Pequeño pero precioso paseo de tarde dominguera por el borde de la terraza oriental del valle del Iregua entre Alberite y Albelda. Cuatro kilómetros y medio para una hora y poco más. Punto de salida: el aparcamiento de la moderna ermita de Nuestra Sra. la Antigua de Alberite (moderna/antigua, ah, ah, ya veremos como se come eso).
Empezamos con la vista general del recorrido en relación con Alberite a la izquierda, el valle abajo y la montañas de Clavijo al fondo:
Y la vista de detalle:
El sendero del recorrido por el borde de la terraza no está en los mapas pero sí en google earth, y los paseantes deben dar gracias esta vez a los moteros de trial porque si no fuera por ellos creo que se hubiera perdido. Lo malo es que a veces la rodada es un poco profunda, pero siempre se puede ir por el borde de la misma. Aquí vemos a mi colega cogiendo altura sobre Alberite (detrás, el punto de arranque de la ermita, es esa construcción gris de hormigón que veremos al regreso)
Creo que elegimos uno de los peores días del año para hacer ese paseo, cuatro cinco grados de temperatura y fuerte viento de noroeste. Lo único bueno es que no nos tiraba hacia abajo.
A los dos kilómetros de la salida se llega a la zona más escarpada, primero este morro, y luego el de la foto que he puesto arriba como presentación del paseo:
Os aseguro que esta vez las fotos no hacen justicia. Es mucho más espectacular in situ que en foto.
Llegados a la Peña de La Raposa, hay que seguir un poco más adelante para dejar el borde de la terraza, girar noventa grados a la izquierda y cruzar por un lindero entre fincas hasta el camino agrícola de regreso, que al estar un poco en hondonada nos alivió del fuerte viento. El momento más bonito de la vuelta es cuando se deja el camino por el que venimos y que va hasta las bodegas de Alberite y se gira un poco a la izquierda. Cuando se sube un poco de la hondonada y se vuelve a ganar la cresta de la terraza vale la pena mirar hacia atrás para disfrutar del serpenteante camino que va a Clavijo. Una vez llegados al camino asfaltado que baja hasta Alberite, no os despistéis bajando; tomad un camino casi perdido que hay a la izquierda y enseguida llegaréis a unas casas y a la ermita. No tiene pérdida.
La nueva ermita (o lo que sea esa artistada) la vimos ya con las última luces de la tarde, lo que fue toda una ventaja para no asustarnos mucho.
Pero en fin, dejemos en paz a los arquitectos y la arquitectura y quedémonos con el recuerdo de este pequeño pero magnífico paseo, poniendo una foto casi nocturna del punto de inicio del mismo, hecha cuando ya nos íbamos a montar en el coche para volver a casa.