la izquierda siguiendo el track en wikilok de "Furgoxo" para bajarlo luego por la normal tal y como hizo él. Así pues el track que nos grabó a nosotros el endomondo es prácticamente el mismo. Aquí el mapa:


Bueno es advertir que este recorrido de ascenso no tiene ninguna marca o señalización y que habiendo niebla y desconociéndolo completamente, no nos hubiéramos metido por él de no ser por el gps. Nada más cruzar la valla donde acaba el "enorme" parking (en el País Vasco la montaña ha sido siempre religión de éxito), subimos recto por un prado de vacas bastante pendiente en el que los senderos no duran más de cinco metros:


En lo alto de ese prado (km 1) te encuentras con un camino poco transitado (o verde) que viene de la normal y que pronto se acaba al llegar a una pequeña antena metida ya en el bosque.


Se sortea la valla de la antena por la derecha y empezamos a andar por un sendero muy agreste que en algún tramo llega a estar semioculto por la alta hierba.


Como el sendero no se pierde (apenas hay bifurcaciones) y el track nos dice que vamos bien, lo disfrutamos de lo lindo:


Roca a la derecha y fuertes pendientes a la izquierda, no es tan duro como dicen algunos (o sería por la niebla...), pero desde luego, en días húmedos (que suelen ser casi todos) no es muy recomendable para bajar por él. Cuando salimos del bosque y subimos un par de zig zags aparecemos en el lugar más bonito del recorrido, el circo o rincón del Muitze. Si os esforzáis un poco podréis ver el sendero y a Rosalía en él:


Rosalía me hace una foto después de pasar por delante de la pequeña cascada para que veáis como me mojé... ja ja ja, -es broma. No, en junio la cascada no tiene más que un hilito de agua. Lo de mi camiseta de algodón es una enorme mezcla de sudor y niebla que al escurrirla luego en la cima hizo casi un charco: 


Seguimos el sendero bordeando la roca, y remontando el arroyo de la cascada llegamos a una zona herbosa en la que..., oh maravilla, salimos al sol:


En lo alto tenemos a la vista el collado anterior a la cumbre. Y para abajo, bueeeno, una preciosidad de imagen:


En el collado nos encontramos de frente con el sendero de la vía normal, giramos noventa grados a la derecha y directos a la cumbre. La primera parte del sendero está acotada con pequeñas tablas para guiar a la gente (¡cantidad de gente! -dicen que no hay día en que no suba alguien...) y evitar la erosión:


Luego se llega a un terreno algo más rocoso que yo pensaba que iba a ser más largo y duro de lo que es:


Y aunque los novecientos metros de ascensión se empiezan a notar, afortunadamente se hace cima casi sin darte cuenta:


Dos horas veinte minutos dice el track. Según mis sensaciones y tal y como recomienda la Dirección General de Tráfico (ja ja) creo que cada dos horas hay que parar a tomar algo y recuperar. Y es que en la foto de la cima a Rosalía se la ve mucho más fresca que a mí.


Eso sí, como se estaba de maravilla ahí arriba, sacamos los bocatas, la botella de vino y... hasta un cigarrito, y a fe que me recuperé porque el descenso lo hicimos en una hora y veinticinco minutos (y eso, porque Rosalía baja con bastante prudencia). Pero antes de bajar, mejor echar una mirada al mar de nubes que teníamos hacia el norte:


y al mar de pastos, Aralar, que teníamos hacia el sur. Más allá de Aralar se ve el Beriaín-San Donato, montaña que nos gustó tanto al verla desde Lizarraga durante el regreso en coche a Logroño, que se ha convertido en un nuevo objetivo:


Al llegar a la cumbre solo había un trío de durangueses y un grupito que hablaba catalán, pero mientras estuvimos almorzando aquello se puso de gente como...¡ la plaza de Cataluña! -que dicen los de Barcelona:


En la primera parte del descenso por la ruta normal yo me daba la vuelta hacia atrás para tomar alguna foto bonita de la punta del Txindoki, pero un poco más abajo del collado volvimos a meternos en la niebla:



Quedaba al menos disfrutar del sendero en ladera que ofrece largas perspectivas...:


... una zona muy bonita con pinos a un lado...:


... y el tramo bajo, de piso bastante árido pero con vistas a esa maravilla de paisaje verde salpicado de caseríos con que nos regala toda la cornisa norte del País Vasco:


No os cuento lo buenas que estaban las cervezas de los bares que hay en Larraitz porque me vais a llamar "canso" y repetitivo, así que para finalizar os pongo una foto de las botas y de mis piernas (ja ja ja)  mientras nos tomábamos la cerveza: prueba de que el sendero a la subida estaba bastante cochino y de que acertamos al llevar botas en vez de zapatillas.


Excursión realizada el domingo 22 de junio del 2014. Tiempo total de subida y bajada, 3 horas 45 minutos. En la cima, ni sé la de tiempo que estuvimos (porque sin gente o con gente, ¡se estaba en la gloria!).





martes, 24 de junio de 2014

157. PEÑA SAIDA, 1.378 m. (14k 750+) POR SENDA BONITA. NALDA. LA RIOJA



Seguramente este sendero entre Nalda y Luezas siempre habrá estado ahí, pero si ha llegado a nuestro conocimiento es gracias a los blogueros de bici de montaña que lo suelen usar para sus descensos del cordal de Serrezuela y que lo han bautizado como "senda bonita". Cuando le dijimos a un paisano de Nalda que íbamos a subir a Peña Saida por "senda bonita" nos miró con cara rara como diciendo que ese nombre no lo tenía registrado. Tampoco llamaba Cubaldón a la cima del Serrezuela: "eso está más abajo" - nos dijo. Sea como fuere, lo que está claro es que Peña Saida es esa cima redondeada que se ve a la derecha en la foto de arriba, y que por el barranco que sube hasta el collado que vemos a su izquierda discurre una estupenda senda que solo por el nombre que le dan los ciclistas ya teníamos ganas de recorrer. Para ello subimos con el coche desde Nalda por el "camino del chorrón" (que sale junto a la ermita de Villavieja) hasta un puentecito en que se acaba el firme asfaltado (645 m de altura dice el GPS). Desde ahí hasta Peña Saida son 7 kms y 733 mts de desnivel que nos costaron 2 horas justas según puede verse en el track de endomondo:


El acercamiento al pinar son 2,5 kms. En ese punto el camino gira 90 grados para ir al cortafuegos del Serrezuela, y un poco más adelante, a encontrarse con el camino de los Adobes y con el que baja del collado del Mallo (v. Montes 153). Justo en ese giro arranca nuestro sendero con una indicación nueva en amarillo que dice: Luezas. No tiene pérdida:


El primer tramo es el más empinado, y en la siguiente foto se muestra que el efecto del paso de las bicis en su perfil no es muy cómodo para el pie:


Afortunadamente pronto se suaviza y se hace mucho más compatible para todos, -incluso para un par de moteros que nos adelantaron saludando cordialmente. (Hay un cartel a la entrada del sendero de prohibido motos, pero cuando los chavales son tan majos como para parar y saludar, nosotros encantados de que también disfruten del monte a su manera).


Tras dos kilómetros y medio de subida más o menos tendida, ¡y bonita de veras!, salimos por encima de los pinos y contemplamos la gran vega del Iregua, con Logroño y el León Dormido al fondo:


Y mirando hacia arriba, ya tenemos la cima de Peña Saida al alcance de la vista:


Llegados al collado, dejamos el sendero que sigue hasta Luezas, cruzamos una valla de ganado por la única puerta que hay, y como no vemos mayor traza, atacamos derecho a la cumbre. Al bajar veremos que este último tramo se puede hacer un poco más suave tirando hacia la izquierda, por donde hay una traza no muy marcada. De todos modos los arbustos no dan muchos agobios y se puede andar por cualquier lado.


La cumbre no está en las primeras rocas que se ven sino algo más adelante:


Poso yo primero en el vértice geodésico mientras mi compa se pone el cortavientos, que hacía fresquito.




A la izquierda puede verse el Valmayor (Montes 111) y detrás, el Monte Laturce. A la derecha, en primer término, el Serrezuela, y detrás y a lo lejos, el Zenzano (Montes 97). Foto de los dos con el automático...:


... y almuerzo en la ladera sur al resguardo del cierzo:


Bajamos por el mismo sitio, así que no puse el track para no liar las líneas azules en el mapa. No tardamos más de hora y media en estar de vuelta en el coche.  Me llamó la atención esa curiosa cueva que aparece cuando se acaba la senda bonita y se toma el camino:


Un corredor de montaña nos descubrió que en la V que hay en el camino poco antes del primer kilómetro de mi track, se puede atajar por un sendero que baja y sube al pequeño cauce seco.

Decir también que donde acaba la pista de asfalto apenas hay sitio para dos coches. Cruzando el puente se podrían aparcar otros dos o tres,  pero el lugar ya no da para más. De todos modos en los montes riojanos, pocas aglomeraciones.


Excursión realizada con Rosalía el domingo 15 de junio del 2014.

domingo, 22 de junio de 2014

156. LA MUELA DEL PORTÚS, 551 m. (12k 550+) CARTAGENA



Las montañas de Cartagena son ásperas como ellas solas y con el sol que pega en Junio no apetece mucho meterse; pero como andábamos con ganas de monte y el martes 10 salió encapotado, a las 7 de la mañana saltamos de la cama para subir cuando menos a la Muela del Portús, una ascensión corta y sencilla pero variada, sobre todo si la hacéis como nosotros: subiendo por el lomo que sale del Portús y volviendo por la parte de atrás. También yo separé el track de la subida (4,5 kms / 1h 33') del de la bajada, (7,46 k / 1h 39') aunque por razones geográficas pongo primero el segundo y debajo, el primero:



El sendero arranca justo en la rotonda donde entroncan la bajada al El Portús y la entrada al camping naturista y aunque no hay ninguna indicación es bastante evidente:


En cuanto ganas un poco de altura la vista se te va hacia atrás, especialmente, a esa cota tan árida que también pensábamos subir, el Mirador del Moco, pero puesto que San Bernabé no da para más, se quedó para otra ocasión:


Aunque estaba nublado y el entorno parece reseco, entre la humedad y el calor me empezaron pronto a cambiar el color de la camiseta....:


El sendero llega a los pinos y deja de ser tan claro, pero no tiene pérdida. Atraviesa una zona quemada y llega ante una ridícula señal al borde del camino que sube desde el pequeño barrio de EL RINCON y que dice: "Prohibido el Paso. Propiedad Privada". Sólo le falta la firma del señor marqués:


Hacemos caso omiso y tomamos la pista que sube zigzagueando hasta la ermita de la Virgen de El Portús (¿será propiedad privada también?):


Tras hacer unas fotos al pequeño altar de la Virgen seguimos para arriba hasta una especie de parking o explanada a la que llega también el sendero que viene de la zona superárida de la "casa del Comandante":


Echamos un vistazo a dicho sendero pero nuestra ruta es la contraria: subir por las trazas bien marcadas que hay en esa ladera y llegarnos hasta la escalera metálica con la que se supera cómodamente el farallón superior de rocas:


Desde la parte superior de las rocas no se ven las antenas que hay en la cima, pero tras andar un poco por su lomo en dirección Oeste enseguida aparecen y se llega a ella. Lo importante es no perder el sendero porque los arbustos no son de los que acarician las piernas...


Foto de coronación con el pequeño trípode porque allí no había nadie. (La sudada de la camiseta llega casi hasta abajo):


No hacía frío pero tiraba un aire bastante desagradable y no habíamos subido ni un simple cortavientos. Miramos de guarecernos en las dos casetas de las antenas que tenían la puerta abierta, pero estaban cochinísimas. Así pues echamos un vistazo a la zona occidental de la ensenada de El Portús...


... y tiramos para abajo por un sendero que enseguida aparece en la ladera norte...:


... hasta un punto donde no había viento y pudimos comernos el bocadillo y las cerezas que habíamos llevado como almuerzo. Así se puede apreciar también la vista de la Muela por este lado, justo detrás de Rosalía.



De este sendero que se va haciendo camino sale a mano derecha otro sendero bastante evidente que va por encima del primer cordal aunque luego empieza a bifurcarse por diferentes cordales y la cosa se complica un poco.


La solución es tomar siempre el de la derecha, aunque con el último que elegimos (km 2,5 del descenso) lo que en realidad hicimos fue meternos en el pinar confiando en que pronto saldría a la pista que sube a la ermita, -como así fue, pero no muy pronto, sino kilómetro y medio más adelante. Poco antes de dejar ese sendero encontramos una caseta tan bien hecha que nos sorprendió mucho. El enigma se resolvió muy rápido: en su interior había un cartel escrito en alemán (...) :


El sendero que traíamos y que pasa junto esta caseta, sale a otro que baja de un cordal, y como en el encuentro no hay ninguna señal y pasa bastante desapercibido, si lo queréis hacer de subida (o nosotros repetirlo en sentido contrario) la única solución es tirar de track y gps.

Lo que no tiene pérdida y sí muchas señales es la embocadura del camino que sube a la ermita, que encontramos un poco más adelante: Prohibido, prohibido, prohibido.


Hacia abajo no hay mayor problema y en poco menos de un kilómetro llegamos a un pequeño barrio de casas llamado EL RINCON:


Por su pequeña carretera llegamos a la general que nos devuelve a EL PORTÚS. Son casi dos kilómetros de desagradable asfalto y bastante tráfico que hicimos todo el rato mirando a ver si dábamos con algún paso que nos permitiera bajar al camino que va por el fondo de la rambla, pero o no lo hay o no hubo suerte. A cambio, encontré al borde de la carretera este curioso almendro con el tronco en forma de escultura moderna:


Una mañana muy bonita de monte que se saldó con una gran jarra de cerveza y un buen rato de playa antes de comer aunque... sólo para bañarnos, porque el sol que se había ido asomando un poco en la bajada, se volvió a ocultar y ya no salió más en todo el día.