miércoles, 31 de agosto de 2016

216. LE PITON DES NEIGES, 3.070 m. (3,6k 1.200+ y 3,5k 600+). ILE DE LA REUNION



Como el Pitón des Neiges, techo de la isla de Reunión, sobrepasa la mítica cifra de tres mil, es un auténtico imán tanto para los turistas como para la gente de la isla. Más o menos está en el centro de los tres grandes circos y tiene un refugio (2.478 m) cercano a su cima al que se puede acceder desde tres sitios distintos: 1) desde Hell Bourg en Salazie; 2) desde el paso de Bellevue en la carretera que cruza la isla por en medio; y 3) desde Cilaos. El camino más corto y el que más cerca nos pillaba de casa (en L'Etang Salé) era el de Cilaos, así que no le dimos más vueltas. Aunque la gente bien preparada lo puede hacer en un día, lo normal es hacerlo en dos con pernocta en el refugio. Por lo tanto el primer día no hay que madrugar. Hacia las diez y media de la mañana nos hicimos la foto de salida en el concurrido parking, donde justo y con apuros encontramos un sitio para el Duster.


Tomó la delantera y puso el ritmo Elena, y aunque Rosalía cogió el segundo puesto de la fila, guardó todo el rato una distancia prudencial para "no empujar"y tener la fiesta en paz.


El sendero, muy bien cuidado, y la vegetación una preciosidad.


La ascensión de 1.200 metros por el muro oriental del circo de Cilaos tiene una zona más suave o de descanso hacia la mitad del recorrido. Lo vemos bien en el track de wikilok:


En esa zona más llana hay una estupenda fuente...:


... y la típica caseta "reunionesa" para descansar a cubierto:


Tras un pequeño refrigerio abordamos la segunda parte del recorrido bajo los primeros rayos de sol:


Cuando el sendero llega a lo más vertical de la pared aparece algún paso que ha tenido que ser solventado con escaleras metálicas:


Otras zonas parecen estar en situación de "tente mientras paso":


Elena nos subió a un ritmo constante y tranquilo. Cuando ya sólo quedaba el último peldaño, las nubes de la famosa boina de la isla empezaron a asomarse por encima:


Cuando se llega al collado y se avista el refugio hay alegría general (y desempañado de gafas ja ja). Suerte que la niebla no era cerrada:


Las tres horas que dice el track fue un tiempo más que satisfactorio. El que suelen dar todas las guías para gente "normal".


El problema es que hasta la cena de las seis... faltaban muchas horas de refugio y pasada la siesta, con niebla y sin baraja para jugar al mus, no nos quedaba otra que dar vueltas alrededor y comentar que las críticas que muchos hacen del refugio no son para tanto.


A media tarde, uno de esos montañeros cachas que abundan cada vez más, dejó a su mujer en el refugio, se metió en la niebla y se fue corriendo hacia al Pitón. Cuando regresó y miró el reloj le preguntamos cuánto había tardado y nos dijo que hora y media en subir y bajar. A pesar de haber encontrado la cima entre nubes comentó que había valido la pena el esfuerzo. Es el cuarto del banco de la derecha en la animada cena del refugio.


El segundo tema de conversación fue la hora de salida hacia el Piton des Neiges a la mañana siguiente. Habíamos oído que era tradición subir de noche para ver amanecer en la cima, pero de tradición nada: allí nos enteramos que era una religión, o sea, casi una obligación. Una verdadera peregrinación, dijo alguno de la mesa. A las cuatro de la mañana el refugio era un auténtico jaleo y a las cuatro y media, toda una fila de lucecitas subía por el sendero hacia la cumbre. Como no era cosa de quedarse fuera del rito nos metimos en la fila... (es un decir, ja ja, que tampoco es que fuéramos pegados a nadie), y con el jaleo se me olvidó poner en marcha el Suunto o el wikilok y no hay track de esta parte del recorrido. Pero en la foto aérea de google se ve tan claro el sendero que no es necesario marcarlo:


Para no perderse con las linternas, todo el sendero está balizado de marcas blancas a uno y otro lado. Casi como una carretera (!). Más allá de las marcas blancas no se veía nada, de ahí que ahora me asombre al ver en el relieve de google earth la cortada que hay a la derecha.


Como a Elena se le quedó la frontal sin batería nada más llegar al refugio, abría camino yo y ella se puso detrás aprovechando mi luz y la de Fernando y Rosalía que le seguían. El sendero es muy áspero y pedregoso y nos lo tomamos con bastante calma, pero no nos adelantó mucha gente. A las seis y cuarto, cuando empezaba a clarear, llegábamos a la cima. Fue un momento mágico a la vez que confuso. El sendero llega al lomo de la cumbre cambiando el sentido de la marcha hacia el sur, y allí mismo el pedregal del camino da paso a un piso volcánico de arenilla prensada por el que da gusto andar.


Un montón de lucecitas estaban ya en lo más alto esperando que saliera el sol y yo le pedí al primero que tuve cerca que nos hiciera la foto de rigor, pero el flash no hace justicia a la luz porque estaba más claro.


Me puse yo a hacer otra sin flash, pero el automático también miente y parece más de día de lo que era:


El viento soplaba fuerte y frío y como tuve que sacar las manos de los guantes para manejar la cámara, se me quedaron completamente heladas. Faltaba todavía más de un cuarto de hora para que saliera el sol y fuimos a refugiarnos detrás de uno de los muchos muretes de piedra que pueblan la cima, pero el viento seguía soplando cada vez más fuerte y frío. De repente vimos que venía una nube del Este a la velocidad de un avión y el macizo se cubrió en un instante. En la foto que hice en ese momento se ve al fondo la pared del Benaré del circo de Mafate.


Los más abrigados resistían en la cumbre pero más de la mitad de la concurrencia echó a correr para abajo, y es que, como el frío era de bajo cero, la nube...¡nos había dejado blancos!


Con las nubes pasando por encima a toda velocidad la salida del sol tuvo tintes subrealistas. La cámara automática no los capta bien pero da una idea. Parece un incendio.



Con el sol por arriba y el hielo por debajo, ya podíamos cantar victoria anticipada:


Ahora veíamos el paisaje, el sendero y las balizas blancas que tanto nos habían ayudado en la subida.



En uno de los requiebros del sendero apareció a la derecha la silueta del Piton que tampoco habíamos podido ver en el ascenso nocturno:


Pero la vista se nos iba hacia la gran ladera superior del circo de Salazie y hacia aquel promontorio del fondo: el volcán de Dolomie, última gran cita montañera de nuestra estancia en Reunión:


Como el sendero es muy pedregoso, el viento soplaba más suave y menos frío, y uno no quería que se acabase tan bonito amanecer, fuimos llegando al refugio casi sin darnos cuenta. Allí nos esperaba el desayuno programado estratégicamente entre las siete y las nueve y media de la mañana:


Otra mirada hacia atrás al fiero Pitón, ¡y a desayunar!


Repuestas las fuerzas desandamos el camino de ayer dirigiéndonos en primer lugar al collado sobre el circo de Cilaos:


Con Cilaos pueblo a los pies, un bombero que subía nos hizo otra foto de grupo:


Otra vez Elena se puso en cabeza y con buen ritmo:


Fernando, con una tendinitis en su mano derecha, bajó a su vera apoyándose en un solo palo:


En seguida empezamos a cruzarnos con la gente que iba a repetir nuestra historia, con la variantes, eso sí, que les marcara el astro. Y como no es cosa de aburrir al lector con las innumerables fotos de la maravillosa vegetación del sendero, foto finish de la llegada al parking, y a la peliculilla del Suunto de la subida (más que nada por la estupenda panorámica que da del paisaje):





Excursión realizada el 2 y 3 de agosto del 2016.