sábado, 11 de marzo de 2017

236. PEÑALARA



Aprovechando el regreso a casa de un congreso pediátrico de Rosalía en Madrid, el pasado domingo 19 de febrero quisimos acercarnos a dar un paseo (o incluso hacer alguna ascensión) por la Sierra de Guadarrama, pero... ya todo el mundo nos advirtió de que o madrugábamos mucho o que mejor buscásemos otros montes menos concurridos porque los parkings de acceso y sus carreteras están colapsados desde primera hora de la mañana (!!!). Habiendo acabado el Congreso el sábado a mediodía uno no puede marcharse de Madrid sin apreciar su variada oferta musical, y para la noche del sábado ya nos habíamos agenciado unas entradas en la estupenda sala Copérnico para ver al no menos estupendo grupo británico The Quire Boys. ¿Madrugar el domingo...?  Venga ya. Al monte vamos a disfrutar de su arquitectura y no a dejarnos la salud. Nos levantamos a las diez, desayunamos tranquilos y en vez de subir a Navacerrada nos fuimos por Miraflores de la Sierra hacia Rascafría (por no haber estudiado mejor la zona y haber ido por la Morcuera). En todo caso, carretera muy bonita de montaña por el paso (que no conocíamos) de la Canencia, lleno también de coches.  Al llegar a Rascafría vemos un cartel en la carretera al puerto de Cotos que avisaba de CERRADO, pero como era la una del mediodía y bajaban muchos coches, nosotros seguimos hacia arriba. ¿Algún lugar habrían dejando, no? Y en efecto, a esa hora la gente empieza a bajar y deja sitio en el parking de Peñalara. Acertamos.


La Sierra de Guadarrama y el cordal de Peñalara forman una V muy curiosa. El brazo sur, la de Guadarrama tiene un gran lomo y un cordal conocido como "el largo" de algo más de veinte kms, que es todo un clásico montañero. Siguiendo hacia el Este, el cordal acaba en La Cabrera. El brazo norte, Peñalara, tiene la cima más alta y sigue y sigue hasta Somosierra y más al Este hasta La Pinilla. El punto de encuentro de esos dos grandes cordales es el paso o collado conocido como puerto de Cotos, que es de donde se empieza a subir a Peñalara. Por lo que a nuestra excurisón respecta, a la una y pico conseguimos sitio en el parking, y lo primero que hicimos fue almorzar algo en la animadísima venta Marcelino:


Bajaban muchos excursionistas con los crampones aún puestos pero lo único que nos pusimos nosotros fueron las polainas. A esa hora, lo más que podríamos hacer es darnos un pequeño paseo por la nieve.


El jaleo de gente desaparece en cuanto te metes en el pinar, y cuando este se aclara ya solo te cruzas con algún que otro montañero que baja un poco tarde.


Dejamos a la derecha el desvío a la laguna de Peñalara y seguimos hacia arriba aún un rato. La vegetación empieza a disminuir y en llegando a esas señales de la foto siguiente que marcan el desvío hacia un refugio situado debajo del pico.... tachán...


¡Vemos todo el cordal de Peñalara y nos hacemos la selfie de la "cima"...!,  porque aunque hayamos subido casi la mitad del desnivel (300+, 2k, 45'), y ya hemos sudado lo nuestro, estamos como a un tercio del recorrido al punto más alto (6k) y no son horas para seguir subiendo:


Aunque para apreciar el cordal mejor queda la foto con Rosalía sola que he puesto en la cabecera del post.

Qué pena no poder seguir y seguir subiendo. Pero bueno, siempre hay consuelos: y la vista hacia el otro lado de la V, es decir, la Sierra de Guadarrama con la estación de Valdesquí y la "Bola del Mundo" encima, es como para soñar... ¡con pasar unas vacaciones entre semana en esta zona!:


Qué de nieve. Mucha más que nuestra más septentrional Sierra de la Demanda.


En la llegada le hice otra foto a los techos de la Venta Marcelino que ostenta el escudo de la famosa Escuela de Montaña madrileña:


Y una foto más al ambientazo de familias con niños y trineos que había en sus campas, que son..., ay, los que llenan los parkings de esta zona y te ponen muy caras estas cumbres (jjjj) al menos en fin de semana.


El monte es tan grande, siempre digo, que todo el mundo cabe en él. Lo que no caben son los coches. Más que de cumbres, lo importante aquí es hablar de parkings y por eso concluyo este bonito paseo dominical por la nieve con el esquema de los tres que tiene esta zona: Navacerrada para subir a la Bola del Mundo, Valdesquí para ponerse las tablas. y el puerto de Cotos para subir a Peñalara. Otra vez será.




miércoles, 8 de marzo de 2017

235. PUENTE RA



Treinta y tres años separan esta foto de arriba hecha con el disparador automático, en la que se ve a Javi Caballero, al Buri, y a mí corriendo a posar sin conseguirlo...; y esta otra foto de abajo:


El arroyo de Puente Ra es uno de los parajes de montaña más visitados de La Rioja (creo que hasta nuestras hijas fueron de pequeñas con el colegio), pero la única vez que había estado yo allí fue cuando mis amigos del Sherpa se compraron sus primeros esquís de travesía y decidieron estrenarlos bajando conmigo por el cortafuegos que va desde un poco más adelante de la ermita de Lomos de Orios hasta Puente Ra:


Qué bonito estaba hace treinta y tres años. Aunque alguna raya seguro que les hicieron a la suela de los esquís... Solo tengo otra foto de aquel lejano día: foqueando por la pista que va desde la ermita hasta el cortafuegos:


Emulando la subida del año pasado a Mojón Alto (v Montes 199) el 12 de febrero de este 2017 habíamos pensado subir al pico San Vicente (1.877 m) desde el Achichuelo y fuimos pertrechados con las correspondientes raquetas de nieve. Pero como el día salió muy ventoso y lluvioso nos tuvimos con conformar con dar un paseo bajo el paraguas hasta las famosas cascadas de Puente Ra, en las que tampoco habíamos estado nunca.

Pasado el cruce de la carretera que sube a la ermita, el camino estaba sin nieve, así que seguimos con el coche hasta donde está la señal de que ya no se puede seguir más. También vimos al paso, que la pista que sale a la derecha para subir a Hoyos de Iregua tiene también señal de prohibido coches, por lo que no sé como se podrá acercar uno ahora a la zona del Castillo de Vinuesa.


Desde el punto donde se deja el coche hasta puente Ra son unos trescientos metros (ya se ve  en la foto el cortafuegos a la izquierda) y desde Puente Ra hasta las cascadas son 1,8 kms de suave ascensión, así que ese día no nos deslomamos... Junto al puente vimos señales de la existencia de un sendero para subir a la ermita, buen recurso para no tener que subir por el cortafuegos (como supongo que hicimos nosotros cuando fuimos con los esquís).


Mucha agua y poca nieve para un doce de febrero, pero por lo menos pudimos disfrutar de tan concurrido lugar en perfecta soledad:




Aún subimos un poco más arriba por ver si el sendero tenía continuidad pero ya se ve por las indicaciones en los pinos que ahí se acaba cualquier recorrido marcado. Tendría que existir un sendero directo desde este punto al Santosonario, del que no dista más de 3 kms y 600+ (menos que desde Achichuelo al San Vicente), pero parece que no lo hay.


A pesar de lo resbaladizo del terreno bajamos hasta el río para hacernos una selfie:


Si el camino se iba a acabar cincuenta metros más arriba no sé qué pinta ese muro de hormigón junto a la cascada pero su historia tendrá.

La que no tuvo más historia fue nuestra semifrustrada salida montañera (cuatro kilómetros y 160+ no es un más que un paseo, aunque pasar un rato en el bosque siempre es un gran trofeo). Bueno sí, también aprendimos que si un domingo de invierno no reservas mesa en el restaurante Corona de Villoslada, te quedas sin comer. Aunque afortunadamente, hay ahora otro restaurante en Villoslada, La Posada, donde también dan un buen menú con caparrones a precio muy razonable.


De todos modos, y ya que estuvimos allí, bien está poner una bonita foto aérea del circo de Cebollera con nuestro recorrido por el fondo del valle, la línea de cimas, y esa especie de hoja de roble que dibuja la larguísima pista que lo recorre a mitad de ladera y que siempre es la referencia en la zona de cualquier excursión.


Ah! y que no falte la tradicional foto de llegada al coche, punto de encuentro entre un mundo y otro.