domingo, 9 de septiembre de 2012

102. CRUZ DE MOTRICO 851 m. (10k 350+) MONTES OBARENES



Como al año de casarnos celebramos el 8 de septiembre subiendo a la Cruz del Gorbea, me pareció apropiado para este año (no diré los años que llevamos casados porque empieza a darme vergüenza...) celebrarlo en una cruz mucho más cercana, pero hasta la fecha bastante desconocida para nosotros: la Cruz de Motrico, instalada en una céntrica cima de los Montes Obarenes.

¿Por qué un punto tan singular no nos había atraído hasta ahora? Pues muy sencillo, porque vistos desde mi pueblo (Anguciana), los pequeños Montes Obarenes tienen un par de diamantes que nos han eclipsado todo lo demás: las peñas de Gembres.


Pero como cada vez somos más curiosos y andarines, pensé que ya nos tocaba adentrarnos por detrás de nuestras peñas y recorrer los montes que las envuelven. Y para ello nada mejor que acercarse desde otro punto de partida, como por ejemplo, el singular paraje de San Juan del Monte, antigua cueva de un anacoreta medieval y actual lugar de romería y fiesta de las gentes de Miranda de Ebro.



Lo primero que sorprende de ese lugar es el impresionante montaje que tienen allí para la fiesta. Debajo de cada uno de esos tejados que vemos en la foto de Google Earth hay montones de mesas y bancos dispuestos para las charangas y... la manduca. El jaleo que tienen que montar debe de ser descomunal y digno de verse.

La carretera por la que llegamos es la de la abajo a la derecha y como el aparcamiento general de coches está a la izquierda de la imagen, tienes ocasión de ver y asombrarte al paso. Llegados a lo más alto del parking y aún un poco más allá, donde hay una explanada no asfaltada, dejamos el coche y avistamos el cerrito donde está colocada la cruz de Motrico.


Y como no parecía muy lejos y el desnivel a salvar era de tan solo 200 metros, alargamos y endurecimos un poco el recorrido, primero, subiendo a la roca del eremita; segundo, dándole la vuelta por un sendero circular; y tercero, metiéndonos en el cortafuegos tobogán de tremendas pendientes en vez de hacer el acercamiento por la pista de coches de abajo. Veámoslo primero con lo que nos marcó el GPS,


y a continuación, con las fotos. Punto de salida:


Al fondo de este largo parking de tierra sale el sendero hacia la cueva y en la primera bifurcación tenemos al mismísimo "santo" en chapa de indicador:


Para no levantar polvaredas y molestar al anacoreta, la cofradía del santo tiene incluso encementado el sendero (!)


En poco más de un cuarto de hora llegamos a la venerable roca orientada al Sur y protegida de los fríos vientos de noroeste que tanto soplan por aquí. Os evito la foto del muro de la ermita y no entro a comentar algunos detalles de la decoración del altar exterior para... no estropear la excursión tan pronto, je je je.


Como no conocíamos el lugar y no se veía muy claro el sendero, desestimamos bajar a la fuente, que creo que es lo que teníamos que haber hecho; y en cambio seguimos hacia delante dando la vuelta al cerrito de la roca por un sendero bastante majo pero demasiado "didáctico" con sus cartelitos explicativos (dinero gastado en balde).



Completado el círculo y vueltos al camino por donde habíamos venido, nos metimos en el cortafuegos por aquello de hacer piernas, pero la verdad es que no lo aconsejo. Se me ponen los pelos de punta al pensar en el ingeniero que lo trazó y en lo cómodo que tiene que ser para las posibles brigadas si les tocara cortar allí un fuego. Lo único que vale la pena es la vista de la roca del eremita que queda allí arriba y atrás:


Llegados al fondo del cortafuegos nos cruzamos con el sendero que viene de la pista y cuya indicación es pródiga en prohibiciones (prohibido coches dice... !!!! ja ja ja) pero nula en información. Lo mismo podía ir a la cruz de Motrico que a la de Gorbea. Bien por los ponecarteles..., aunque, obviamente, no podía ser otra la senda. 


La ascensión es corta pero durilla y el sendero se cierra bastante, pero como digo, no tiene pérdida. Llegando a la cruz (foto de arriba) el "cuentakilómetros" nos dice que han sido 3,5 kms y el reloj, que 1 hora y 25 minutos.

La vista hacia la llanada de Miranda es espléndida pero como todo el mundo la hace y la podéis ver en internet, yo prefiero poner lo que venía a ver, es decir, la vista de las Peñas de Gembres desde atrás. Mirad que poco se las ve, ahí a la derecha de la imagen:


Una nube de hormigas voladoras que tenían su guarida en el pedestal de la cruz nos decidieron a marchar inmediatamente de allí, y como bajar tan pronto y por donde habíamos subido daba pereza, se me ocurrió llegarnos hasta el refugio mirador de La Rioja situado en el lomo más meridional de la sierra. Son 2 kms de suave descenso que hicimos en poco menos de treinta minutillos. Pongo la grabación del GPS:



y una primera foto del sendero de bajada más próximo a la cruz donde se aprecia que las señales tampoco son muy útiles por este lado.


El camino tira hacia el Este y nos muestra la silueta más esbelta del Rabe que no me animé a subir porque hacía mucho calor, no llevábamos apenas agua, porque mi socia suele protestar cuando improviso y ya tenía hambre, porque hay que dejar algo sin subir para volver en otra ocasión, y además, porque este montecillo tiene su vieja historia que otro día (cuando lo subamos) os contaré.


El objetivo era el mirador cuyas espaldas cubre este atómico refugio cerrado con candado para que lo veas y no lo manches.


Aunque lo verdaderamente importante son las vistas hacia el otro lado: la de La Rioja alta, con Anguciana en primer plano y el San Lorenzo al fondo:


y por supuesto, la de la vista lateral de las Peñas de Jembres, o mejor dicho, la de la peña de la derecha que oculta completamente a su hermana.


Qué belleza.

Mientras dábamos cuenta del bocata de mejillones y del cuartillo de vino, entablamos conversación montañera con Ricardo, un mirandés transplantado a Valencia que en cuanto vuelve a su pueblo de vacaciones se escapa a andar por estos sus montes para respirar libertad y purgar las noches de cerveza. Venía del mismo sitio que nosotros y preguntándole por la mejor forma de regresar sin tener que volver a subir a la Cruz, se ofreció a enseñarnos el sendero más bonito de esta sierra: el de los Tejos. Pongo primero la grabación del GPS y luego las fotos.


Antes de entrar en el sendero y a petición mía (el conocía también otro senderillo que atajaba entre los pinos), pasamos por las ruinas de una vieja ermita que están llenas de maleza y no permiten hacerse una idea del lugar:


Un poquito más adelante y esta vez sí, con cartel perfectamente explícito (ahora que llevábamos guía y no lo necesitábamos...), entramos en el sendero de los Tejos como quien se interna por un fresco y oscuro túnel:


Y a fé que lo es, y además con sorpresas, pues hasta alberga en su interior un par de antiguas ferrerías que no me entretuve a fotografiar porque Rosalía tiraba fuerte para abajo y apenas nos daba respiro. Al menos hice esta foto en su interior:


La parte más fea del recorrido es el kilómetro y pico de la pista que nos devuelve en cuesta arriba a la zona recreativa de San Juan, pero la conversación que llevábamos los tres era tan amena que apenas nos dimos cuenta.

Y es que este Ricardo, mirandés y valenciano, además de gran deportista es buen conversador y mejor persona, y lo mejor que os podría pasar si os gusta este post y queréis andar por esta zona, sería encontraros con él, porque no contento con habernos enseñado lo más bonito de estos montes, encima nos invitó a tres cañas (sí, tres, ahhh) y sus consiguientes y exquisitas "gildas" en un bar de Miranda llamado, como no podía ser de otro modo, San Juan del Monte.


Aquí pongo una foto suya (para que le reconozcáis) hecha en el mismo punto donde habíamos salido, y os dejo también la indicación del GPS sobre el sendero del retorno: 5, 1 km en 1hora 4 minutos. Menuda marcha.

Y menuda forma tan estupenda de celebrar nuestro aniversario el 8 de septiembre del 2012.