miércoles, 20 de mayo de 2015

185. GARRAI - SAN SATURIO, SORIA (en kayak)


Desde noviembre pasado en que me bauticé con el kayak ha pasado un largo invierno de fríos y muchas crecidas de ríos, pero el reencuentro con las aguas no ha podido ser más bonito y esperanzador. Se lo debo a Carlos Alvarez que lo organizó todo y me invitó; a César Aguilar que me llevó a mí y al kayak hasta Soria en su furgo y que hizo estas magníficas fotos; y por supuesto, al Club Mansilla de Piragüismo que me dejó el kayak verde largo de travesía con el que se me ve en la foto de presentación.


Carlos nos ofreció dos posibilidades: ir desde el puente de Garrai hasta San Saturio en Soria, o ir desde San Saturio en adelante hasta la presa de Rábanos. Como la segunda ya la había hecho él y nos dijo que discurría todo el rato por aguas tranquilas, al final nos decantamos por la primera que tenía un poco más de vegetación y aventura, o sea, tres o cuatro rápidos. Al final hicimos 9 kms, que son los que he señalado en rojo en la foto área.


Como soy muy nuevo en esto del kayak, mi primera preocupación era acertar con la ropa a llevar. El traje de neopreno de 20 euros de decathlón demostró ser una pieza perfecta y el impermeable superior de 30 tampoco estuvo mal pero porque hizo bastante viento. En días más caluroso mejor sin él.


La segunda cuestión a resolver es lo de las fotos, y para esta primera salida del año ni me lo planteé por si me iba al agua. Por suerte, César Aguilar llevó su Canon con protector impermeable y de ese modo puedo compartir el extraordinario ambiente de ese tramo del Duero en este mes de mayo.


De las cuestiones técnicas tengo que agradecer también a César y Carlos el par de lecciones que me dieron, una cada uno. Primero: nada de quedarse enganchado en las ramas porque el kayak sigue para delante y vas al agua; y Segundo: en caso de que el kayak se desequilibre hacia un lado por una rama o una piedra nada de echarse para el otro: palada plana sobre el agua en plan de apoyo y a recuperar la posición.


Aparte del permiso de navegación, tema sobre el que poco sé y mejor dejarlo para otro día, lo más importante es dar con los puntos en que se puede entrar y salir del río. España no es Oregón -donde hay entradas a los ríos perfectamente acondicionadas cada media milla. Aquí hay que buscárselas con google earth y esperar que el río no haya cambiado mucho después del invierno. La ley que impide a los ayuntamientos hacer limpiezas de las riberas provoca que la mayor parte de nuestros ríos tengan unas orillas excesivamente salvajes. El puente de Garrai, donde se juntan el Tera y el Duero, con parking al lado parece tener garantías de que no deje de ser un buen punto de entrada al agua.


Las fotos de google earth tampoco son muy fiables en cuanto a la situación y dificultad de los rápidos. El único del que Carlos nos informó era ese que se ve pasado el puente de la circunvalación norte de Soria, pero nada más salir nos encontramos con otros dos y... en curva (!) y luego, durante el recorrido, dos más. El asunto del caudal es toda una suerte. De haber más, la corriente sería más fuerte y peligrosa, y de haber menos, los rápidos mostrarían más piedras con las que chocar y desequilibrarse. No sé cómo nos lo podremos encontrar en otras fechas pero lo cierto es que parece que nosotros dimos con el caudal perfecto.


César es biólogo y naturalista y tiene un blog lleno de cosas maravillosas que ya está en el blogroll de al lado aunque también tenéis el enlace aquí. Iba todo el rato junto a la orilla observando la vida que contiene y en esa roca que se ve ahí delante descubrió un nido de unos pajarillos que no sé cómo se llaman pero de los que, gracias a él, tenemos un recuerdo enternecedor:


Carlos y yo nos sorprendimos más cuando descubrimos en un cerro de la margen derecha, la ermita de Nuestra Señora del Mirón:


 Y al pasar debajo de ella, las ruinas de una muralla de la que no teníamos ni idea de que existía:


Al llegar al puente por el que va a la ermita de los Arcos de San Juan de Duero teníamos previsto parar porque hay un pequeño embarcadero en la margen derecha y unos grafitis en el puente que recomiendan "no pasar". Como el trayecto se nos había hecho corto, nosotros pasamos el puente y salvamos el azud cruzando a pie por la pequeña isla.


A partir de ahí el Duero está estancado hasta la presa de Rábanos (segunda posibilidad de paseo), pero como nosotros ya teníamos bastante, bajamos sólo hasta San Saturio donde César volvió a hacer unas fotos magníficas.



Como esta parte del río es muy tranquila, volvimos a subir aguas arriba hasta donde habíamos dejado el segundo coche y para no tener que volver a saltar la isla sacamos los kayaks un poco antes en una estupenda rampa de hormigón que hay antes de llegar al viejo puente del ferrocarril.


Realizada el 16 de mayo del 2015. Y para acabar los tres protagonistas:

El organizador


El fotógrafo naturalista


Y el que les ha contado esta pequeña historia