domingo, 18 de mayo de 2008

19. EL BONETE DE SAN TIRSO 1.276 m (6k 550+) Bernedo



Desde Logroño se pueden realizar innumerables buenas y bonitas excursiones de domingo por la mañana. Creo que el montañismo dominguero lo aprendí subiendo al Pagasarri cuando viví en Bilbao pues hasta entonces siempre me había parecido que ir al monte requería de más tiempo y mayor preparación.

El Bonete de San Tirso es una pequeña roca que puede verse desde Logroño mirando a la izquierda del León Dormido. Sigues la línea de la cumbre desde el puerto hacia la izquierda y antes de llegar a las cimas de San Tirso y de la Peña del León hay como una pequeña berruga. Pues bien ese es el “bonete”, y ese fue el objetivo de una salida montañera desde Logroño el 12 de septiembre de 1993.

 Ese fin de semana teníamos en casa visita de mis suegros (Alfonso y Rosalía) y de la hermana de mi suegra (Montse) y llevarles al monte siempre era muy socorrido. Mi suegro anduvo remolón y se dio la vuelta a mitad de camino pero por lo menos conseguí que llegara con su coche y sus acompañantas hasta la ermita de Nuestra Señora de Ocón junto a Bernedo, al otro lado del puertecillo de La Población (media hora desde Logroño).

Una vez más, el objetivo de esta salida se me ocurrió consultando el librito “Rutas y Paseos por la Sierra de Toloño y Codés” de los hermanos Ollero Ojeda de ediciones SUA. En la excursión n12 ellos proponen una marcha bastante más larga desde Cripán hasta la Peña del León, pero yo lo reduje a la subida desde la ermita hasta el Bonete. Este es su croquis de la zona:



La vista general del recorrido es la que he puesto en cabecera del artículo: una foto tomada desde la campa de la ermita con el peñasco en lo más alto.

La sencilla ascensión en ladera cuesta algo menos de una hora y discurre por un precioso sendero de bosque:


En la tercera de las fotos de aquel día ya estamos almorzando al lado del objetivo alcanzado. Bueno, al bonete en sí no subimos pues da la sensación de es inaccesible si no es escalando la roca:


Un poquito más arriba de la peña del santo está su eremitorio que consiste en una gran cueva cerrada por un muro de mampostería. No conozco la vida de San Tirso (a quien supongo en conexión con San Felices y San Millán) pero si su cueva estaba orientada al Norte en vez de hacia La Rioja, es que era un tipo duro porque la diferencia climatológica entre ambas vertientes es abismal. Por la foto veo que yo subí con atuendo de corredor, y eso que por aquellos años no había empezado mi fiebre maratoniana.



También subí con la dulzaina y la toqué un poco tras el almuerzo, pero como había más montañeros domingueros por allí mi mujer me mandó callar y con razón: todavía no lo hacía bien y al público y a los santos hay que guardarles un respeto.