La última ascensión que nos habíamos propuesto en estas vacaciones 2016 en la isla Reunión, era la del Piton de la Fournaise o borde del cráter del volcán de la Dolomieu que tiene 2.522 m de altitud. Es una subida sencilla desde el paso de Bellecombe (2.311 m), que transita enteramente por coladas volcánicas. Se accede al sendero al volcán por un paso con puerta metálica que se cierra en el caso de que los vulcanólogos avisen de erupción. La probabilidad es tan frecuente que así es como han redactado el cartel de la puerta.
Planificamos la excursión como en el caso del Piton des Neiges, es decir, con noche en la Gité o Refugio del Volcán que está algo apartado, no sé muy bien por qué, del paso de Bellecombe donde hay un parking tan grande como caótico. El primer día haríamos un reconocimiento de la zona y ya en el segundo, saliendo del refugio, iríamos hasta el gran cráter del volcán. La carretera que sube desde Bourg Murat ofrece numerosos atractivos como para pasar un primer día de tranquilo turisteo. El primer mirador del recorrido, el de la Rivière des Rampart, estaba tan lleno de coches que lo dejamos para el regreso. En el segundo punto de intéres, el cráter de Commersone, no había absolutamente nadie así que nos asomamos al infierno en completa soledad. Este es el agujero:
Y este el borde norte del cráter con Rosalía dando la escala:
Antes de seguir hacia el segundo punto de interés hice una foto del extraordinario ambiente que se respira en torno a la carretera por donde pasan los coches como si fueran juguetitos.
En esa zona aún hay vegetación, pero cuando te asomas al Plain des Sables con el volcán Dolomieu al fondo se te corta la respiración y bajas del coche con la boca abierta a contemplar (y... a hacer fotos!):
La carretera asfaltada llega justo hasta el comienzo de esa extraordinaria llanada de "arenas" volcánicas. Pero antes de adentrarnos en ella me gustaría decir algo que no he leído en ninguna guía ni en ningún relato de viajero: que a la carretera asfaltada le sigue un camino infame lleno de enormes baches que es una auténtica vergüenza para la isla y para Francia y su "racionalidad". Cinco insufribles kilómetros hasta el paso de Bellecombe en que te dejas los amortiguadores del coche, la columna vertebral y... el repertorio de blasfemias. Hay que ser idiotas para tener una pista en tal estado. Si no quieren dejar pasar, que la corten, y si dejan paso que la asfalten, pues nada hay menos ecológico que levantar polvo y crujirte las vértebras sin necesidad alguna (bueno, eso también vale para la pista del cabo de Gata en Almería, ahora que me acuerdo).
Dicho esto, olvidamos al hombre y miramos a la tierra en ese paisaje en construcción de formas extrañas y sorprendentes. Me acordé entonces de una vez que Carlos Lloret me contó un viaje a Islandia: las formas del paisaje de las tierras volcánicas no tienen nada que ver con las formas de la erosión que para nosotros son tan habituales, me decía. Todo es subrealista, todo está como en construcción.
Volvemos al coche y... a los cinco kilómetros de pista hasta el paso de Bellecombe, que nos cuestan veinticinco minutos. Corriendo hubiera llegado antes y sin cabrearme. Una vez que conseguimos aparcar (que entre los pedruscos y los muchos coches que hay no es nada fácil) vemos que las nubes empezaban a cubrir el Dolomieu, pero aún se veía justo debajo de la "enclose" (el paso hacia el cráter) una curiosa formación de cenizas: el Formica Leo.
Espero un poco a que se vayan las nubes y tiro de lo que da de sí el teleobjetivo de la automática. Mañana pasaremos por ahí, me digo.
Para los 11 kms de caminata desde Bellecombe hasta el Dolomieu por terreno volcánico dan 5 horas y media, así que como ya era mediodía pasado, y en Reunión anochece a las seis y media, decidimos dar un paseo de 3 kms por el borde del muro volcánico hasta el Piton Partage, a ver si con un poco de suerte se iba la niebla y podíamos tener las estupendas vistas que prometía la guía de randonnées. El sendero es magnífico y la zona, por ser ladera norte, está llena de vegetación.
Salimos entre sol y nubes pero a mitad de recorrido se cubrió completamente y otra vez tuvimos que echar mano de las capas:
En la cima no se veía a cuatro pasos pero el almuerzo ya no podía esperar más, así que dimos cuenta de él junto al vértice geodésico.
Casi todo el regreso lo hacemos también con las capas puestas.
Tratamos de tomar un café en el pequeño refugio que hay junto al parking de Bellecombe pero el lugar no puede ser más desolador. No hay ni un solo banco para sentarse y el añadido de los aseos debe de ser motivo de orgullo de algún arquitecto moderno.
Cogemos el coche y nos vamos al Gité del Volcán, que como digo está algo apartado del gran parking de Bellecombe, no se sabe muy bien porqué. Pongo ya una foto de google earth para situar todo lo que hemos visto y... el objetivo del día siguiente:
Cambiamos de perspectiva y vemos la ubicación y la carretera al refugio sin necesidad ya de señalarlo:
Anoto arriba, eso sí, la fecha de las coladas de lava que durante lo que llevamos de siglo han llegado al mar por lo que se llama la Grand Drole (o quemadura). Luego las veremos más de cerca. De momento tomamos posesión del refugio donde nos hacemos una selfie y nos echamos una buena siesta:
El comedor de la Gité es un espacio en galería muy agradable y en los distribuidores de las casitas de las habitaciones hay estufillas para calentarse, cosa que todo el mundo echaba de menos en el Gité del Piton des Neiges. Ninguna queja. Todos contentos. Después de la siesta nos dimos otro paseo hasta la puerta de entrada al volcán. Todavía había algo de niebla...
... pero con los últimos rayos de sol de la tarde daban ganas de bajar cuando menos al Formica Leo.
Tranquilos todos que mañana bajamos...
Lo que sí que se veía y bien, era la punta del Piton Partage al que habíamos subido a mediodía.
Cuando nos fuimos a la cama estaba el cielo completamente estrellado y las perspectivas del día siguiente no podían ser mejores. Pero cuando nos levantamos a las cinco y media para desayunar a primera hora en el refugio (las seis)..., ay, volvíamos a estar metidos en las nubes y lloviendo.
Y así estuvimos hasta las ocho o las nueve de la mañana (metidos en el coche con las capas puestas) en que viendo que no paraba de llover y la niebla impedía ver a más de veinte pasos, decidimos darnos por derrotados. No siempre en el monte se gana y hay que guardar también la sonrisa para aceptar las derrotas.
En el descenso a casa, eso sí, paramos esta vez en el mirador de las Ramparts de la Riviere y nos quedamos sobrecogidos por la inmensidad del barranco, por su fondo plano y cubierto de bosque (en el que se adivina el sendero cerca del arroyo), y por las coladas recientes de lava de la parte baja que no se aprecian bien en la foto. Es un lugar majestuoso, increíble. De los que te animarían a volver a la isla tan solo para recorrerlo por ahí abajo.
A falta de éxitos montañeros que contar y puesto que nuestras excursiones en Reunion se acaban aquí (otro día intentamos ir al Grand Bassin y también la lluvia, el frío y el viento nos lo impidieron) completo toda esta información con una foto aérea de la isla (made in google earth) en la que se ve arriba y a la izquierda, la parte vieja de los tres grandes circos (Mafate, Salazie y Cilaos), y abajo a la derecha, el gran bulto del volcán Dolomie que empezó a emerger a mediados del siglo dieciocho y aún sigue cambiando y creciendo.
De Wikipedia tomo prestado un gift muy majo en el que se da cuenta de las erupciones entre 1972 y el 2000.
Y ahora sí, volvemos a la parte baja de la Grand Dróle para ver desde la carretera que bordea la isla las coladas del siglo XX. Subiendo de sur a norte la primera que te encuentras es la del 2007. Tiene un pequeño cono volcánico en lo alto y el terreno es muy parecido al malpaís canario. La vegetación ya ha empezado a colonizarlo:
No es nada cómodo andar por la colada de lava pero nada ni nadie te lo impide.
La segunda de las coladas que te encuentras subiendo hacia el norte es del 2002 y tiene una textura y una colonización vegetal completamente diferente, como sólo de líquenes:
Carretera abajo hay abierto un pequeño sendero:
La más septentrional de las tres es también la más espectacular. Se produjo en el 2004 y aún tiene el brillo y las formas orgánicas del magma solidificado:
Como muchas de estas coladas llegaron hasta el mar, hay también algún que otro punto visitable, como el de Le Puits Arabe, dónde se mezclan las formaciones basálticas, las olas del magma y las del océano. Tuvo que ser un espectáculo grandioso ver caer la lava al mar:
Como nuestras "grandes" excursiones en la Isla Reunión se acaban aquí (aunque aún queda un pequeño paseo a una cascada en el blog menor del Arte del Paseo Deporte) pongo también una foto del Grand Bassin (que mencionaba antes) visto desde el Belvedere superior, lo que da cuenta de que esta salida montañera es también de las que van al revés de lo normal en el monte, es decir, que se empieza bajando (unos 700 m) y se acaba subiéndolos. El acceso hasta el punto de salida en el Belvedere se hace por la carretera interior que cruza la isla de Norte a Sur separando la zona volcánica antigua de la nueva. No hay carretera para llegar al pueblecito situado junto al Grand Bassin. Solo se puede llegar andando, aunque en el mismo Belvedere había un rústico funicular para subir y bajar mercancías. Pena de mal tiempo también, que no pudimos hacerla. Pero esta vista ya justifica la subida en coche hasta allí:
Otros viajeros han tenido más suerte que nosotros con el astro y con las erupciones volcánicas. Sólo un verano antes (2015), este bloggero tuvo la oportunidad de acercarse hasta un pequeño cráter en la zona del Dolomie y grabar este espectacular vídeo de "fuegos nada artificiales": . Todo su ameno y útil relato de turismo en la isla, en su blog: El Rincón de Sele.
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Sólo un mes después de haber estado allí, la puerta de la enclos ha sido cerrada porque el domingo 11 de septiembre el volcán volvió a entrar en erupción: estos son los dos primeros vídeos que he visto en internet: