lunes, 29 de septiembre de 2008

27. CERRO CASTILLO DE MONTE REAL, 1.688 m.(7k 400+) Refugio de Ajamil en el arroyo Rabanera


En Semana Santa de este mismo año 2008 fuimos con nuestra hija Elena de paseo en coche hasta Ajamil, uno de los pocos pueblos que aún desconocía de La Rioja, y animados por el buen estado de la pista nos llegamos hasta el refugio que hay al fondo del barranco del río Rabanera. Estaba nevando, el refugio estaba muy bien cuidado y el hayedo que lo envolvía era tan hermoso que pensé organizar una pequeña excursión veraniega para dormir allí una noche y subir al monte más cercano.



Pasados prácticamente los meses calurosos y con la pereza que nos daba ya ir a dormir al monte, lo que hemos hecho al final de este verano ha sido sólo la segunda parte de lo pensado: una pequeña ascensión dominguera y matinal.

De vuelta de aquel paseo encontré el itinerario que buscaba en la ruta 22 de la guía de montaña “Las mejores excursiones por Tierra de Cameros” de Rufo Ganuza y Alicia Sanz de Acedo, ed. El Senderista, donde la cima más cercana y señalada a ese refugio es la del Cerro Castillo. El texto de ese librito se pierde en demasiados detalles y se echan en falta algunas otras consideraciones más importantes, así que voy a intentar remediarlo con mi narración. Además, como el planito que ofrece es excesivamente esquemático, pongo aquí la foto aérea de Google Earth con el itinerario marcado con puntos amarillos y las coordenadas geográficas bien claras para quien quiera localizarlo en un mapa más amplio.


Como ahora subo con GPS pude anotar que Ajamil está a 1.000 metros de altitud y el refugio a 1.280, o sea que la ascensión final fue de 408 metros. La pista desde Ajamil al refugio es de unos cinco kilómetros más o menos, y como es practicable para todo tipo de coches, hacer esos cinco kilómetros andando o aparcar más abajo del refugio (como propone la guía) no tiene mayor sentido.


Este es el punto de salida, el pequeño refugio que habíamos visto con nieve seis meses atrás. Echamos un vistazo al interior y estaba igual de limpio que entonces pero el excesivo celo contra incendios que se ha puesto de moda entre nuestros mandarines había llegado al extremo de poner una cinta de clausura a la propia chimenea del refugio. De haber ido a dormir habríamos pasado frío porque a las diez de la mañana el termómetro marcaba 8 grados. Qué ridícula puede llegar a ser la Administración pública y cómo te desaniman estos detalles de falta de sensatez.

Bueno, dejamos atrás el refugio y ascendemos por el camino, sobre el que hay que decir que no es ni senda ni camino, sino algo intermedio, o sea, una vieja trocha de sacar madera que en general tiene una pendiente bastante pronunciada y sostenida, lo que hace que la ascensión sea corta pero intensa.

Una vez que se hace la primera herradura del itinerario y este toma claramente la dirección Oeste, se ve ya la cima y eso siempre anima mucho, sobre todo en estas excursiones por bosque en que lo habitual es ir casi siempre a ciegas. Esa primera imagen de la cima es la que he puesto en el encabezamiento, y si se agudiza la vista se podrá ver esa especie de muro de piedra que al parecer es el que le da nombre. Pero no hace falta forzar mucho la vista porque en cuanto el camino llega a la crestería occidental del valle y toma dirección suroeste se ve mucho mejor.


El camino abandona la crestería occidental y se interna en el hayedo hasta buscar la otra crestería del barranco, momento delicioso porque el camino se hace llano y permite disfrutar plenamente del paseo.


Cuando finalmente salimos a la crestería oriental del barranco, nos situamos en un sucio cortafuegos con una fea valla de espinos en medio que separa pastos y provincias



Empezamos a subir por el lado riojano (el derecho) pero como estaba muy sucio nos pasamos al soriano (izquierdo) que tampoco es que sea un paseo de rosas. Una pena de terreno. Hay un repecho muy pendiente poco antes de llegar a la cima pero lo peor es que tampoco ésta ofrece un aspecto muy aseado: un cahir con un palo por un lado, un vértice geodésico por otro, y algunos pinos hacia el lado riojano (norte) que dificultan la amplitud de miras. Toda cima, creo yo, debería merecer algo más de consideración, no sé, un pequeño tratamiento paisajístico que apenas se notara y que hiciera de ella un lugar memorable.


A falta de otras bellezas nosotros lo celebramos con un buen almuerzo y nuestra tradicional botella de vino. La ascensión nos había costado tan sólo 1h y 10 minutos.

En el descenso hice una foto del cortafuegos de arriba abajo, con toda la crestería del Monte Real al fondo; y una de detalle de la zona más pendiente (y limpia) del mismo.



Llegamos al refugio en 50 minutos y regresamos tan felices a Logroño a echar la siesta en casa.
Excursión realizada el domingo, 14 de septiembre del 2008.

sábado, 13 de septiembre de 2008

26. EL FELDBERG, 1.493 m, (6k 250+) Selva Negra, Alemania.



¿Vale la pena contar la historia de la ascensión a un monte en un día de niebla en el que no se ve absolutamente nada? Bueno, hay algunas excursiones hechas en esas condiciones que ya he contado, como la vuelta al Midi d´Ossau (v Montes 8), o alguna otra que otro día contaré, como la del Ohry, o una al San Lorenzo en la que no sabíamos hacia donde bajar. Pero ¿vale la pena si la excursión es a un monte al que suben cientos de miles de personas al año y al que se llega a la cumbre por ¡un caminito asfaltado!? Pues hombre, ya que es el punto más alto de la Selva Negra y que la ilusión del día anterior es como la de cualquier otro día previo a subir al monte, pues no le vamos a negar el derecho a estar en este blog; y más que nada por lo original que resulta que la única vista general de la excursión es la del cartel que fotografié a mitad de camino.

La cumbre del Feldberg es un largo lomo herboso tan suave que la verdad es que invita a recorrerlo aunque sea subiendo con el teleférico. Supongo que lo bonito debe de ser subirlo desde Friburgo en una larguísima caminata, pero a falta de más información nosotros lo subimos desde la estación de esquí más próxima, eso sí, sin tomar el artilugio mecánico. La idea era subir cerca de sus pilonas para no perdernos, pero como los alemanes tienen las pistas de esquí protegidas con vallas tuvimos que dar con el sendero lateral que, por lo menos, tiene la virtud de arrancar entre vegetación de bosque. El altímetro marcaba 1.245 mts en la salida y los carteles decían que hasta la cumbre había 2,8 kms, así que eso es lo que hicimos: unos 250 mts de desnivel. Con el fresquito de la niebla y el viento lateral que pegaba, mi colega puso la directa y en 50 minutos estábamos en la cima.

La suerte que tuvimos es que con lo pronto que era y la niebla que había, en el teleférico no subía nadie. Estar solos en la cima del Feldberg debe ser toda una hazaña. Y es que si en el cartel de la panorámicas dice que a la cima del Zugspitze (el pico más alto de Alemania, 2.960 m) suben unas 700.000 personas al año (en el teleférico, claro), a la del Feldberg no quiero ni imaginarlo. Cuando regresamos a almorzar en el coche (único sitio protegido de la pegajosa neblina) una caravana continua de coches llegaba a los pies del teleférico y se daba media vuelta.

Bueno, pues estas son las fotos de la excursión.
1) mi colega en el primer tramo de subida:



2) llegando a la altura de las últimas pilonas del teleférico:


3) la antena cercana de la cumbre que está llena de carteles que dicen Halt, Verboten y esas cosas tan agradables de ver en el monte:


4) yo en la cumbre con el pelo como un repollo:



y 5) mi colega bajando por el caminito asfaltado que hay entre la cumbre y el final del teleférico:


Ah, y en cuanto a las incomparables vistas que se tienen mirando hacia el Sur, desde tan gozoso paseo, estas dicen los carteles que son (de Este a Oeste):




La fecha de la excursión: 3 de agosto del 2008.

Y un consuelo final: es posible que la única forma de que algunos montes puedan aún parecer montes sea subirlos con niebla.