viernes, 18 de abril de 2008

10. SENDA DE CAZADORES hasta REFUGIO DE GORIZ (22k 1.100+). ORDESA.



Tras los fastos del centenario de elhAll bueno va a ser que nos regresemos al monte otro poco a por oxígeno (más que nada porque con tanto cerebro en Logroño pensando sobre los “conceptos” del Patrimonio, noto que me ahogo). Aunque gafados como estamos por la fúnebre manera en que lo hemos celebrado (el centenario) voy a aprovechar ya la onda crítica para contar la excursión que hicimos este verano por el interior del cañón de Ordesa. Y es que…, tampoco todo el monte es orégano.

Para empezar no es nada agradable que cuando vas al monte a por oxígeno y libertad, lo primero que te encuentres en el camino es un cartel con 18 prohibiciones (foto 1) ¿no se les ha ocurrido ninguna más o es que no cabían ya en el cartel? Un Parque Nacional es un lugar tan bonito que está marcado, y eso le quita mucho encanto. Dicen que lo hacen para protegerlo, pero cuando un monte se acota y se llena de prohibiciones y de guardas, mal panorama.

La primera vez que fui al valle de Ordesa (agosto del 89) entramos hasta el parking central con nuestro coche pero ahora hay que dejarlo en un parking de pago en Torla y entrar en un autobús (de pago también) que tiene un horario poco montañero. El primero es a las 6 y el segundo a las 7. Luego, cada media hora hasta las 9, y luego, cada 15 minutos cuando llega la turistada. Como llegamos a las 6 y veinte, cuando amanecía, pues a esperar cuarenta minutos. Paciencia.

El plan era hacer la Faja de Pelay por la senda de cazadores, así que en cuanto nos bajamos del autobús a las 7:30 echamos a correr al sendero para poder subir solos, cosa que conseguimos. Las guías dicen que el sendero es tan empinado que es menos peligroso hacerlo subiendo que bajando, pero lo cierto es que hay momentos en que impone (foto 2).



Tras hora y media de dura e ininterrumpida ascensión llegamos al mirador de Calcilarruego y al famoso sendero horizontal de la faja. Yo me había imaginado que el sendero estaba más cerca de la línea de cumbre y no tan a media ladera, así que me llevé una pequeña decepción. Paramos cinco minutos a coger aire y mirar hacia las cumbres de la brecha de Rolando y el circo de Cotatuero (foto 3):


Por delante nos quedaba el largo recorrido de la faja, a la derecha de la foto 4:



No nos encontramos más que a unos montañeros de Valls que habían cogido el autobús de las 6 y a un par de guardas, así que a medio camino tuvimos la suerte de cruzarnos con un par de rebecos saltarines.

El sendero de la faja es en algún momento muy aéreo pero al final decepciona, porque cuando se aproxima al circo de Soaso en vez de ganar altura la pierde y casi se junta con el camino turístico por el que suben procesiones de gentes a la cascada de la “cola de caballo”. En todo caso la magnífica vista del circo y de las grandes cumbres de encima no te la quita nadie, y por eso, tras otra hora y media de camino, o sea, a las 10:30 paramos a almorzar y disfrutar del panorama (foto 5):



La solución para salvar el día montañero y no acabarlo en la concurrida Cola de Caballo fue subir hasta el refugio de Góriz. El sendero que llega de la faja se encuentra con el que sube del fondo del valle para evitar el paso de las clavijas, por lo que con tres horas y pico de caminata en las piernas nosotros también preferimos no hacer pasos circenses (nunca mejor dicho) y colocarnos por encima del circo de Soaso sin mayor contratiempo. La subida al refugio va adentrándose poco a poco en ambiente propio de la alta montaña (foto 6):


mientras que hacia atrás (o hacia la izquierda) se puede disfrutar de la vista de todo el valle y de la faja de Pelay ya recorrida (foto 7):



Finalmente llegamos al refugio a las 12:45, es decir, después de 5:15 de salida y parada de almuerzo. La perspectiva que se tiene del Monte Perdido, justo encima (foto 8), es bastante pobre así que el único aliciente de la misma era ver bajar a quienes habían hecho la cima ese día. Nosotros ya habíamos renunciado a hacerla porque previamente habíamos llamado al refugio por teléfono y nos dijeron que no había plazas hasta el 26 de agosto, ¡y estábamos a 30 de julio!



En el descenso hice una interesante foto en la que se pueden ver las sendas que concurren en el circo de Soaso: la que viene de la faja de Pelay (al fondo a la derecha), la de las clavijas (que justo se pierde en la pared a mano derecha) y la que evita las clavijas (al fondo de la foto). (foto 9)


Paramos obviamente a refrescarnos un poco bajo la famosa cascada de la cola de caballo más o menos en “olor de multitudes” (foto 10),


y finalmente echamos a correr camino abajo por el concurridísimo sendero. Del refugio a la cascada, 1hora 10 minutos. De la cola a la parada del autobús 1h 45minutos, como digo, prácticamente a uña de caballo. O sea que en total ocho horitas de marcha, y nueve y cuarto en total, con las cortas paradas que hicimos.

En el autobús cambiamos impresiones con dos aguerridos montañeros de Marquina que habían bajado todo el rato delante nuestro y que nos contaron que habían pasado la noche de vivac en la cumbre del Perdido con un viento terrible y una temperatura próxima a cero grados. A falta de hacer cumbre nosotros, su relato colmó nuestra imaginación.

Como final y corolario no está mal: en el Parque Nacional, la libertad está por encima de los dos mil quinientos metros. O en todo caso en paredes inaccesibles para nosotros como esa maravillosa del Tozal del Mallo que, saliendo a la derecha, nos da la despedida (foto 11):


(excursión realizada con Rosalía el 30 de julio del 2007)