Para celebrar el 200 aniversario de este blog, hoy nos vamos a dar un paseo con raquetas de nieve por un rincón perdido del Tirol con un ambiente de ensueño. Un valle en dirección Sur-Norte (tomado en el sentido de bajada de las aguas) al que se entra por Gries im Sellrain, pueblecito situado a mitad de camino entre Innsbruck y la estación de esquí de Kühtai (al final del post está el enlace a la localización exacta), donde alquilamos las raquetas. A mitad de valle se pasa por Praxmar y se empiezan a ver alrededor pistas de esquí de fondo. Dos o tres kilómetros más adelante la estrecha carretera llega hasta Lüsens, que no es otra cosa que un parking y un hotel situados a 1.634 m de altitud. Poco antes de llegar allí, y al salir del bosque en una curva a la izquierda, paramos a hacer la foto que he puesto de presentación: imagen tan fascinante que nos tendrá como atontados todo el paseo posando ante ella una y otra vez. Pero tranquilos, que ya veréis como no cansa. Una vez aparcados los dos coches, porque esta vez íbamos en plan familiar, yo soy el primero en posar en el arranque del Winterwanderweg (camino o pista de invierno digo yo que será...):
Y después mi socia, que no quería perderse lo de salir en un escenario tan vistoso:
Y el grupo al completo, faltaría más: Fernando, Elena, Rosalía, Teresa, Josema y..., un servidor en la cámara:
Vale ya de fotos y a echar a andar. Nuestro objetivo no era otro que llegar lo más cerca posible al fondo del valle, porque aquel muro o aquella torre del fondo ya os podéis imaginar que son para nosotros inexpugnables.
Para no molestar a los esquiadores de fondo y para andar por nieve virgen, pronto nos salimos del camino y fuimos por un costado donde había una huella, aunque poca falta hacía porque la nieve se había hecho costra y las raquetas rascaban de lo lindo, crash, crash, crash, crash...
Pero no todo era mirar al pico del fondo, el Lüsener Fernerkogel, que así se llama esa pirámide que llega hasta los 3.298 m. A mano izquierda pasamos por un precioso muro de cascadas de hielo y les hice posar juntos otra vez:
Según nos acercábamos al fondo del valle, el Fernerkogel ya no cabía en la foto y la vista se nos iba hacia ese muro de nieve en donde no parábamos de descubrir a gente subiendo y bajando por él con esquís como si fuera la Gran Vía. ¡Qué nivel tiene la gente por allí...!
Al paso por un típico crucero de madera, Rosalía hizo una espectacular foto al pico:
Y... se puso a tirar del grupo subiendo hacia el muro blanco:
¡Para, para! tuve que decirle, que ese no era el objetivo del día. En ese punto ya llevábamos 2,5 km y algo más de 200+ de subida (aunque parecía llano...). Con dar la vuelta al torrente teníamos bastante. Ahí se ve el terreno que pisábamos, y en el que las raquetas resultaban (ahora sí) imprescindibles.
El altímetro decía que estábamos a 1.850 metros y empezaba a soplar un vientecillo muy fresco, así que di la orden de tirar para abajo:
Junto a los pinos nos encontramos una preciosa casa tirolesa con una terraza espectacular delante para almorzar (que es lo que tocaba ya), pero tenía una cartel que decía "privaten" y había gente en ella que nos lo recordó por si no lo habíamos visto... ¡Vaya privilegios que se gastan algunos!
Pero bueno, tampoco estaba mal un alargado y popular banco de madera con empalizada para quitar el viento que estaba al lado, y que la máquina de la pista de esquí de fondo tenía bastante limpio:
Yo me puse enfrente para hacerles la foto pero también me cazaron a mí tocando la armónica.
El regreso lo hicimos por el otro lado del río...
... donde a mitad de camino y en un pequeño alto hay una cabaña de piedra mucho más modesta que la casa anterior y que ilustra perfectamente ese post que escribí hace unos años sobre el sitio donde me gustaría refugiarme para huir de la Navidad: (edificios LHD 64)
Muchas comodidades no tendrá esa cabaña, pero un kilómetro más abajo está el hotel de Lüsens donde te ponen estupendas Hefeweisen Biere y unos no menos deliciosos Apfelstrudel con "vainillen" (ja ja ja, el alemán es muy fácil, se le pone un -en al final de nuestras palabra y ya está).
Uy, casi se nos había olvidado la vista principal del día, que... es la vista también de esta terraza, cómo no:
Al salir del parking había un cartelito con las rutas de esquí de travesía de la zona..., por si alguno se anima:
Nuestro equipo se conforma con haberlo descubierto, haber tenido salud para estar allí y haber dado una pequeña vuelta con raquetas de nieve el Domingo de Resurrección (inmejorable efeméride) 27 de marzo del 2016.
Aquí el track y el consabido vídeo de Suunto que siempre se equivoca al poner el punto más alto del recorrido: