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Al ir hacia Bilbao por la autopista hay un momento paisajístico bastante intenso. Justo después de las curvas del paso de Subijana aparece un largo farallón calcáreo a mano derecha que nos va a acompañar hasta la explanada de Murguía con el fondo majestuoso del Gorbea. El pasado 25 de diciembre, mi hija Teresa le hizo desde el coche esta bonita fotografía:
Y con google earth he hecho esta otra desde el aire para situar todo el entorno. No le he dado mucho relieve pero ya se ve bien el farallón a la derecha del tajo de la autopista:
Pues bien, tantas veces pasando por allí abajo, hace ya muchos años me entró la curiosidad por ver qué había encima. Ahora se ve muy bien con google earth, pero en 1988 no teníamos estos medios. Aunque a cambio teníamos otros, no tan explícitos seguramente, pero mucho más entrañables. Os lo cuento.
Un buen día de noviembre del año 1980 en Bilbao, a la salida de una conferencia de Bernard Germain sobre el primer descenso con esquís del Annapurna, compré uno de los libritos más bonitos de montaña que tengo. Se titula MONTES ALAVESES, Croquis de Ascensiones, y su autor, Francisco Aldasoro Bengoa. La gracia del libro, como pronto vais a ver, no era la estupenda colección y guía de un buen número de montañas de la provincia vecina, sino los croquis del autor realizados con trazo infantil. Siempre me ha parecido un gran logro el no perder la frescura del dibujo que todos los niños sabemos hacer antes de que capen nuestra expresividad natural con la así llamada "enseñanza del dibujo artístico". La combinación con esa otra ilusión infantil de subir montes, me debió de parecer más que suficiente para pagar las 375 pts que costaba y llevármelo a casa.
Y en ese libro, cómo no, se describía una ascensión al lomo de ese farallón, lomo o meseta con una cima casi imperceptible, el Oteros, a 1042 m. de altitud. Esta es la página que le dedicó Aldasoro:
...y tiramos camino arriba:
Aunque ya se ve en el firme del camino lo áspero del suelo calcáreo, como Aldasoro no daba pistas, la sorpresa fue que, cuando se acabaron las encinas, se abrió ante nosotros un espléndido paisaje kárstico.
Pronto llegamos a la primera cima, la propiamente llamada Oteros, que señalo con mi pie en esta foto en la que se ve al fondo el majestuoso cabezo del Amboto (a quien también le debo entrada). ahora que me fijo..., la fotógrafa no se dio cuenta que yo tapaba exactamente al Gorbea...)
Como el día era bastante ventoso, y a 22 de diciembre el aire no suele ser cálido (ya se ve en las fotos), lo bueno de las dolinas es que te permiten meterte a resguardo a almorzar. Con nuestra botellita de vino, como siempre (¿la prohibirán algún día las autoridades sanitarias?):
Con el objetivo cumplido y la inspiración del "rioja", capté la belleza del suelo (y de mi compañera de fatigas) con mucho más arte en esta otra foto:
Y cuando volvimos a la zona de árboles, lo volví a intentar con el esqueleto de uno de ellos:
Bueno, y ahora que hemos disfrutado, viene una mala noticia. Un mal día en que iba a Bilbao allá por el cambio de siglo, vi crecer en lo alto del farallón esos espantajos de molinillos de viento que dicen que dan luz de gratis. Ya, de gratis...
Si os fijáis atentamente en la foto de google earth veréis que no sólo está todo el Oteros lleno de molinillos sino que el karst ha sido salvajemente cruzado por las pistas que los enlazan. O sea, que de gratis... Ya. Al precio de un bonito monte y una excursión que ya no será nunca igual.
Otra cosa que me entero por google earth es que Montevite se llama ahora Mandaita...