miércoles, 7 de septiembre de 2011

75. RIO UMPQUA. Oregón, USA


Cómo no me había dado cuenta antes. A este blog que me inventé cambiando edificios por montes, le faltaba el remedo de las calles, y mira por donde que este verano he "descubierto", cómo no, que... ¡son los ríos!, ah, esas largas y variadas avenidas que  reciben vida de los montes y les dan acceso; o esas pintorescas y retorcidas calzadas que cruzan los enormes solares de páramos y llanos en los que nacen pueblos, ciudades, puentes y puertos.

De un tiempo a esta parte cuando miramos los mapas no vemos en ellos más que las carreteras, esas líneas rojas verdes o amarillas que forman tejidos de recorridos en coche. Fuera del tejido aparecen de vez en cuando los nombres de nuestros montes queridos, y en los encuentros de los hilos de colores, pueblos y ciudades de todo tipo y tamaño. Pues bien, hay que agudizar la vista para encontrar y seguir unos débiles hilillos azules y dar, de tanto en tanto, con el nombre de los mismos. Los ríos. Tiene narices tratar así a las calles de la tierra. No me había dado cuenta hasta ahora de tamaño entuerto. Y, claro está, como caballero andante que soy,  no me queda otra que desfacerlo: a hablar aquí de ríos tanto como de montes; a pararse junto a ellos y a contemplarlos, igual que a las cumbres. Y a echarles una foto de vez en cuando para no perderlos ya nunca de vista.

Conste que ya hablé una vez de los ríos por aquí, pero poco. Fue en el viejo LHD con motivo de un patrón de Alexander, COMER JUNTO AL RIO. Momento ideal ese de la comida (o mejor el de la digestión), para empezar a explorar la inmensa belleza y riqueza geográfica que poseen los ríos, y que, mira por donde, estaba ahí, a un palmo de nuestras narices, escondida por debajo de la malla de carreteras.

Ahora que es tiempo de contar a los amigos las maravillas de nuestros viajes de verano, cuando me preguntan por Oregón en estos días de septiembre no me quedo contento si además de ciudades, bosques, montes o gentes, no menciono la belleza de sus ríos, así que la ocasión la pintan calva.

Y entre las muchas opciones que se me ocurren voy a empezar  por un frugal almuerzo en Steamboat, un lodge al borde del río Umpqa, carretera al Crater Lake el 3 de agosto de este 2011. Poco antes de entrar al bar nos acercamos al borde del río y como me había dejado la cámara en el coche, tuve que tirar de mi teléfono móvil para no olvidar ya nunca esa maravilla de imagen que he puesto arriba, en la que si la ampliáis, hasta podréis encontrar a un pescador en el agua.

Supongo que la pesca es al río como el relato de las ascensiones son a los montes. Mi padre fue pescador de truchas y la técnica que más le gustaba es la mosca, es decir, la que se practica mayormente metido dentro del cauce del río. Ahora que lo pienso, fue una pena no heredar también esa afición y quedarme tan sólo con la de ir al monte. Ultimamente se ha puesto muy de moda ese otro deporte-tenderete de los raftings, que aún me tienta menos que la pesca. Me conformaré con los almuerzos en las orillas, aunque... si cabe el bañarse en sus aguas, ¡ese será ya otro cantar!.

Hecho el descubrimiento, la contemplación, la foto y la digestión, ya en casa redescubro que las enciclopedias normales y la wikipedia mediática tienen páginas estupendas dedicadas a los ríos, y me pongo a hojearlas. Traen mapas (al fin) en los que los ríos lo son todo, y de las carreteras, montes o ciudades de los habituales, apenas quedan unas mínimas referencias. Tampoco es eso, hombre. Me he permitido poner el punto en el que almorzamos e hice la foto de arriba, Steamboat para que quede así marcado como el lugar de nuestro descubrimiento y conquista del Umpqua.



Y para saber mucho más del UMPQUA RIVER y gozar de la sabiduría que regala internet (felices tiempos estos), pues dejo aquí el link a la wiki.

(Como la foto de arriba es ampliable, tenemos nuevo fondo de pantalla para un mes).