miércoles, 8 de marzo de 2017

235. PUENTE RA



Treinta y tres años separan esta foto de arriba hecha con el disparador automático, en la que se ve a Javi Caballero, al Buri, y a mí corriendo a posar sin conseguirlo...; y esta otra foto de abajo:


El arroyo de Puente Ra es uno de los parajes de montaña más visitados de La Rioja (creo que hasta nuestras hijas fueron de pequeñas con el colegio), pero la única vez que había estado yo allí fue cuando mis amigos del Sherpa se compraron sus primeros esquís de travesía y decidieron estrenarlos bajando conmigo por el cortafuegos que va desde un poco más adelante de la ermita de Lomos de Orios hasta Puente Ra:


Qué bonito estaba hace treinta y tres años. Aunque alguna raya seguro que les hicieron a la suela de los esquís... Solo tengo otra foto de aquel lejano día: foqueando por la pista que va desde la ermita hasta el cortafuegos:


Emulando la subida del año pasado a Mojón Alto (v Montes 199) el 12 de febrero de este 2017 habíamos pensado subir al pico San Vicente (1.877 m) desde el Achichuelo y fuimos pertrechados con las correspondientes raquetas de nieve. Pero como el día salió muy ventoso y lluvioso nos tuvimos con conformar con dar un paseo bajo el paraguas hasta las famosas cascadas de Puente Ra, en las que tampoco habíamos estado nunca.

Pasado el cruce de la carretera que sube a la ermita, el camino estaba sin nieve, así que seguimos con el coche hasta donde está la señal de que ya no se puede seguir más. También vimos al paso, que la pista que sale a la derecha para subir a Hoyos de Iregua tiene también señal de prohibido coches, por lo que no sé como se podrá acercar uno ahora a la zona del Castillo de Vinuesa.


Desde el punto donde se deja el coche hasta puente Ra son unos trescientos metros (ya se ve  en la foto el cortafuegos a la izquierda) y desde Puente Ra hasta las cascadas son 1,8 kms de suave ascensión, así que ese día no nos deslomamos... Junto al puente vimos señales de la existencia de un sendero para subir a la ermita, buen recurso para no tener que subir por el cortafuegos (como supongo que hicimos nosotros cuando fuimos con los esquís).


Mucha agua y poca nieve para un doce de febrero, pero por lo menos pudimos disfrutar de tan concurrido lugar en perfecta soledad:




Aún subimos un poco más arriba por ver si el sendero tenía continuidad pero ya se ve por las indicaciones en los pinos que ahí se acaba cualquier recorrido marcado. Tendría que existir un sendero directo desde este punto al Santosonario, del que no dista más de 3 kms y 600+ (menos que desde Achichuelo al San Vicente), pero parece que no lo hay.


A pesar de lo resbaladizo del terreno bajamos hasta el río para hacernos una selfie:


Si el camino se iba a acabar cincuenta metros más arriba no sé qué pinta ese muro de hormigón junto a la cascada pero su historia tendrá.

La que no tuvo más historia fue nuestra semifrustrada salida montañera (cuatro kilómetros y 160+ no es un más que un paseo, aunque pasar un rato en el bosque siempre es un gran trofeo). Bueno sí, también aprendimos que si un domingo de invierno no reservas mesa en el restaurante Corona de Villoslada, te quedas sin comer. Aunque afortunadamente, hay ahora otro restaurante en Villoslada, La Posada, donde también dan un buen menú con caparrones a precio muy razonable.


De todos modos, y ya que estuvimos allí, bien está poner una bonita foto aérea del circo de Cebollera con nuestro recorrido por el fondo del valle, la línea de cimas, y esa especie de hoja de roble que dibuja la larguísima pista que lo recorre a mitad de ladera y que siempre es la referencia en la zona de cualquier excursión.


Ah! y que no falte la tradicional foto de llegada al coche, punto de encuentro entre un mundo y otro.