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No todo va a ser aquí subir montañas. He de recordar que este blog nació bajo el título de “montañas y arquitectura”, pues de lo que se trataba en un principio es de admirar su belleza como grandes edificios de la Naturaleza. El hecho de conocerlas, nombrarlas, contemplarlas y hasta acercarme a ellas ya les da derecho a estar aquí. Sobre todo, porque..., a medida que pasan los años y... vienen los achaques, ay, cada vez van a ser mucho más objeto de admiración que territorio deportivo.
Bueno, pues es el caso que tras los modestísimos paseítos primaverales por los alrededores de la Sierra de la Hez en el Valle de Ocón, este verano nos hemos acercado a las grandes Montañas Rocosas del Noroeste americano en el estado de Oregón, y aunque nuestra intención no era subir a ellas (más de un día nos hemos quedado con las ganas), no me quedo contento si no les hago una reseña.
Como apenas preparé el viaje de antemano, la única montaña de la que había oído hablar o ver alguna foto, era el Monte Hood de 11.239 pies (o lo que es lo mismo, 3.425 m), más que nada por lo curiosa que resultaba su altitud y soledad, producto evidente de su origen volcánico. Pues bien, en cuanto el avión se acercaba a Portland (procedente de Dallas), allá que lo vimos por las ventanas de la derecha le hicimos unas fotos en las que aparece como un blanco Fuji Mori emergiendo majestuoso de entre los bosques y neblinas, a últimos días de julio.
Pero cuál no sería nuestra sorpresa cuando al avanzar un poco más el avión, pudimos ver que nuestro gigante Hood se quedaba pequeño ante otra gran montaña aislada que se alzaba por el Norte más allá del río Columbia, en el vecino estado de Washington: el Monte Adams de 3.742 mts.
No paró ahí nuestro entusiasmo descubridor pues bajando ya al aeropuerto de Portland aún apareció en lontananza y al Oeste del Adams otra gran montaña blanca, algo más chaparra que las anteriores, pero más oronda, como corresponde a la configuración de un gran cráter volcánico: el Monte Helen (de 2.550 mts) cuya última gran erupción acaeció en 1980.
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En el trayecto en autobús hacia nuestro destino en Eugene, ciento y pico kilómetros más al sur de Portland, aún pudimos ver algunos otros picos blancos que emergían por encima de las montañas boscosas que cierran por el Este la amplia llanura del valle del río Willamette, por lo que, aparte de declararnos como unos absolutos ignorantes en la zona y faltos de estudios previos de la misma, nos alegramos por lo mucho que íbamos a tener por descubrir en las semanas de vacaciones que teníamos por delante.
Y así fue. Al poco de estar instalados en Eugene, salimos río Mackenzie arriba hasta el paso del mismo nombre, desde el que pudimos contemplar la grandeza del conjunto de las Sisters, tres picos encadenados en cordal norte sur de 10.085, 10.047 y 10.358 pies de altura respectivamente, o en metros, 3.072, 3.62 y 3.157. Desde el paso Mackenzie solo se ven las dos más septentrionales...:
... por lo que pongo también aquí la foto que les hice desde las grandes praderas de entre Bend y Sister (pueblo) en la que se vean las tres:
Más al Este de la Sister Sur aún puede verse otra montaña más baja pero aún nevada que lleva el nombre de su fisonomía, el Broken Top, o Cima Rota. Es decir, un volcán que, como otro que veremos más adelante, debió de estallar en un día malo y quedar como una ruina.
Pero los felices hallazgos no se acababan ahí ¡ni mucho menos!, pues mirando desde el paso Mackenzie hacia el Oeste y por encima de un petrificado mar de lava se alzaba una hermosa roca que lleva por nombre Mt Washington, no muy alta (7.794 pies/ 2.375 mts) pero sí muy altiva
Con el Mt Washington hay la suerte de poder verlo por su cara Oeste desde el paso de Santiam, así que ahí va otro foto suya.
Sorpresa tras sorpresa, tras descubrir el Mt Washington vimos hacia el norte y atrás otra gran montaña nevada que supusimos que era el consabido Mt Hood, pero mira por donde que era otra nueva y gran montaña aislada e intermedia, llamada Mt Jefferson de nada menos que 10.497 feet., es decir, 3.199 mts.
La segunda incursión que hicimos por entre las montañas que tanto debió costar pasar a las caravanas de carretas de se dirigían hacia el Oeste en el siglo XIX, fue río Umpqua arriba, excursión que tenía como objeto visitar el Crater Lake, otra gran montaña llamada Mazama, probablemente la más grande y alta de todas, que voló por los aires en una gran explosión volcánica sucedida hace unos 6.850 años.
Pues bien, poco antes de llegar a dicho lugar, aún descubrimos otros tres nevados más: el desafiante Mt Thielsen de 9182 feet (2.798 m)
el más amable Mt Bailey (8.363 mt / 2.549):
....ambos a uno y otro lado del Diamond Lake, y finalmente el Diamond Peak (8744 feet/ 2.665 mts) algo más escondido entre lagos y cadenas montañosas. La foto que muestro está tomada desde el Odell Lake.
Pero como decía, la excursión tenía como objeto la visita al famoso Crater Lake o difunto Mt Mazama...
...que lo más que dejó en pie fue al lateral Mt Scott de 8.929 feet / 2.721 mt cuya conquista hubiera sido sencillísima a poco que nos hubiéramos provisto de unas botas y unos crampones para subir por un sendero bien señalizado.
Sin embargo y como se va viendo, lo nuestro en este viaje no era la conquista sino la exploración, y por ello celebramos encontrar allí mismo este sencillo dibujo en que aparecen uno a uno los montes que íbamos fotografiando y que aquí cuento.
Desde el mirador donde estaba ese croquis había este otro dibujillo localizador de los otros dos picos más al sur, el McLouglin y el Shasta.
A fe que la puntita de éste último, situada en 4.322 mts (la segunda más alta de todas las rocosas solo sesenta metros por debajo del septentrional Mt Ranier), se veía desde allí, aunque con la foto que le hice con mi elemental cámara sea difícil de creer.
Completamos toda esta primaria exploración con una visita en toda regla al Monte Hood y su no menos famoso Hotel Timberline Logde (el de la película El Resplandor) y un par de paseos en él: el de la foto de presentación de esta entrada, por el extraordinario Pacific Crest Scenic Trail, del que hablaré otro día, y uno a última hora de la tarde hacia la nieve de la cara Oeste donde la estación de esquí aún estaba en funcionamiento a mediados de agosto.
De regreso a casa, nos volvió a tocar ventanilla a la derecha del avión, por lo que a diferencia de la ida, esta vez pudimos ver bien el Monte Jefferson en primer plano, y al fondo, las Sisters
Ahora tocaría ya la conquista de alguno o varios de ellos ¿verdad? Pero..., ay, quedan un poco lejos y... quizás andemos ya un poco viejos para ello.
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