lunes, 9 de febrero de 2009

31. GAVARNIE. Estación de esquí. Pirineos, Francia.





Este comentario no lo abro con la tradicional foto de las pistas de la estación porque, para nosotros, ir a esquiar a Gavarnie no es tanto el acceder a unas palas de nieve por las que deslizarse cuanto asomarse a los miradores de esa formidable línea de montañas y agujeros que componen el Marboré, con el espléndido circo de Gavarnie helado justo debajo, (foto 1), y la Brecha de Rolando con el Taillon a su derecha (foto 2). Tan sólo seis meses separan esta visita de la ascensión a esta gran tres mil (ver post del Taillón), así que ver ahora nevado y congelado el itinerario que hicimos el pasado verano tenía para nosotros cierta emoción.

Pero vamos ya con la estación y con la búsqueda de esos dos únicos puntos de la misma desde donde contemplamos las cimas arriba fotografiadas. El plano de pistas ya da cuenta de los tres miradores, aunque el del telesilla del medio (Belvedere) lo encontramos cerrado.



Antes de subir el Pic des Tentes, decir primero que Garvanie es una estación de tipo familiar, o sea de muy poca gente, y que en esto del esquí se agradece mucho llegar a un sitio sin colas y sin agobios. Limpiar la carretera en algunos días de invierno tiene que ser duro para los quitanieves, así que no es de extrañar que las dos veces que he estado en ella hemos encontrado el parking como un patín de hielo. La estación está organizada en el último tramo de lo que es la carretera de subida al puerto de Bujaruelo, y por ello posee un buen número de pistas verdes que seguramente discurren por la misma carretera. A mi hermana Mercedes le gusta mucho esta estación por la cantidad de pistas verdes que tiene, pero yo no me canso de decirle que el diseño de los esquís no está hecho para ir de frente, sino de costado, y que las pistas más peligrosas para darte un golpe y lesionarte, son precisamente las verdes porque en ellas no hay más remedio que ir de frente y a la que te despistes un poco mirando el paisaje los esquís se te cruzan y vas al suelo.

Con el Telesilla del Belvedere cerrado la única opción para ir a Pic des Tentes es coger el telesilla intermedio de Labas Blanc, bajar un poco y coger por fin el telesilla del Pico que casi nos pone a 2.400 metros. Mientras subes en él puedes ver a los buenos esquiadores bajando por la pista negra de “aigles” que es ancha y no muy complicada pero que si te caes, claro está, se ríe de tí todo el que sube en las sillaa. Si desciendes por la pista verde de las marmotas haces un recorrido suave de fondo de valle y te pierdes las grandes vistas, así que la opción buena es bajar un poco por la pista roja de “laquets” y pararte a contemplar la brecha. Eso es lo que estamos haciendo en esta foto mi hermano Alberto con su hijo Miguel, Rosalía y nuestro sobrino Iñaki.



En ese mirador hay hasta una mesa para almorzar si hace bueno, pero aunque haga sol (como el día 17 de enero en el que recientemente estuvimos) el viento helado que viene de Bujaruelo no te deja pararte más de un minuto.

A poco que se estudien los recorridos de la estación se entiende que para un esquiador medio el repertorio de pistas a recorrer se acaba bastante pronto. Como la zona del Pic de Tentes estaba completamente en sombra, nos salimos un ratito a esquiar al sol en la zona del telearraste de St André pero aún eligiendo los itinerarios que dice rojos, las pistas son bastante suaves.

Se agradecen por tanto las posibilidades que da el telearrastre de Mourgat justo debajo del edificio de servicios de la estación. En primer lugar porque ofrece la magnífica vista sobre el Marboré y el Circo helado de Gavarnie que he puesto arriba del todo; en segundo lugar porque la pista roja Canau es una gozada; y en tercer lugar, porque si se quiere hacer un esquí un poco más deportivo, las dos pistas negras que corren a ambos lados del remonte son muy amplias y se disfruta mucho en ellas. Más que nada porque es un reto el pasar de las bañeras a las nieves profundas y es inevitable irte al suelo si crees que puedes esquiar por estos terrenos como por las pistas. Hay que ir con cuidado y sintiendo mucho los cambios de nieve, las bañeras y el tacto de la nieve profunda, y eso requiere un nivel que por mi parte no acierto a alcanzar.

Con mi cuñado Jose Igartua esperándonos con mesa cogida, vino de casa y el almuerzo preparado, esquiar adquiere una dimensión más completa y alegre.



De los excursionistas y esquiadores de ese día me falta por mencionar a mi cuñada Susana, a quien después del almuerzo intenté darle una apresurada clase para poder llevarla al mirador del Pic de Tents, pero como no soy un profesor de esquí muy convincente que digamos, de momento se tendrá que conformar con las fotos que aquí he puesto.