domingo, 10 de abril de 2016

201. ESTACIÓN DE ESQUÍ AXAMER - LIZUM. TIROL. AUSTRIA


Eso de tener una hija en Alemania y la otra en Suiza tiene sus inconvenientes, pero también sus ventajas: como la de juntarnos en Semana Santa en una estación de esquí que esté más o menos entre medio de ambas. Y si el año pasado fuimos a Verbier (Montes 180) en el Valais, este año decidimos explorar la zona del Tirol, y recalamos en un apartamento de Oberperfuss, un pueblecillo de tantos y tantos que ofrecen alojamientos turísticos en los alrededores de Innsbruck.


En el propio Oberperfuss hay una pequeña estación de esquí, aunque la más grande y alta de la zona es Kuthai. Exploramos esta última el día que llegamos pero no nos gustó mucho porque está en un puerto entre dos valles y las pistas aparecen un poco desperdigadas. Además nos salió mal día. Por ello, la estación que colmó todas nuestras expectativas fue AXAMER-LIZUM pues además de ser del  tipo embudo, es decir, con concentración de accesos desde un solo parking y recorridos muy claros, está al lado de una zona rocosa espectacular.


Lo único un poco cutre de la estación es ese viejo hotel OLIMPIA, estilo años sesenta y repintado con pretensiones decorativas, que se ve al fondo del parking; pero pasado ese punto te olvidas de él y accedes a lo mejor de la estación: un cómodo y rápido funicular que te lleva al punto más alto (2.340 m) en el que hay un espectacular bar- restaurante -terraza - mirador con las perspectivas que se pueden ver en la foto que he puesto de presentación.


Vale pues de prolegómenos, como lo nuestro era esquiar, allá vamos. Este es el panorama que uno se encuentra al empezar a bajar por la larguísima y anchísima pista Olímpica:


Por si fuera poco estímulo el propio esquí, el día que estuvimos había una competición free-ride  en el que los esquiadores saltaban desde esa pared que se ve justo enfrente (!!!):


Un montón de cámaras de televisión grababan los escalofriantes saltos que daban al vacío, algunos con volteretas y todo, y lo retransmitían a una pantalla gigante situada en la terraza del bar.


Nosotros nos lo tomamos con mucha más calma para contemplar y disfrutar todo lo posible de las preciosas paredes que caen a pico sobre la pista olímpica.


El pequeño bar restaurante ubicado a mitad de pista era también un lugar inmejorable para ver el espectáculo de los free-riders y para reponer fuerzas.


El nivel general de los esquiadores del Tirol nos dejó impresionados. Más o menos como el nivel de los que bailan salsa cuando vas a Cuba. Nada que ver con lo nuestro, ja ja ja.


Era tan bonita la zona pegada a la roca que daba pereza irse a explorar el otro lado de la estación, pero ya os podéis hacer una idea de su amplitud con el mapa:


Desde un costado de la cafetería se ve Innsbruck, lugar perfecto por lo tanto para hacerse una foto de recuerdo:


Una vez familiarizados con la zona, descubrimos que justo desde nuestro apartamento en Oberpefuss se veía el punto más alto de la estación por la parte de atrás.


Maravilla de sitio.

26 de marzo del 2016