El Zenzano es un monte tan poco monte que no creo que lo suba casi nadie. Y sin embargo, os lo recomiendo encarecidamente. En el libro de Juanjo Hidalgo, Montes de la Rioja, se propone subirlo desde Lagunilla de Jubera lo que me parece muy poco atractivo. Cuando lo miramos desde el valle del Leza o desde la carretera que va a Ribafrecha (ya siento no haberme parado a hacerle una foto y tener que poner una vista de Google Earth) llama la atención una pista que sube en diagonal por su cara noroeste y que por su posición en balcón me parecía mucho más apetecible. Por ello, la excursión que tracé para el pasado domingo subía por allí y para el regreso le daba vuelta entera al monte. Además, para no subir todo el rato por la pista, el primer tramo se hace por las trochas que dejan los motoristas de trial que andan por la zona, lo que acorta y mejora bastante la ascensión.
Así pues, hacia la mitad de la carretera entre Ribafrecha y Ventas Blancas tomamos una pista que sube a Zenzano (hay un indicador chapucero, pero indicador al fin y al cabo) y que a junio del 2012 esta accesible para cualquier vehículo, y 3,15 kilómetros más adelante dejamos el coche en una curva muy pronunciada. El altímetro nos daba allí 795 m. por lo que la ascensión hasta la cima es de 400 metros.
Ascendemos unos cinco o diez minutos por una de las marcas de las motos hasta la pista, la cruzamos y volvemos a seguir por el sendero (también conservado gracias a las motos) que va por una cresta o espolón perpendicular al monte Zenzano. Como se puede apreciar en el gpx que nos trazó Endomondo, al llegar a la pista nos despistamos un poco y nos fuimos hacia la izquierda pero lo cierto es que la dirección del espolón es bastante evidente. Aquí una vista hacia abajo del primer repecho ascendido (el coche lo dejamos justo abajo y a la izquierda de la foto)
Y a continuación el sendero que sube entre arbustos y pinos por el espolón mencionado:
Entre uno y otro son 200 metros de subida nada más empezar, así que mejor tomárselo con calma. Al final del lomo se llega a una valla y a otra de las curvas de herradura de la pista:
Hay casi un kilómetro casi llano y metido entre pinos algo aburrido, pero al final del mismo se llega a la diagonal en balcón sobre el valle del Leza que tiene un firme algo más rústico y que es una verdadera gozada recorrer:
A mitad de la misma nos encontramos con la llamada Fuente Ortigal, muy construida y vallada pero que ya por estas fechas no tenía agua:
No es necesario llegarse por la pista hasta el collado. Al pasar por un pequeño claro convertido en pista de despegue para parapentes que tiene indicadores de dirección del aire, se corta un poco la V y nos dirigimos ya hacia la cumbre subiendo muy suavemente:
Hay una valla de alambre bastante desagradable que la recorre por entero, pero cuando la cruzamos ayudándonos para no cortarnos y llegamos al vértice geodésico, nos olvidamos de ella porque la vista hacia el valle del Ebro es extraordinaria.
Hora y media desde abajo, cuatro kilómetros justos y 400 metros de desnivel. Bocata de mejillones, botellita de vino, cigarrito, y a gozar de las vistas. En un pequeño buzón con forma de prensa de vino encontramos una nota de un tal "Tapa" dejada en marzo de este año que decía más o menos que "el que desde aquí vea fronteras o mugas no tiene ni idea de lo que mira". Simpático colega.
Para bajar de la cima del Zenzano al pueblo de Zenzano se veía en google una línea casi recta más o menos limpia, pero desde la cima no vimos como llegar hasta ella por lo que optamos por regresar al collado y bajar por el camino.
El pueblo de Zenzano ofrece un aspecto bastante bucólico desde lejos...
... pero cuando estás encima es otra cosa, ay.
Justo al salir del pueblo se ve el lomo por donde pretendíamos haber bajado:
El camino de regreso dando toda la vuelta al monte es bastante largo y con algunas revueltas para coches que se hace desagradable caminar...
... pero el arroyo Bahún nos sorprendió por su vegetación tupida, por los roquedos que lo flanquean y por la aparición final de Lagunilla de Jubera al fondo del mismo:
Ya solo queda dar un poco más la vuelta al monte por la pista y llegar hasta donde dejamos el coche (allí al fondo a la derecha)
Desde esta perspectiva se aprecia el repecho inicial y el lomo del espolón por el que habíamos subido.
El largo regreso totalizó algo más de 9 kilómetros que hicimos en dos horas y poco, con lo que el total de la excursión lo dejamos en unos13 kms, que el bueno de Endomondo se encarga de marcar:
Excursión realizada el domingo 17 de junio entre las 2 y las 6 horas de la tarde con una temperatura de entre 25 y 33 grados, es decir, una locura. Pero es lo que tiene salir el sábado anterior por la noche de copas...