En el propio Oberperfuss hay una pequeña estación de esquí, aunque la más grande y alta de la zona es Kuthai. Exploramos esta última el día que llegamos pero no nos gustó mucho porque está en un puerto entre dos valles y las pistas aparecen un poco desperdigadas. Además nos salió mal día. Por ello, la estación que colmó todas nuestras expectativas fue AXAMER-LIZUM pues además de ser del tipo embudo, es decir, con concentración de accesos desde un solo parking y recorridos muy claros, está al lado de una zona rocosa espectacular.
Vale pues de prolegómenos, como lo nuestro era esquiar, allá vamos. Este es el panorama que uno se encuentra al empezar a bajar por la larguísima y anchísima pista Olímpica:
Por si fuera poco estímulo el propio esquí, el día que estuvimos había una competición free-ride en el que los esquiadores saltaban desde esa pared que se ve justo enfrente (!!!):
Un montón de cámaras de televisión grababan los escalofriantes saltos que daban al vacío, algunos con volteretas y todo, y lo retransmitían a una pantalla gigante situada en la terraza del bar.
Nosotros nos lo tomamos con mucha más calma para contemplar y disfrutar todo lo posible de las preciosas paredes que caen a pico sobre la pista olímpica.
El pequeño bar restaurante ubicado a mitad de pista era también un lugar inmejorable para ver el espectáculo de los free-riders y para reponer fuerzas.
El nivel general de los esquiadores del Tirol nos dejó impresionados. Más o menos como el nivel de los que bailan salsa cuando vas a Cuba. Nada que ver con lo nuestro, ja ja ja.
Era tan bonita la zona pegada a la roca que daba pereza irse a explorar el otro lado de la estación, pero ya os podéis hacer una idea de su amplitud con el mapa:
Desde un costado de la cafetería se ve Innsbruck, lugar perfecto por lo tanto para hacerse una foto de recuerdo:
Una vez familiarizados con la zona, descubrimos que justo desde nuestro apartamento en Oberpefuss se veía el punto más alto de la estación por la parte de atrás.
Maravilla de sitio.
26 de marzo del 2016