lunes, 23 de octubre de 2017

247. PRADO ARADO, Viguera, 6,5 k 250+



Llevo unos meses dando vueltas a la idea de cerrar todos mis blogs. Hay ya mucha gente que dice que la bloggosfera va de retirada porque apenas hay eco, respuestas o "feedback" de los lectores, y yo mismo, que al principio pensaba que los blogs podían ser algo así como cartas abiertas, cada vez estoy más convencido de que tienen ese carácter íntimo y personal de un diario que no tiene por qué estar expuesto al público. Como caminar por esa hoja de navaja que separa lo privado de lo público empieza a ser fatigoso (yo de momento no diré que peligroso) dan muchas ganas de darle a la opción de "solo para lectores invitados" que permite blogger, y seguir esta colección de relatos y recuerdos en el estricto ámbito de lo efímero y personal. Tengo acumuladas en carpetas y tracks no pocas excursiones del pasado verano sin contar, y no por falta de ganas de recordármelas a mí mismo, sino por esas dudas en seguir haciéndolo públicamente. Así que, de momento, si doy un salto en el tiempo y cuento ahora la salida que hicimos el pasado 9 de octubre, es porque este recorrido tiene algo de creativo y reivindicativo: y es que al concluirla me asaltó la idea de hacer un catálogo de sendas bonitas de La Rioja, una tarea que trasciende el ámbito de lo personal. Deportivamente hablando esta ruta no es gran cosa: seis y pico kilómetros con un desnivel de entre doscientos y trescientos metros, pero que nos lleva a visitar un rincón muy bonito y desconocido de la geografía riojana, (Prado Arado) y a hacerlo por un par de sendas que bien podrían estar en ese pretendido catálogo: la senda de Miraflores y un pequeño tramo del viejo camino de Viguera a Montalbo. Sendas o tramos de sendas que aún se conservan y que son una verdadera joya de nuestro "patrimonio" y un verdadero recreo para el paseante. Tramos de sendas que, por ejemplo, podrían estar bien señalizados en su comienzo y su final, y hasta con la denominación de la entidad o entidades que contribuyan a su conocimiento y conservación. Con el relato de esta pequeña excursión siento cierto orgullo en contribuir a su conocimiento, aunque si a nadie le importa y ni lo agradece ni dice nada, pues se lo cuento a mis amigos tomando unos vinos o a mis familiares en casa y ahí se quedará todo. Así me ahorro el cada vez más fatigoso esfuerzo de seleccionar fotos y tracks y de ponerme a redactar textos cada vez más repetitivos y farragosos.


Y dicho esto, vamos con la descripción de esta pequeña excursión. El punto de salida, como en todos los posts, lo dejo marcado en el link situado al final del texto: Camino asfaltado de Viguera a Peña Puerta justo debajo de la cantera de yeso situada al norte del camino donde una puerta de tubos y otra hecha con un palé cierran el paso del ganado.


La áspera subida a las canteras es breve.


El paso por la pista que la cruza por la mitad es bastante tétrico, pero como es domingo, por lo menos está tranquilo:


Justo encima de la cantera (a la izquierda en la foto) se ve el pequeño cerro que contiene las dos sendas que justifican la publicación de este post. Se puede subir por cualquiera de las dos y bajar por la otra. Nosotros elegimos la de Miraflores, es decir, la de la izquierda, porque su entrada es más fácil de localizar:


Pongo entre puntos amarillos los dos tramos de senda que tanto disfrutamos ese día:


Y es que en cuanto se supera el primer tramo, algo desdibujado por las trochas de ganado, el sendero aparece perfectamente marcado, algo que seguramente les debamos a los aficionados del mountain bike:


En cuanto se gana un poco de altura y se mira hacia atrás la vista es espléndida:el "castillo de Viguera" en toda su hermosura:


Pasados los tres tramos iniciales con giros de noventa grados se entra en un encinar y se disfruta de una buena sombra:


Kilómetro y pico después, el sendero "muere" en las campas de "Prado Arado":


Las vacas pastan a sus anchas y el dueño de la granja tiene aquello como si España fuera un país del tercer mundo. Qué digo tercero, parece que estuviéramos en un país excomunista:


¿De verdad que no hay aún alguna ordenanza similar a la de los solares urbanos que obligue al mantenimiento de estas propiedades en ciertas condiciones de ornato? Bueno..., dejemos el asunto por hoy que hemos venido a hablar de bellezas y... que esto va para blog privado. Dejamos atrás la "granja" (o lo que sea) por el camino que lleva a la pista de Cerrollera y contemplamos el pago de Prado Arado con el Serrezuela arriba a la izquierda y Peña Saida justo encima:


Como es bastante corta, no es una excursión como para llevar almuerzo, pero como la hicimos al mediodía y con un sol espléndido, y además tuvimos el acierto de meter en la mochila un bocata y un cuartillo de vino, subimos un poco más arriba de la campa que hace las veces de collado (porque estaba bastante sucia de las vacas) y pasamos un rato magnífico almorzando mientras contemplábamos el ancho panorama:


Allá, detrás de nosotros el Castillo, todo el Serradero y hasta el San Lorenzo:


Y hacia el norte, la explanada de Logroño con el Codés al fondo.


Después del almuerzo tocaba encontrar la entrada al viejo sendero de Montalbo para iniciar el regreso:


No es nada difícil, sobre todo si te has marcado previamente el punto con el gps pero tampoco es evidente si no has estudiado el terreno:




Una vez en él no hay más que bajar y disfrutar:


Aunque en algunos tramos está muy erosionado e inclinado y a punto de venirse abajo:


Los BBTeros que bajan por él tienen que ser muy valientes. En la salida se junta con el barranco y se desdibuja un poco, sobre todo para quien quisiera recorrerlo en sentido contrario:


Por eso juntamos unas pocas piedras para hacer un pequeño hito que advirtiese de su entrada:


Aparte de estos dos senderos, he encontrado un tercero que sube a Prado Arado desde la ermita de San Marcos. Se llama Sendero de Hoyancos aunque en google aparece algo desdibujado. Cualquier día de este invierno voy por él para incorporarlo al catálogo de senderos bonitos de La Rioja si es que, claro está, reúne las condiciones adecuadas y se deja marcar en su comienzo y final. La zona de Prado Arado se merece mucho más de una visita.