sábado, 25 de enero de 2014

140. BAÑARSE EN LOS RÍOS. EL NOGUERA PALLARESA



El alejamiento de las ciudades nos ha llevado a las montañas, vengo diciendo en este blog, pero lamentablemente también nos ha llevado a desinteresarnos por los ríos, convertidos no pocas veces en los depósitos de agua de las ciudades o en sus cloacas. No hace treinta años, sin embargo, aún nos bañábamos en los ríos. Seguramente porque en mi infancia, junto al río Tirón de Anguciana, lo natural en un día caluroso de verano era buscar una poza y meterse en el agua. Bañarse en los ríos, pienso ahora, es una experiencia de comunión con la naturaleza tan intensa o más que la de hollar la cumbre de una montaña. Así que de ahora en adelante voy a traer también a este blog esos maravillosos momentos y todos esos hermosos lugares en los que me he bañado en un río o en los que aún pueda hacerlo. 

Y para muestra un botón. En el verano de 1990 bajábamos del Pirineo por la carretera de Sort  a Balaguer, es decir, la que va junto al Noguera Pallaresa; y después de visitar la ermita de Nuestra Señora de Arboló pegaba el sol fuerte, teníamos a mano el río y nos dijimos: al agua. Completamente solos y en un paraje que desconocíamos. La foto que le hice a Rosalía es tan bonita o más que cuando posa en las cumbres. 


Gracias a Google Earth busco el lugar veinticuatro años después y ahí lo tengo: un poco más abajo de Gerri de la Sal, pasado El Compte, aparece sobre una roca la ermita de Arboló.


Pasada el ermita el río hace una curva a la derecha y allí se ve el puente de la foto. He marcado con un punto amarillo el sitio donde nos bañamos.


Según veo en la red, el Noguera Pallaresa es ahora un río muy frecuentado en sus rápidos por los aficionados al rafting:


... o por los aficionados al kayak en sus grandes pantanos, como el de Camarasa:


Cualquier forma de disfrutar de sus aguas y de sus muchos lugares me parece elogiosa y envidiable pero no quisiera por ello olvidar nunca la globalidad del río, es decir, la gran calle geográfica que conforma. Seguro que hay mejores planos hidrográficos que este que trae la wikipedia pero para hacerse una idea de su ubicación ya vale. Son nada menos que 154 kms de calle. ¡La de rincones bellísimos que tendrá!


Aparte de la emoción de recordar nuestro baño, el Noguera Pallaresa me trae recuerdos de otro lugar al que quiero mucho: el de su nacimiento. Nada menos que en Montgarri, en lo alto del Pla de Beret. Con decir que fuimos allí en viaje de novios, ya digo bastante. La foto que pongo del Noguera Pallaresa al pasar por Montgarri es de la última ocasión que estuvimos, en un paseo con raquetas desde Beret con mi hermana Mercedes y su marido Jose Igartua en enero del 2006:


Ahí está el Noguera Pallaresa como recién nacido entre algodones de nieve. Qué grandes son los ríos. Qué de lugares maravillosos tienen. Qué grandes olvidados son. Pero no para este blog de montañas y arquitectura. Pienso llevaros a los mejores sitios donde me he bañado..., desafortunadamente muy pocos. Aunque para compensarlo, pienso buscar lugares nuevos para el baño lo mismo que sigo buscando cumbres. ¡Ah! y si algún lector me quisiera aconsejar alguno, que no deje de hacerlo: mi correo juandiezdelcorral@gmail.com






lunes, 20 de enero de 2014

139. LOS RIOS AL OESTE DE SIERRA NEVADA DEL COCUY



Cuando estuve en Oregón me enamoré de sus ríos. Y de los ríos en general. Creo que dije en algún post de este blog que eran como las grandes calles de esos edificios que son las montañas. Y que valía la pena estudiar sus cuencas, sus afluentes o sus lugares más significativos. Desde entonces he andado yo rumiando la idea de probar a meterme en un kayak para recorrer algún tramo del río que más a mano que tengo, el Ebro, pero en esas sigo. Y mira por dónde (¿quien me lo iba a decir?) que me voy a Colombia de familia y navidad y hago realidad mi sueño (!!!). Eso sí, en un bote de rafting..., pero qué más da. Lo importante es andar por las aguas. Ahí va la historia, o mejor dicho, el amor a los ríos colombianos, que es lo que me interesa, porque la aventura del canotaje (como lo llaman allí) la verdad es que tiene mucho de foto y muy poco de aventura.

El gran río de Colombia es el Magdalena. Por allí entraron los españoles y también me hubiera gustado a mí hacerlo, o al menos, visitarlo, pero no estaba en los planes. Sin embargo, ríos no faltan en Colombia. De las nieves de la Sierra Nevada del Cocuy tenían que bajar grandes ríos hacia el Magdalena pero los libros decían que daban más agua hacia los grandes ríos orientales que van a las selvas amazónicas. Los ríos al Oeste del Cocuy van de Sur a Norte, como el mismísimo Magdalena y los tres que he conocido y que tienen esta dirección, el Chicamocha, el Fonce y el Suárez se juntan para formar el Sogamosa que ya discurre de Este a Oeste hasta desembocar al río Magdalena. Sobre google earth he dibujado el recorrido de los tres ríos y me ha salido este mapa con los puntos más significativos de nuestra estancia allí:


Arriba a la derecha vemos el Cocuy y a continuación vemos el río más famoso de la zona, el Chicamocha. La fama del Chicamocha le viene por el gran cañón y la zona tan árida de montañas que le rodea justo cuando se cruza con la carretera 55 que va de San Gil a Bucaramanga, lo que obliga a la carretera a hacer un descenso de casi mil metros para pasar el río. Antes de empezar el descenso hay ubicado un "Parque Nacional" que es más bien un parque "recreativo" en el que la máxima atracción consiste en coger un telecabina para bajar hasta el río y subir hasta la Mesa de los Santos en el lado de Bucaramanga. La verdad es que me decepcionó un poco porque yo me esperaba algo más angosto o salvaje, pero de todos modos hice unas cuantas fotos del lugar y allá van:

La zona más árida. En la imagen las aguas vienen hacia nosotros.

Telecabina del Parque Nacional a la Mesa de los Santos

Cruce del río desde la cabina del funicular


Vista desde la Mesa de los Santos con la carretera de San Gil a Bucaramanga haciendo grandes zigzags

El Chicamocha aguas abajo hacia su encuentro con el Suárez para hacer el Sogamusa

Aspecto del parque "recreativo" desde su punto más alto

Pero al Chicamocha solo fuimos a verlo. El río que teníamos debajo de Barichara, el pueblo donde estuvimos, era el Suárez y aunque no he conseguido saber a ciencia cierta si su nombre se lo debe al conquistador Gonzalo Suarez Rendón, fundador de Tunja, desde el primer momento me atrajo la belleza de su gran valle con la Sierra de los Cobardes al otro lado y le hice algunas fotos. Pongo solo tres, una para dar una visión general del valle:


Otra con el teleobjetivo para ver sus bravas aguas:


Y una tercera (by Teresa) hecha en un atardecer:


Bueno, y para hacernos una idea del punto desde están hechas estas tres fotos, otra del pueblo de Barichara  al borde mismo del barranco hacia el Suarez.


Entre el Chichamocha y el Suárez tenemos al tercer río de este post, el Fonce, que también va de Sur a Norte hasta que llega a San Gil, y gira entonces a Oeste para desembocar en el Suárez. Es decir, que las aguas que se ven desde Barichara ya llevan los dos ríos juntos. 

Yo creía que era un río más bien pequeño pero cuando me acerqué a verlo el día de Navidad me quedé bastante impresionado de la fuerza y cantidad de sus aguas. Aquí las dos fotos que hice desde uno de los puentes de San Gil:



Y mira por dónde que iban a ser en estas aguas en las que me bautizara como remero, aunque un poco más arriba y en una zona algo más tranquila. Vamos con las fotos. 

Aquí el momento en que montamos en el bote en la confluencia con otro río más pequeño. Todo muy tranquilo:


Los paisajes vistos desde el agua eran maravillosos pero mi cámara por el momento no es waterproof, así que nos tendremos que conformar con las que nos tomaban desde las orillas. 


Claro que no todo fue contemplación, como yo esperaba. Delante llevábamos otro bote que al entrar en uno de los rápidos... mirad lo que les pasó:





Los siguientes éramos nosotros y... de ahí la cara de preocupación que se me veía en la foto que he puesto arriba para abrir este post (!)


Allá vamos !!!!


Los del lado izquierdo se ríen mucho, je je je, no reman lo suficiente y la barca se cruza, ehhhhh


Y en el siguiente salto....


... hago como que me caigo al agua, ja ja ja. porque con el pie derecho seguía sujeto a la cinta de seguridad y pude reincorporame, eleeee, sin perder ni el remo. Eso sí, la barca se puso de cara a la corriente, se quedó parada y empezó a entrar tanta agua por la proa que pensé que aún iba a ser peor la solución que el remedio. 


Pero que nadie se preocupe que todo es medio broma para principiantes. El agua estaba muy buena de temperatura y en el remanso siguiente el guía nos tiró a todos al río. 

O sea, que en esto de andar por los ríos, ya nos hemos bautizado también. Y digo "nos" porque aunque Elena (en popa junto al guía) ya había andado por estos pagos, conmigo también probaron las aguas Rosalía (detrás mío) y Teresa (la segunda del lado izquierdo). Jueves, 2 enero 2014.





domingo, 12 de enero de 2014

138. SIERRA NEVADA DEL COCUY. BOYACÁ, COLOMBIA



Vuelvo a recordarme que este blog nació como una alternativa a la construcción de las ciudades mediante una decrépita arquitectura y como una reivindicación de las montañas en tanto que bellas y grandiosas arquitecturas que se nos ofrecen a cambio. Cierto que muchas veces ese amor a las montañas ha podido movernos a su conquista deportiva, pero no siempre son necesarias las gestas montañeras y la mayor parte de las veces me conformo con su estudio y contemplación. Así fue cuando estuvimos en Oregón y reseñé sus montes en un post que ha tenido hasta la fecha más de 750 entradas directas; y así va a ser ahora con este otro dedicado a la Sierra Nevada del Cocuy, en Boyacá, Colombia, que tan solo vi un par de veces y desde muy lejos: la primera, desde el avión que el 23 de diciembre pasado (2013) me llevaba de Bogotá a Bucaramanga, con la suerte de que pude sacar la cámara y hacerle una foto; y la segunda, desde la carretera de San Gil al cañón del Chicamocha, en un breve tramo de carretera que no dio para parar y sacar la cámara. 

Ya cuando estaba haciendo el programa del viaje a Colombia pregunté a mi yerno si nos podríamos acercar a la Sierra Nevada del Cocuy, pero en cuanto me habló de las difíciles carreteras y del número de horas que podríamos tardar, dejé aparcado el deseo. Luego, estando ya en Colombia, supe por las guías que el acceso a la zona había estado bastante problemático durante muchos años a causa de la guerrilla (a mí me encaja más el término internacional "terrorismo") que campó por la zona y que sólo recientemente había sido erradicada, por lo que la Sierra del Cocuy se había abierto no hace mucho al turismo dentro de la seguridad que pueda dar aún el Estado Colombiano.  


Sea como fuere, el caso es que al final he hecho el viaje con Google Earth e internet contemplando sus montañas y valles con las fotos que gentilmente han compartido los viajeros que han ido allí. Mención especial para Gabriella Bliss que ya en el 2011 se animó a recorrerla y lo contó como primer post de su blog de viajes (enlace aquí). Como no voy a competir en información y sensaciones con los que ya han estado allí, pondré sus fotos y en todo caso añadiré al final un comentario de mi cosecha en el que veo que nadie ha reparado.

En primer lugar y tras la foto desde el avión, para hacernos una idea general de sus puntos más significativos pongo en la foto de Google Earth los nombres de sus montañas. El pico más alto es el Ritacuba blanco que según unos y otros oscila entre los 5.330 m y los 5.400 metros.

No hay que asustarse por la imprecisión porque estamos en Colombia, donde los mapas cartográficos a escalas humanas parece que aún no han llegado (por lo menos a tiendas y librerías). Todo lo que he podido conseguir por la red son estos planitos que dan en el Parque Nacional y que gentilmente debemos a Gabriela Bliss y otros internautas:



A falta de mapas, en la plaza de Cocuy hay una gran maqueta de la Sierra, pero me da que han puesto más nevados de los que hay...:


Antes de entretenernos en contemplar sus picos más altos echamos otro vistazo a la sierra con Google Earth esta vez mirándola desde el norte para contemplar esa canal intermedia llamada Valle de los Cojines que está entre los picos occidentales (los más grandes) y algunos de los orientales muy característicos. 


Habiéndonos hecho ya una idea nos ponemos a ver algunas fotos del Ritacuba Blanco con su tremenda capa de nieve y las grandes grietas que dificultan el acceso a la cumbre. 




Desde el Ritacuba Blanco se ve cerca la gran pared del Ritacuba Negro:

Las nieves de la cima parecen como grandes trozos de merengue sobre las rocas:


Aunque para ver su gran pared lo mejor es contemplarlo desde el valle de los Cojines:


Del Valle de los Cojines hay bastantes fotos, unas en un sentido y otras en el otro. Selecciono un par de ellas suficientemente elocuentes.




Uno de los picos orientales más impresionantes es el llamado Castillo, sin duda alguna por las almenas que sugieren los estratos verticales de roca. Fijaros también qué aspecto tan extraño tienen sus glaciares suspendidos:


En frente del Castillo, en la crestería occidental y más o menos hacia el centro de la sierra están dos picos de nombres divertidos, el Cóncavo y el Concavito, que al parecen son los más accesibles de la sierra. Por si le sirve de consejo a alguien que se anime a subir por allí, os dejo esta entrada de un montañero muy sensato llamado Henry García:  A propósito de la seguridad y el turismo en el Concavo.


En el extremo sur se alza el blanco Pan de Azucar (5.120 m) y delante de él una de las formaciones rocosas más singulares y fotografiadas de la Sierra: el Púlpito del Diablo:


Por decirlo en otros términos, lo más parecido a una arquitectura humana. 

En todas las crónicas y comentarios sobre la Sierra de Cocuy se repite el mismo lamento sobre el retroceso de los glaciares y el calentamiento global, lo que no quita para que Colombia aspire a duplicar el millón de barriles de petróleo que produce ahora. Yo prefiero pasar de lamentos y comentar lo que me ha llamado más la atención en Colombia: la gran estabilidad de las temperaturas diarias y anuales. Algo que parece explicar la extrañeza que nos producen estas montañas. Como las temperaturas son muy estables y no hay inviernos ni veranos, la línea de innivación está prácticamente siempre en la misma cota (¡y muy cercana a las cumbres!) por lo que accidentes orográficos aparte, por encima de ella se acumula en cantidad y por debajo de la misma, desaparece totalmente. Eso es algo que lógicamente nadie de allí va a comentar pero que para los ojos de un europeo es verdaderamente fascinante.