martes, 27 de septiembre de 2016

223. AITZGORRI, 1.528 m, (7k, 700+) por San Adrián



Quería regalarme este año por mi cumple un monte bonito y, de paso, regalárselo también a mi hija Teresa para corresponder a las fotos de su tour por los Dolomitas que nos acababa de traer a casa. Y la elección del Aitzgorri fue todo un acierto. Si a eso sumamos que el día salió espléndido, este año sí que puede decirse que celebré mi sesenta y tres sanmateo ¡por todo lo alto!


Lo único complicado fue la elección del itinerario porque hay wikilocs a patadas y por lo que se ve, cada uno sube al Aitzgorri de donde le parece. Itinerarios muy largos, cortos, circulares, o senderos poco claros. Como no consulté guía o blog alguno, al final elegí subir por la ermita de San Adrián y bajar por la del Santo Espíritu, que me parecieron las rutas más bonitas y frecuentadas, dejando el coche en el aparcamiento que hay al final de una larga pista de cemento que sale de la Venta de Otzaurte. (Ultimamente siempre dejo el punto de parking/inicio del sendero al final del post, en la pestaña "Ubicación").


Echamos a andar pasadas las diez de la mañana, porque desde Logroño hasta el punto de salida hay casi dos horas de coche. En el parking mencionado hay muchas señales y ninguna que ponga Aitzgorri, es decir, que hay que coger la que pone San Adrian (o su equivalente en vascuence que no recuerdo cómo decía) y llegar hasta una curiosa casa como de comienzos del siglo XX que parece semiabandonada o cuando menos cerrada a cal y canto. Allí giramos noventa grados a la izquierda y vemos un espectacular agujero en la pared: la ermita de San Adrián. También vemos un montón de postes y cables eléctricos, ay, que en las fotos de otros excursionistas no estaban. No acabo de entender que la gente haga fotos como quien se pone una venda en los ojos para no ver la cruda realidad.


Debe de ser que subiendo al monte vamos tan contentos que pasamos de todo. O que miramos más al suelo que al cielo.


Tan seguros y decididos vamos hacia la grandiosa entrada de la ermita que tampoco nos fijamos en algunas de las señales del recorrido (parece que todo va a estar muy marcado...). Nos atrae mucho más el juego de formas entre el arco natural del monte y el arco artificial del muro de cierre. Bonito y original:


Traspasado el arco de acceso encontramos bajo el gran techo de roca una ermita convencional que nos hace recordar, por contraste, la ausencia de cubierta de nuestra ermita de San Esteban en Viguera.


Pero lo más curioso del emplazamiento de San Adrián es que el agujero en la pared se prolonga en forma de túnel hasta el otro lado de la montaña por donde sigue nuestro sendero o, según dicen algunos, "toda una antigua calzada romana" (!).


Pasado el túnel vemos ya al fondo el hayedo por el que tenemos que subir al cresterío rocoso del Aitzgorri que se asoma al fondo de la foto:


Dicen que sube tanta gente al Aitzgorri que es imposible perderse, pero..., como San Mateo cayó este año en miércoles y ese día no había nadie...; y como todo el mundo lo debe de tener muy claro pues... ¡que se han olvidado de poner alguna señal en el punto donde hay que dejar la "calzada romana" para girar noventa grados a la derecha e introducirse en el hayedo! Vaya por dios. Siempre igual. Por un pequeño fallo técnico, el track que había buscado en wikilok no se me había descargado y allí no había cobertura para buscarlo. Afortunadamente Teresa lo había bajado para el Suunto y yo me había fijado que la entrada al sendero debía de estar al fondo de una pequeña campa que hay a unos ciento cincuenta o doscientos metros pasado el túnel allí al fondo a la derecha de la foto de arriba.

Estuvimos dando vueltas buscando alguna señal, pero no dimos con ninguna. Y Rosalía ya se nos iba calzada adelante (!). Al final entramos en la campa y lo encontramos. En el track que grabamos con endomondo he marcado con unos puntitos amarillos (para no ocultar la pequeña campa) el punto en donde echamos en falta una señal de salida del camino y entrada al hayedo:


"Haz una foto del sitio", me dijo Teresa; pero yo ya estaba dentro del sendero y la foto no va a decir mucho a quien tenga que buscarlo como nosotros. Lo que sí se ve es la pequeña campa de atrás.


Mirando hacia arriba, está bien claro que todo ese pedrerío desgastado es producto del paso de miles de montañeros:


Pero el hayedo es traidor porque a veces todo parece camino, así que cuando encontramos unas viejas marcas amarillas (que ya parecen líquenes) nos alegramos de estar correctamente ubicados. Sería bueno que se renovaran dichas marcas como han hecho en el sendero por el que volvimos luego.


La pendiente no es tan dura como me esperaba pero el terreno es áspero. La salida se recibe con alegría, especialmente cuando vemos Aratz detrás y celebramos lo altos que estamos ya:


Por delante el terreno sigue pedregoso, pero las viejas y grandes marcas amarillas se ven mejor que en el bosque.


Al cumbrear este tramo de arriba vemos al fondo una canal en diagonal muy pendiente y junto a la roca. ¿Uhhhh, será por ahí...?


Pues sí, es por ahí. No hay sendero por abajo.


Venga, para arriba, que seguro que no falta mucho. El ambiente montañero de ese paso es excepcional:


Al acabar de subir la canal avistamos ya la cumbre del Aitzgorri y su ermita, y yo me pongo tan contento que hago una selfie como si hubiéramos llegado ya (o sea..., como cuando te pones nervioso a la hora de abrir los regalos de cumpleaños):


Pero no, aún falta subir otro buen repechón:


Y cuando llegas arriba...


¡córcholis! parece que se la estén llevando más allá:


Pero como prisa no hay ninguna, lo mejor es hacer el último esfuerzo como quien ya está en la cumbre. De paseo. Llegamos a la ermita y a un bonito refugio... ay, lleno de mierda de cabra. Alguien dejó en su día la puerta abierta y el estupendo recinto creado para pasar allí la noche está que apesta y completamente inservible. Hará falta una buena cuadrilla de esforzados montañeros para volver a ponerlo otra vez en funcionamiento. Qué pena da ver así lugares hechos en su tiempo con tanta ilusión.


De ahí a la cima no hay más que unos metros (foto de presentación). Ahora sí, la selfie del equipo junto a la cruz y el buzón en forma de hacha:


Una mirada a la famosa cresta que sigue hacia el norte:


Y a almorzar.


Soplaba una brisilla fina de las que te deja frío el sudor de la espalda y todos los resguardos estaban llenos de mierda de cabra, así que tuvimos que andar risqueando un poco hasta dar con el lugar idóneo. Eso sí, una vez que lo hubimos encontrado costó más de una hora ponernos después en movimiento. Se estaba de maravilla allí arriba.


Poco antes del último repechón hacia la cima que decía antes, está la bifurcación de senderos. En vez de volver por donde habíamos venido cogimos uno a media ladera en el que...


... no te podías despistar mucho mirando al paisaje porque la pendiente a la izquierda no es que sea vertical, pero es de las de bajar rodando hasta no se sabe donde en caso de caída. Mirando hacia arriba vemos los puntos amarillos con que han marcado recientemente la subida:


Las rocas que vamos dejando atrás están preciosas así que tampoco sería mala opción para subir al Aitzgorri por este sendero.


En ese paso hay que poner más atención, que ahí sí que la caída es vertical.

No se tarda mucho en volver al hayedo...:


... donde la humedad hace que el sendero esté resbaladizo incluso en días soleados como el que tuvimos:


Mis chicas se lo tomaron con mucha calma, y bien hecho, porque cuanto más tiempo estuviéramos disfrutando de la sombra del hayedo, mejor. Hay días en que eso de haber convertido las montañas en campos de competición, donde siempre intentas hacer un "buen crono", no tiene mucho sentido. Y este era uno de ellos:


Cuando se sale del hayedo se ve a la izquierda la ermita del Espíritu Santo, y abajo, la casa cerrada que habíamos visto a la subida:


Junto a la ermita se pasa una valla de protección para el ganado (ahí está también el punto amarillo / bien hecho):


Y se desciende por una amplia campa. En el césped Teresa dejó que sus piernas se estirasen un poco y corriesen a gusto:


Aunque con eso de correr hay que tener cuidado, no sea que animes a las vacas tras de ti...:


En el parking y junto al coche nuevo, palos en alto, grito de saludo de los tres mosqueteros y...¡otro éxito!


Excursión realizada el miércoles 21 de septiembre del 2016, festividad de San Mateo y día de vacaciones en Logroño.


Dejo aquí el enlace al track de Suunto por si alguien se lo quiere descargar. Como ya he comentado antes, en wikilok no lo pude poner.

La cerveza de rigor la tomamos en la Venta de Otzaurte que está justo en el cruce de la carretera de Cegama con la pista de hormigón mencionada. Y además de tomar la cerveza (un buen consejo comercial para acabar), compramos el queso tipo Idiazábal que hacen allí. ¡Está buenísimo!