sábado, 29 de octubre de 2016

228. UN LIBRO MUY ENTRAÑABLE: URBION Y CEBOLLERA



Creo que fue en una corta ascensión desde el parador de Pineta hasta las campas de La Larri cuando pensé que lo que diferenciaba a los Pirineos del resto de nuestras montañas más bajas del interior es que a partir de cierta altitud (desde La Larri hacia arriba, por ejemplo) dejan de ser territorio humano y pasan a ser dominio casi exclusivo de los locos montañeros que se adentran en ellas. Hay en los Pirineos cierta línea difusa que separa a las vacas de los rebecos, y a los montañeros del resto de los humanos, línea que no existe, por ejemplo, en nuestras sierras de Urbión y Cebollera. La única línea extraña que divide a nuestras sierras es la separación política entre Soria y La Rioja. Una línea, ustedes me dirán, que en los Pirineos alcanza mayor nivel aún de división, pero ya no: porque mientras en los Pirineos esa línea se va diluyendo gracias a la desaparición de fronteras de la Unión Europea, en Cebollera y Urbión se va acentuando por la tontuna autonómica en que nos metimos al comienzo del vigente régimen constitucional



Dos sorianos, Iñigo Alberto y Sergio Tierno han escrito un entrañable libro que trata de borrar esa línea tan tonta entre Soria y La Rioja, línea que no existía en tiempos de los pastores trashumantes y que a los actuales montañeros nos importa un bledo, pero que a los que ponen ahora vallas para el ganado, reforestan los montes o explotan sus recursos turísticos parece que les va la vida en ello. Con el agravante, además, de que en Urbión y Cebollera no existe ese territorio por encima de las vacas y los bosques que tanto nos une a montañeros españoles y franceses en el Pirineo. (Y si quieren una prueba de ello, lean  en este mismo blog el último tramo de nuestra ascensión al Gran Facha con una pareja francesa (v Montes 24)).

Como en Urbión y Cebollera todo es aún muy humano y se ha vuelto muy político, da la sensación de que los montañeros no somos más que unos advenedizos, así que para acercarnos a estas dos peculiares estribaciones del Sistema Ibérico nada mejor que conocer sus historias, sus toponimias, su anecdotario, y... hasta nuestras primerizas aventurillas montañeras, en las que mira por donde, hasta salgo yo (!) mencionado por el célebre santero de Lomos de Orios, Luis Vicente Elías (pag 188). En vez de un libro de rutas y ascensiones, Iñigo y Sergio han tenido el acierto de escribir 111 citas o historias de ambas sierras, cambiando la línea fronteriza entre las dos provincias (ahora ¡Comunidades Autonomas! ahhh, ahí es nada) por la mucho más interesante línea de unión que representa la carretera nacional-111 entre Soria y Logroño.

El pasado sábado 28 de octubre del 2016 vinieron a Logroño a presentar su libro y lo hicieron en el lugar más indicado para ello: la Sociedad de Montaña Sherpa, club de montaña del que yo tuve mi primera noticia precisamente en la propia Sierra Cebollera (véase Montes 23). Mi viejo amigo Javier Caballero ofició de presentador y Sergio e Iñigo trataron de contar abreviadamente algunas de las muchas historias que en el libro se leen con mucha mayor tranquilidad. Como vi por allí a un egregio representante de nuestra consejería medioambiental abrí el turno de preguntas apuntando a un tema al que muchas veces me refiero en este blog y que bien podría haberse tratado en una cita 112: ¿quién cuida los senderos y acompaña con sus balizas a quienes se internan en estas montañas? Iñigo aludió a Hermes para dar fe de la gran tradición de que gozan los cahíres, y Sergio nos desveló que el cordal desde Piqueras a Santa Inés (cita 37) lo marcó un anónimo soriano por su cuenta y riesgo lleno de buena voluntad. Pero claro ¿dónde se cuenta eso con detalle? ¿Qué libro nos habla de las rutas que están bien balizadas o de las que se han perdido por culpa de las reforestaciones o el mal cuidado de los montes? ¿O de las que están sobrebalizadas por unos y otros...? Bien podría ese tema ser el objeto central de otro libro o guía, como también podría tratarse en él del abandonado asunto de los refugios (apuntado en la cita 107), sus llaves, su mantenimiento o la posibilidad y decisión de que hubiera alguno de ellos habitado y cuidado.

Acabada la presentación se me pasó la ocasión de felicitar personalmente a sus autores (lo hago  públicamente con este post) porque a la presentación de tan "entrañable" libro sobre Urbión y Cebollera le sucedió otro no menos "entrañable" encuentro mío con el colega bloguero Chebaka, al que no conocía aún personalmente; encuentro al que se unió espontáneamente Hugo Fernández, colaborador habitual de la excelente web Mendikat (auténtica enciclopedia de rutas de montaña), al que tampoco conocíamos en persona. Entre los tres y... Rosalía, que aunque no sea bloguera es la que más sale en las fotos de mi blog..., ja ja ja, entablamos tan animada conversación sobre tracks, gepeeses, webs, montes, historias, aventuras y otras gentes del ambiente, que fuimos incapaces de tomar respiro y acercarnos a la mesa central a beber un vino o comer una patata frita o saludar a más gente.

Rutas no tiene el libro, pero sugerencias, a montones: por poner tres ejemplos, la de la Laguna Verde , que seguro que va a convertirse en lugar de peregrinación (cita 31); la que me había propuesto hacer este pasado verano pero que se ha quedado a la espera por irnos a la isla de La Reunión, es decir, la del Urbión desde las Viniegras (cita 75); o la que se han cargado y tendrían que hacer (pero... con picos y palas) las Consejerías de Medio Ambiente de Soria y Logroño: la de Sotillo del Rincón a Lomos de Orios (cita 36).